Disrupción legal y educación superior

La disrupción legal es un movimiento que se vale de diferentes herramientas para modificar la forma en la que hasta ahora han desempeñando los profesionales del sector legal / FreePic
La disrupción legal es un movimiento que se vale de diferentes herramientas para modificar la forma en la que hasta ahora han desempeñando los profesionales del sector legal / FreePic
¿Los programas educativos que están formando a los futuros abogados se están adaptando a las nuevas tendencias?
Fecha de publicación: 07/05/2021
Etiquetas: Gestión LexLatin

La disrupción legal ha tomado gran relevancia al agrupar componentes novedosos, como el legaltech y las diferentes tendencias como el Legal Operations, Legal Project Management, Legal Design, entre muchas otras, que han modificado la forma en que se proveen servicios legales, así como la manera con la que se prepara a los abogados en las instituciones de nivel superior.

Estos avances han sido notorios en países como Estados Unidos, Reino Unido y España, por mencionar algunos ejemplos.

Sin embargo, Latinoamérica no ha visto mucha evolución en sus programas educativos. Richard Susskind, una de las principales mentes promotoras de la innovación en el sector legal, hace un planteamiento crítico a la formación que reciben los estudiantes de la carrera de Derecho en Reino Unido.


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Si aplicáramos la apreciación de Susskind a las universidades latinoamericanas, pocas escaparían de ser tachadas de arcaicas al tener una visión de futuro que no corresponde con las necesidades de hoy.

¿Qué significa disrupción legal?

La disrupción legal es un movimiento que se vale de diferentes herramientas para modificar la forma en la que hasta ahora se han desempeñando los profesionales del sector legal.

En una clasificación que pudiera considerarse simplista pero que funciona para fines de este artículo, estableceremos qué representa una brecha entre abogados tradicionales y abogados digitales: los primeros se dedican de forma exclusiva a materias clásicas, mientras que los segundos incluyen dentro de su portafolio de servicios temas de derecho digital y legaltech

Dentro del terreno de las definiciones es importante explicar que el término legaltech  se refiere al uso de tecnologías para agilizar tareas jurídicas, mientras que el derecho digital incluye toda regulación en el uso de estas y otras tecnologías emergentes.

La importancia de entender lo que es legaltech radica en que estos desarrollos, bien implementados, representan una eficiencia interna y la disminución en la carga de tareas operativas de firmas legales, notarías, tribunales y departamentos legales in-house que pueden automatizar procesos que permiten liberar horas-abogado para ser usadas de forma más provechosa.


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Este tiempo podría aplicarse al trabajo intelectual, como construir demandas, plantear contestaciones, proyectar estrategias legales y redactar contratos complejos, por mencionar algunas. 

Con respecto al concepto de innovación legal, este surge con el cambio en los modelos de negocio de la industria. Los servicios prestados por profesionales de este sector comienzan a distribuirse en forma distinta.

Sumemos a este fenómeno el surgimiento de startups que brindan servicios legales utilizando medios digitales, sin dejar a un lado a las famosas ALSPs (Alternative Legal Service Providers), que facilitan al cliente final la adquisición del trabajo requerido sin necesidad de acudir a una oficina a firmar un documento de forma autógrafa, a un precio muy por debajo de las tarifas de un despacho tradicional.

Adaptación del sistema educativo de nivel superior a la disrupción legal

¿Los programas de educación que están formando a los futuros abogados se están adaptando a las nuevas tendencias? 

Si respondemos que no, es muy probable que estemos en lo cierto para la mayoría de las instituciones educativas en Latinoamérica. Consideremos los siguientes factores:
 

  • Nos encontramos en la transición de dos eras: la que brinda los servicios de forma tradicional y la que, poco a poco, ha propuesto e implementado nuevas formas de servicios legales, como la resolución de disputas en línea (Online Dispute Resolution), la gestión del riesgo (Legal Risk Management) y la automatización de contratos.

  • Hay materias básicas que no pueden quedarse fuera de los planes de estudios de las facultades de Derecho, pero también hay nuevas materias que, aún siendo ramas distintas a las del Derecho, debieran ser consideradas en la formación de juristas. El juego de la innovación legal se llama multidisciplinariedad. Ya hoy somos testigos de muchos cambios en la forma de ejercer el Derecho.

En pocos años seremos testigos de la introducción de tecnologías que cambiarán la vida cotidiana de la sociedad. A continuación, menciono algunas de las áreas que considero son indispensables incluir en los programas educativos de formación superior para que los abogados puedan enfrentarse cabalmente a estos cambios.
 

