Bienestar: ¿Por qué le cuesta tanto al profesional legal?

Los abogados sobrepasan a otros profesionales en muchos indicadores de disfuncionalidad./ Unsplash, Noah Silliman.
Los abogados sobrepasan a otros profesionales en muchos indicadores de disfuncionalidad./ Unsplash, Noah Silliman.
Los abogados que padecen la falta de bienestar son menos eficientes e implican mayores riesgos.
Fecha de publicación: 11/07/2022

Como parte del trabajo que realicé para El arquetipo del profesional legal, artículo publicado en mayo, he estado explorando en qué situación estamos con respecto del bienestar de las y los abogados. Los hallazgos son perturbadores: tenemos una profesión desbordada de ansiedad, depresión y abuso de alcohol y drogas. No estamos prosperando. De hecho, los abogados sobrepasan a otros profesionales en muchos indicadores de disfuncionalidad y, en general, destacan por su falta de bienestar.

¿Qué es el bienestar?

Comenzaré por explicar lo que no es el bienestar: no se trata simplemente de ser capaz de levantarse por la mañana y cumplir con nuestras tareas. Cuando nos limitamos a hacer simplemente esto no estamos prosperando y nuestro bienestar está comprometido.

El término bienestar es contextual y complejo, pues abarca varias dimensiones: física, emocional, social, intelectual, ocupacional y espiritual. Todas ellas deben estar en equilibrio. Si padecemos deficiencias en alguna de estas facetas, nuestro bienestar se ve comprometido.


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¿Qué importancia tiene?

El bienestar es muy importante. Lo es para los individuos, sus familias y las comunidades en las que viven. Pero el bienestar también impacta directa e inmediatamente sobre nuestro trabajo. En pocas palabras: las y los abogados que padecen la falta de bienestar son menos eficientes, menos efectivos e implican mayores riesgos. El bienestar de una firma legal está directamente relacionado con la salud de la firma y su habilidad para servir a sus clientes.

¿Por qué este tema es tan difícil para los abogados?

Hay una serie de factores que hacen que el bienestar sea un desafío tan grande para los abogados.

El ritmo de trabajo de la profesión genera una presión enorme, pues tiempo completo estamos presionados por las fechas límite y las largas jornadas de trabajo que ocasionan agotamiento y dejan muy poco tiempo disponible para compartir con familiares y amigos o para dedicarlo a los intereses personales.

La rapidez con que avanza la tecnología ha hecho que estemos permanentemente disponibles, a la vez que ha otorgado un carácter urgente a todo lo que hacemos. En un mercado altamente competitivo, sentimos la presión por ser incansables en nuestro trabajo.

La naturaleza de la profesión legal 

Es posible que la práctica legal en sí misma contribuya a la falta de bienestar. El trabajo suele ser solitario y eso propicia el aislamiento y la soledad, además de generar un sentimiento de desconexión con los demás. A los profesionales que ofrecemos servicios personales nos resulta difícil cuantificar nuestro trabajo, lo que puede generarnos inseguridades en torno a nuestro progreso y a la importancia de nuestro aporte.

Como proveedores de servicios, quizás sufrimos del síndrome del ayudante: asumimos los problemas de nuestros clientes como propios. Esto puede llegar a afectarnos a nivel subconsciente. La preocupación perenne de los abogados por el riesgo y la presencia continuada del conflicto en nuestras vidas profesionales pueden devenir en una especie de pesimismo aprendido.

Como litigantes, hemos sido entrenados para ser agresivos representando a nuestros clientes, pero sumisos y obedientes ante nuestros superiores. Sin embargo, nunca se nos alienta a abogar fervorosamente por nosotros mismos. La profesión legal también normaliza la fuerza y la confianza, mientras que ha tradicionalmente pregonado que la debilidad o la vulnerabilidad deben evitarse o esconderse. Esto hace que muchos profesionales internalicen esas características, en lugar de confrontarlas para lidiar con problemas de salud o adicciones.

En general, somos una profesión que necesita urgentemente de herramientas para combatir la falta de bienestar. Existen ciertos enfoques prácticos que podemos adoptar, así como algunos ajustes actitudinales que nos ayudarán a prosperar en nuestras vidas profesionales y personales.


