Los conceptos de sostenibilidad y responsabilidad social, como un pilar fundamental en las discusiones sobre el futuro de la humanidad, cada vez son más adoptados por las organizaciones, atendiéndose incluso de manera estructural y operativa. El crecimiento demográfico en todo el mundo, la urgencia de combatir el cambio climático y concentrar esfuerzos en reducir las desigualdades sociales, principalmente a través de políticas públicas, han alimentado el viraje hacia esa dirección y en Latinoamérica, Brasil es uno de los líderes de esta transformación.
Estos temas también son importantes para las empresas de larga trayectoria, pues se han visto obligadas a revaluar la forma en la que llevan a cabo sus negocios. Es en este contexto que los criterios ESG, acrónimo en inglés que abarca los pilares ambiental, social y de gobernanza, forman la base de enfoques diseñados para catalizar las transformaciones necesarias.
De acuerdo con un reciente informe de Ernst & Young (EY), prácticamente todos los inversores (99 %) consideran la información ESG como un criterio decisivo en sus decisiones de inversión. Según el informe, el 78 % de los inversores cree que las empresas deberían realizar inversiones que incorporen preocupaciones medioambientales, sociales y de gobernanza. ¿Cuál es la participación de los despachos de abogados en el tema? LexLatin realizó una serie de entrevistas al respecto.
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Cambios empresariales emblemáticos
Natura, por ejemplo, compañía de cosméticos y perfumes, tiene como objetivo eliminar completamente sus emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030. Además, busca desempeñar un papel activo en la conservación de la Amazonía, contribuyendo a la preservación de más de dos millones de hectáreas de bosque.
En el mismo sector, Boticário se destaca por sus iniciativas de reciclaje y sostenibilidad. Por más de 40 años la empresa ha implementado programas internos de reutilización de recursos y priorizado la eficiencia energética. Además, se ha marcado el objetivo de resolver el equivalente al 150 % de los residuos generados por sus proveedores y clientes.
El plan de sostenibilidad de Unilever, iniciado en 2010, pretende expandir estos principios no solo internamente, sino también entre proveedores y clientes. Recientemente anunció su intención de modificar la formulación de algunos de sus helados para reducir las emisiones de gases.
Nestlé también se ha marcado objetivos a futuro, como obtener el 30 % de sus principales materias primas mediante prácticas regenerativas, como reciclar todo el plástico colocado en el mercado brasileño y preservar 300.000 hectáreas de bosque en la Amazonía.
Banco do Brasil desarrolló una metodología propia de evaluación crediticia que favorece a las empresas comprometidas con la preservación del medioambiente.
Coca-Cola en Brasil incluyó el propósito de recolectar y reciclar el 100 % de los envases que pone en el mercado hasta 2030 y devolver a la naturaleza el 100 % del agua utilizada en sus procesos productivos.
Y estos son solo algunos ejemplos que se están adoptando en la cadena productiva del país.
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Asunto prioritario
Una encuesta realizada por Aberje, la Asociación Brasileña de Comunicación Empresarial, reveló que el 95 % de las empresas nacionales ya incorporan ESG como prioridad en sus estrategias. Además, un estudio del IBM Institute for Business Value (IBV) encontró que el 48 % de los directores ejecutivos del país consideran a los criterios ESG como su máxima prioridad.
Incluso, el mercado financiero se ha subido a ese tren: dos sociedades de inversión decidieron unir fuerzas para financiar soluciones destinadas a luchar contra el cambio climático. Fábio Alperowitch, presidente de FAMA Investimentos, y João Paulo Pacifico, líder del Grupo Gaia, anunciaron en 2023 el lanzamiento del Movimento Clima 2030, cuya misión principal es establecer una conexión entre inversores y proyectos de impacto que muchas veces no encuentran apoyo en el mercado financiero tradicional.
"El segmento de negocios verdes tiene un enorme potencial de expansión en Brasil. Atendemos a empresas que asesoran en la generación y certificación de créditos de carbono, así como a propietarios de tierras y empresas de agronegocios", evalúa Rogerio Gaspari Coelho, socio del área tributaria de Lino Dias Coelho Advogados.
Para el abogado, las principales demandas giran, en primer lugar, en torno a la propiedad de la tierra y a la validez y corrección de los títulos, factores que obstaculizan muchos proyectos desde el principio.
"La economía y el medioambiente son temas coexistentes. Este es el significado de la expresión de 'desarrollo sostenible', que permite el mantenimiento de las bases del mercado vinculadas a la preservación del medioambiente. Las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de los recursos naturales, la quema de combustibles fósiles, la deforestación ilegal, el consumo descontrolado, el crecimiento demográfico, entre otras cosas, han puesto en jaque al planeta Tierra", dice Thais Leonel, socia del área medioambiental de SFCB Advogados.
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Justicia ambiental
La noción de 'justicia ambiental' resalta que ciertos grupos más vulnerables de la sociedad enfrentan desigualdades respecto de los riesgos sociales y ambientales.
A escala global, la justicia ambiental también se ocupa de abordar las discrepancias en las relaciones ecológicas entre los países desarrollados y las naciones en desarrollo. Estas discrepancias tienen raíces históricas, producto de siglos de colonialismo y globalización.
