La globalización y los efectos de la pandemia producto del COVID-19 han colocado sobre la palestra distintos retos para el mundo empresarial que se avizoraban desde inicios del siglo XXI. Estamos frente a una sociedad cada vez más preocupada por el impacto que produce el desarrollo de la economía y que exige al sector corporativo un crecimiento económico sostenible. Es decir, uno que permita generar beneficios tanto para las empresas como para su entorno, cubriendo así las necesidades de generaciones presentes sin menoscabar los intereses de las futuras.
El impulso surgió con la creación del Pacto Global de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como la más grande iniciativa de sostenibilidad corporativa, con la que se compromete de forma activa al sector empresarial global en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
De manera que la maximización del retorno económico sin atender a sus consecuencias deja de estar ubicado en el centro del propósito de las empresas. Se comparte el foco con una manera de hacer negocios que contribuya a un impacto positivo en la sociedad. Así mismo, su desarrollo también responde a la presión ejercida por consumidores, usuarios e inversionistas más conscientes y comprometidos a orientar sus decisiones de compra y/o inversión en función de: i) la forma de hacer negocios de las marcas que consumen;
ii) cómo estas contribuyen a un crecimiento económico sostenible;
iii) cuáles son sus valores y su reputación;
iv) y, en general, el accountability en la toma de decisiones.
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Sector legal: ¿Cómo impactan estas tendencias globales?
Para responder esta pregunta hay que tener en cuenta que el crecimiento económico sostenible y su exigencia por parte de la sociedad ha tenido un mayor arraigo y vigencia en corporaciones que comercian productos o servicios directamente al público y/o que cotizan en Bolsa. Por su parte, las firmas jurídicas aún no han sido objeto por parte de sus clientes del mismo nivel de exigencia. Algunas de las razones podrían ser porque su exposición al público es menor o porque aún no ha sucedido alguna crisis reputacional que las haya empujado a ello.
No obstante, el crecimiento económico sostenible es tendencia en la forma de hacer negocios en la actualidad y los escritorios no son ajenos a esta situación. Si las grandes corporaciones del mundo están moviéndose en esa dirección, es cuestión de tiempo para que ello sea la regla; haciendo que la adaptación sea fundamental para garantizar la trascendencia y el sentido de oportunidad en la toma de esta decisión, la diferencia para posicionarse estratégicamente entre pares o no hacerlo.
En este sentido, AraqueReyna es pionera en el sector jurídico venezolano por haber dado un paso al frente en la implementación de la sostenibilidad en su estrategia de negocios. A partir de la creación del proyecto “InstitucionalizAR”, la firma ha decidido ocuparse del impacto que tiene en la sociedad y orientar su toma de decisiones a oportunidades de creación de valor para sí misma y para sus stakeholders.
En este camino, que inició en 2021, el escritorio ha creado un plan de acción adaptado a sus prioridades tomando en cuenta su tamaño e impacto y, por supuesto, ajustándose a un presupuesto definido que prioriza los recursos de la firma, derribando el mito de que se requieren grandes inversiones para ello. Para llevar a cabo la visión, se congregó voluntad y un entendimiento de lo estratégico de la materia para posicionarse y diferenciarse de los pares. En otras palabras, lejos de ser filantropía fue una decisión de negocios.
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Lecciones de primera mano
Entre las iniciativas tomadas por AraqueReyna se encuentran: a) refrescar el marco filosófico para adaptar la misión, visión y valores a la sostenibilidad; b) el diseño e implementación de un código de conducta, que está a disposición del público en su página web; c) la elaboración de una estrategia para optimizar sus comunicaciones internas y externas, procurando informar sobre su compromiso con estos temas; d) la inversión diversificada en estrategias para la reducción del uso de plástico; e) la elaboración de un estudio de clima organizacional de la mano de Great Place to Work, siendo la primera firma de abogados de Venezuela en certificarse, y f) la creación de un plan estratégico para optimizar el clima de la organización; entre otras iniciativas que representan apenas el inicio del camino de la firma hacia la creación de valor compartido.
AraqueReyna ha entendido que para los despachos jurídicos las principales razones por las que resulta beneficioso integrar la creación de valor compartido y la sostenibilidad a su forma de hacer negocios son porque:
- Demuestra a sus clientes que comparten los mismos valores. Considerando que, dadas las tendencias actuales, para algunos clientes la adaptación a prácticas de sostenibilidad puede volverse una exigencia en sus políticas de contratación de proveedores.
- Hace visible que confía en los temas que asesora a sus clientes, considerando que la sostenibilidad ha cobrado gran vigencia en materia de compliance.
- Fortalece la marca empleadora al generar identidad de los colaboradores con su cultura organizacional y fomentar el sentido de pertenencia, orgullo y compromiso, lo que resulta muy valioso, considerando que de acuerdo con la encuesta de Gallup Q12 la productividad puede aumentar hasta un 21 % cuando existe compromiso laboral.
- Puede constituir una ventaja competitiva, al crear un factor diferenciador por ser pocas las firmas jurídicas que están avanzadas en el tema (sobre todo escritorios internacionales, americanos y europeos).
- Permite conectarse con causas sociales que les interesan y generar un cambio en su entorno, maximizando el mercado que puede acceder a sus servicios.
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El desafío de sostener a la sostenibilidad
Uno de los grandes desafíos en la implementación de la sostenibilidad en la estrategia de negocios es garantizar su permanencia en el tiempo y su aplicación en la práctica, más allá de políticas y procesos en el papel.
Frente a este reto, el tone at the top -empleado para describir el clima de ética- y la formación de los colaboradores juegan un rol determinante. El liderazgo es influencia, ejercerlo correctamente permite a los directivos transmitir eficazmente a los distintos niveles de la institución la trascendencia del tema y la formación del equipo conlleva a su sensibilización y genera un sentido de responsabilidad en la consecución de los objetivos. De este modo, la clave para hacer sostenible la sostenibilidad es el liderazgo de los directivos y la formación de los colaboradores.
En el caso de AraqueReyna, el principal desafío ha sido la comunicación, poder transmitir de manera eficaz la centralidad de la sostenibilidad y por qué cada día tiene una mayor vigencia; y lograr que todos los niveles de la institución estén alineados con su valor estratégico. Frente a esto, la firma está trabajando en fortalecer sus estrategias comunicacionales y de formación para garantizar la trascendencia en el tiempo.
Por todo lo expresado anteriormente, AraqueReyna ha decidido emprender este camino hacia la creación de valor compartido, formalizando muchas prácticas que son parte de su esencia para darles un enfoque más estratégico, asumiendo la responsabilidad que tiene frente a su entorno, y con una vocación de trascendencia que responde a las exigencias de los mercados del siglo XXI, que puede resumirse con las palabras de María Cura Blasi:
“La crisis de valores está obligando a las compañías a mirarse internamente, redefinirse y apelar a aquellos principios que van más allá de la retribución o del mero resultado coste beneficio. La concentración empresarial y las dificultades de mercado ejercen una selección natural en el tejido empresarial y en este contexto son muchas las compañías que empiezan a comprender que no van a sobrevivir si no son capaces de ir más allá”.
* Estefanía Lizardo es asociada de AraqueReyna. Es especialista en mercados de valores y negocios internacionales y apoya a clientes en aspectos societarios y corporativos.
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