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Un enfoque práctico del bienestar

Se ha escrito mucho sobre las cosas que podemos hacer para mejorar nuestro bienestar desde una perspectiva práctica. Hay muchas cosas que podemos hacer para impulsar nuestra prosperidad en cada una de las dimensiones del bienestar:

  • El bienestar físico incluye una correcta nutrición e hidratación, sueño adecuado, ejercicio físico, aire fresco, limitación y eliminación del consumo de alcohol y drogas, así como el disfrute de períodos cortos y largos de rejuvenecimiento.
  • El bienestar emocional requiere que estemos alerta ante posibles señales de depresión, ansiedad y síndrome de desgaste profesional o burnout, todos estos elementos muy frecuentes en nuestra profesión. Ante todo, esto significa pedir ayuda cuando lo necesitamos. Luchar en silencio y rechazar ayuda profesional cuando la requerimos no es una actitud heroica.
  • El bienestar social refleja la necesidad que todos tenemos de conectarnos con los demás. Es importante encontrar el tiempo para desarrollar y mantener nuestras amistades y otras redes de contención. No es posible lograr relaciones sólidas y sustentables sin una cuota de esfuerzo, pero es un esfuerzo que bien vale la pena. La falta de conectividad social conduce al aislamiento y a la soledad, flagelos comunes entre los profesionales legales.
  • El bienestar intelectual se promueve a través de intereses cerebrales que van más allá del estudio del Derecho. Es recomendable que desarrollemos intereses intelectuales y leamos sobre temas ajenos a nuestro recorrido profesional.
  • El bienestar ocupacional nos proporciona maneras de disfrutar nuestra labor profesional. El trabajo ocupa una parte muy grande de nuestras vidas por lo que es determinante para lograr el equilibrio entre vida personal y laboral. Cosas como reformular el trabajo, encontrar tiempo suficiente para ocuparnos de los proyectos y saber aprovechar los períodos de baja carga laboral son clave. También es crucial que aprendamos a manejar la conectividad. Nunca debemos olvidar que la tecnología está para hacernos la vida más fácil, no al contrario. Tomemos recesos digitales periódicos en línea con las expectativas de nuestros supervisores y clientes y aprendamos a controlar y manejar la tecnología para evitar que ella nos controle.
  • El bienestar espiritual se refiere al desarrollo de un sentido y propósito de vida y su coherencia con nuestros valores y comportamiento. Existen diversas formas de alcanzar el bienestar espiritual: al maravillarnos ante nuevas experiencias, estar en contacto con la naturaleza, conectarnos con nuestras redes de apoyo u otras comunidades espirituales, practicar mindfulness, etc.

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Enfoque práctico del bienestar

Además de las recomendaciones antes mencionadas, creo que cada uno de nosotros debemos adaptar una manera de pensar que promueva nuestro bienestar.

No podemos olvidarnos de nuestra autonomía. Comienzo con una propuesta muy simple: todos tenemos el control de nuestro propio bienestar. Muchos solemos culpar a las circunstancias o a los demás de nuestro propio fracaso, pero eso es un error. Cada minuto de cada día es una elección y nuestras elecciones revelan nuestras prioridades. Deberíamos volcar toda nuestra intención en asegurarnos que nuestras prioridades estén en sintonía con nuestras elecciones.

Más allá de esto, es mucho lo que podemos hacer para garantizar que nuestras acciones estén alineadas con nuestras metas y propósitos: realizando una evaluación periódica de nuestro inventario personal, asumiendo una actitud optimista, desarrollando formas de motivación intrínseca y controlando nuestra aversión al riesgo, que puede ser un obstáculo para el desarrollo de nuestro potencial y dificultar el disfrute de la vida.

Asimismo, necesitamos aprender a manejar y controlar los elementos estresores que nos afectan, en vez de internalizarlos. Desarrollar hábitos que nos conduzcan al bienestar ahora, en lugar de comprometer la felicidad actual a cambio de una satisfacción futura poco saludable, así como resistir el síndrome del impostor y otras formas de perfeccionismo o comparación que inevitablemente nos vuelven deficientes.

¡Cuidemos de nosotros mismos y estaremos bien!

*Toni Jaeger-Fine es socia principal de Jaeger-Fine Consulting, una firma que asesora a otras firmas legales en temas relacionados con arquetipos profesionales, desarrollo y retención del talento, bienestar y más. Puede ser contactada a través de [email protected].

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