En este contexto, una política ESG bien formulada tiene un impacto directo en la reputación de una empresa, lo que, a su vez, afecta sus resultados financieros. El desempeño en términos de criterios ESG puede ser decisivo en la evaluación de mercado de las acciones de empresas que cotizan en bolsa y también puede influir en las decisiones de los accionistas.
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La implementación efectiva de regulaciones y acuerdos legales diseñados para asegurar la adopción de prácticas ESG por parte de empresas de todos los tamaños y sectores depende de la participación de profesionales con formación jurídica.
"Estos profesionales podrán trabajar en el desarrollo de proyectos de créditos de carbono robustos y auditables para empresas que busquen neutralizar sus emisiones. También podrán laborar en empresas que brinden consultoría en materia ESG o, incluso, en la realización de proyectos de regularización en áreas con potencial para generar créditos de carbono”, evalúa Deisy Granado, coordinadora de operaciones de agronegocios de Luchesi Advogados.
Aún quedan muchos desafíos por superar para avanzar en la agenda ambiental del país. Será necesaria una combinación de fuerzas de los sectores público y privado, lo que muestra un amplio mercado para los profesionales del derecho.
"La nueva economía verde ha creado demandas legales tan innovadoras y desafiantes como las del nuevo mercado que se está desarrollando. Hay quienes dicen que estamos ante una nueva revolución industrial, la necesidad de repensar los procesos, los medios productivos e, incluso, la cultura", evalúa Tatiana Cymbalista, socia de Manesco Advogados.
Agrega que como los cambios que deben ocurrir no son pocos, el departamento jurídico está constantemente llamado a brindar estabilidad y seguridad para permitir soluciones inmediatas que cuestan mucho y solo se amortizarán a largo plazo.
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Estrategias de negocio
No es coincidencia que las empresas que incorporan prácticas relacionadas con el medioambiente, las cuestiones sociales y la gobernanza hayan demostrado un desempeño financiero superior en comparación con sus competidores, incluso en períodos de tiempo relativamente cortos. Según un estudio realizado por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas en Brasil en colaboración con Stilingue, 78,4 % de las organizaciones participantes ya han incorporado ESG como parte integral de sus estrategias de negocio.
Por el contrario, 8,9 % de las empresas enfrentaron pérdidas comerciales o de clientes debido a la ausencia de estas prácticas ESG. Esto pone de relieve la creciente conciencia de los consumidores, que prefieren apoyar a las empresas comprometidas con las cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza, lo que convierte a ESG en una fuerza cada vez más influyente en los negocios modernos.
KPMG realizó un estudio global titulado Grandes Cambios, Pequeños Pasos – Informes de Sostenibilidad, que presentó datos relevantes sobre las prácticas de las empresas en Brasil, América Latina y el mundo. Según la encuesta, el 86 % de las 100 principales compañías brasileñas analizadas incluyó información relacionada con ESG en sus informes de sostenibilidad. Nueve de cada 10 se han fijado objetivos específicos de descarbonización. Comparativamente, en América Latina en su conjunto, 72 % de los países informaron tener objetivos similares.
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En ediciones anteriores de la encuesta, 85% de las 100 mayores empresas brasileñas ya había elaborado informes de sostenibilidad. La investigación tuvo un alcance relevante, ya que examinó informes de sostenibilidad y divulgaciones públicas de 5.800 empresas en 58 países. Entre estas empresas, 1.000 eran latinoamericanas, abarcando países como Argentina, Colombia, Chile, Costa Rica, México, Panamá, Perú, Uruguay, Venezuela y, por supuesto, Brasil.
Además, consideró las 100 empresas con mayores ingresos en cada uno de los 58 países incluidos, así como las 250 empresas más grandes en términos de ingresos a nivel mundial, según el ranking Fortune 500 de 2021.
Otro dato relevante es que 65 de las 100 mayores empresas brasileñas incluyeron evaluaciones de riesgo relacionadas con el cambio climático en sus informes de 2022. Esta cifra representa un salto significativo de 19 % en comparación con los resultados de 2020, cuando 46 % de las empresas reportó este tipo de información.
El estudio también enfatizó en que 58% de las empresas más grandes encuestadas expresó conciencia sobre los riesgos asociados con la pérdida de biodiversidad. En este aspecto, Brasil lideró el ranking, seguido de Perú, Reino Unido, Tailandia, Sudáfrica y Japón, solo 45% de las empresas norteamericanas reportaron esta concientización, mientras que en Europa este número cayó al 39 %.
La encuesta está relacionada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU. En Brasil, 76 % de las empresas demostró comunicación al mercado sobre los avances en relación con los ODS. Le siguen Perú y México, ambos con un 70 %, y Chile con un 67 %. Aunque la mayoría de los países ha reportado impactos positivos en relación con los Objetivos de la ONU, en América Latina 64 % resalta estos aspectos positivos, mientras que 17 % reporta impactos tanto positivos como negativos.
El movimiento ESG representa una tendencia global hacia un modelo de negocio más sostenible y responsable. Al incorporar aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo, las empresas juegan un papel fundamental en la promoción de un mundo mejor, en el que la preservación ambiental, la justicia social y la integridad empresarial sean prioridades.
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