  • Inteligencia Artificial. El maestro Díaz Limón, en su obra Abogado Digital, expone lo siguiente: “… resulta inconcuso que no es posible atribuir responsabilidad de índole criminal o civil a una máquina, independientemente de la categoría de Inteligencia Artificial que posea”. En algún momento la inteligencia artificial deberá ser regulada para delimitar las consecuencias de su uso y atribuir responsabilidad a quienes la desarrollen (incluso pensar en la posibilidad de que la misma IA pueda ser sujeto de derecho).

  • Programación. Esta es la disciplina que estudia los algoritmos con los que un software puede realizar ciertas tareas. Tener por lo menos nociones básicas de esta materia es importante en el terreno de la propiedad intelectual o en el desarrollo de herramientas legaltech.

  • Robótica. En algunos foros se ha discutido la posibilidad de que en el futuro los robots sustituyan a los abogados. Es muy pronto para saberlo, pero es importante seguir con la discusión al estudiar los aspectos técnicos y las implicaciones sociales del tema.

  • Ciberseguridad. Con la introducción de los datos personales en internet se ha hecho imprescindible contar con una estrategia sólida de ciberseguridad para evitar desde posibles robos de identidad hasta ataques Dos y DDos que pudieran implicar a las empresas en delitos de privacidad y, al mismo tiempo, incurrir en multas millonarias.

  • Evidencias digitales. Muchos de los documentos que constituyen la base de la acción de un juicio son digitales: mensajes de datos que al abrirse en un ordenador se traducen en un contrato, un pagaré, una factura electrónica, etcétera. Es necesario conocer su naturaleza y sus efectos para poder ofrecerlos en el juicio de manera adecuada.

  • Gestión de proyectos. Es una práctica que se utiliza en diversas industrias para realizar un proyecto con base en las metodologías ágiles. Es muy utilizada en algunos países como Reino Unido y Estados Unidos. En el sector legal se da origen a lo que se conoce como Legal Project Management en donde los casos legales son tratados como proyectos.

La adquisición de nuevas habilidades y conocimientos que vayan más allá del derecho por parte de los estudiantes y los abogados en el ejercicio de su profesión no es un tema nuevo, pero ha ido evolucionando conforme a las exigencias del mercado y de los clientes que buscan un servicio legal que incorpore el conocimiento de otras disciplinas.

El licenciado Sotomayor Garza dedica unas palabras al respecto al decir que “… para ser reconocido como jurista deberá extender sus estudios y por ende sus conocimientos a disciplinas del saber humano como la Filosofía, la Historia, la Ética, la Medicina, la Contabilidad, en fin: un gran número de áreas que tienen conexión con las relaciones humanas".

La postura de los futuros abogados frente a los nuevos retos

Los jóvenes deben tener en cuenta que la transformación en la industria legal se encuentra en sus manos. Ellos viven de primera mano los cambios de la situación actual.

Tendrán la oportunidad de decidir si trabajar en una firma de abogados que mantiene un modelo de negocios tradicional, una firma que transforma su modelo innovando e incorporando nuevos desarrollos tecnológicos, una empresa que preste servicios legales de forma alternativa bajo algún nuevo tipo de relación profesional que está surgiendo en la actualidad bajo ese modelo de negocio o incluso en su propia startup.

Estos nuevos profesionales deben ser flexibles ante los cambios bruscos, adaptarse rápidamente y buscar actualizarse constantemente en las materias de su praxis, —reformas, jurisprudencia y doctrina—, aunado a materias complementarias y a los conocimientos que se requieren para utilizar la tecnología a su favor.


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Los abogados deberán ser profesionales multidisciplinarios para poder adaptarse a todos los cambios generacionales y revitalizar la profesión. Para quienes ya estamos en el ejercicio de la carrera es importante buscar formación en torno a las nuevas tecnologías, habilidades y conocimientos que el mercado exige para ofrecer una mejora en los servicios jurídicos.

Y no olvidemos poner atención a quienes se han convertido en el eje de esta transformación: los clientes, usuarios de servicios legales que tienen un papel fundamental al ser ellos quienes decidan a quién contratar y buscan la experticia del profesional, que conozca y entienda el negocio de su cliente y que preste un servicio que le genere un valor agregado a un costo eficiente. 

*Axl Balderas es miembro colaborador de ALIL (Alianza Latinoamericana para la Innovación Legal), licenciado en Derecho con un diplomado en Derecho Digital por la Universidad Ius Semper y una certificación en Legal Disruption. ([email protected])


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