El gobierno en el exilio de Myanmar, país del sudeste asiático, conocido también con el nombre de Birmania, ha echado mano de las tecnologías para mantener vivas las esperanzas de restablecer la democracia y, con el objetivo de sostener sus actividades, ha lanzado un banco en la web, cuyos fondos están respaldados en criptomonedas, una alternativa que le ayuda a movilizar sus finanzas y, a la vez, recibir donaciones que no pueden ser rastreadas.
Este sofisticado mecanismo tecnológico, puesto en marcha en julio pasado por el Gobierno de la Unidad Nacional (NUG, por sus siglas en inglés), busca sortear obstáculos legales para el acceso de fondos que permitan mantener a todo un tren Ejecutivo en la clandestinidad y apoyar financieramente las actividades de los grupos rebeldes que luchan para derrocar a la junta militar que se hizo con el poder en febrero de 2021.
Bautizado como Spring Development Bank (SDB, o Banco de Desarrollo de Primavera), la entidad está basada en Polygon, una plataforma multinivel que aumenta su escalabilidad gracias a una gran cantidad de cadenas laterales o sidechain, lo que le otorga potencialidad para ofrecer servicios propios de una institución financiera criptográfica.
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Sofisticada tecnología
Disponible en Google Play y AppStore, el SDB es una estrategia de reingeniería financiara aplicada por la oposición de la antigua Birmania para procurarse fondos, entre estos se incluye la recepción de donaciones internacionales de simpatizantes, la venta de bonos, licitaciones de derechos de explotación de minas en el país (para cuando sea liberado) y hasta sirve como escenario de subastas de joyas ofrecidas por connacionales radicados en cualquier parte del mundo.
Conceptualizado no solo para captar fondos, el banco virtual tiene como principales clientes a los birmanos, tanto a los 55 millones que siguen en el país como a los más de dos millones que se han visto forzados a migrar por la compleja situación política interna, atizada por una depauperada economía, fuertemente afectada por la guerra civil desencadenada desde 2021 y las sanciones impuestas por varias naciones.
Es de mencionar que Birmania es una de las economías más pobres de su región, su producto interno bruto per cápita descendió a 1.103 dólares en 2022, 8,9 % (USD 108) menor a los 1.211 dólares registrados en 2021 y 27,4 % por debajo de los 1.521 dólares de 2020, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional.
Pese a ello, Myanmar posee una población que mayoritariamente domina la tecnología VPN para eludir los controles del gobierno de facto y que, gracias una cobertura 5G que es la envidia de naciones más prósperas, puede hacer uso de sofisticados mecanismos financieros que ayudan a paliar las penurias económicas de la población.
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Un banco de armas tomar
El NUG describe al banco como una “institución fundamentalmente revolucionaria” que, a través de un sistema financiero alternativo basado en la confianza, permite al Ejecutivo en el exilio esquivar las sanciones impuesta a la junta militar de Myanmar y garantizar a los usuarios dentro del país la protección de sus recursos personales.
Según los voceros del gobierno birmano en el exilio, el banco cumplirá con los Acuerdos de Basilea y las regulaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI).
El SDB irá por partes. En una primera fase prevé aceptar depósitos en cuatro monedas fiduciarias diferentes y emitir sus propias stablecoins con base en el propio kyat de Myanmar, dólar de Singapur, el bath de Tailandia y el dólar estadounidense. Además del cambio de divisas a través de una plataforma basada en UniSwap V3, prevé ofrecer servicios de transferencias de cuentas, remesas entre países, ahorros en oro digital y retiro de efectivo.
Ello redundará en un importante ahorro para los birmanos dentro y fuera del país, en virtud de que las remesas se han convertido en un importante medio de subsistencia para los residentes, que pierden hasta el 30 % de lo enviado por la comisión cobrada por los cambistas clandestinos. Al utilizar SDB, la comisión es de 2 % en el swap de divisas, definitivamente una tasa más atractiva.
En una segunda etapa, el banco prevé incluir otras cuatro monedas: el euro, la libra esterlina, el yen japonés y el won surcoreano. Adicionalmente, se plantea ofrecer servicios de pagos a comercios, ofrecerá tarjetas de débito virtuales y mejorará el servicio de cuentas correspondientes.
La última etapa prevé que ya sea posible el desembolso de recursos a ministerios y dependencias públicas y espera contar con una cartera de inversiones futuras, una vez recuperada la institucionalidad democrática en la nación, así como proporcionar servicios a terceros, entre ellos empresas de seguros.
De acuerdo con la planificación de la NUG, el banco espera cerrar el año con unos 100.000 clientes y la meta es finalizar el primer año con una cartera de 500.000.
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Stablecoin oficial, aunque no legal
Desde 2021, cuando los militares derrocaron al gobierno de la primera ministra y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, el Banco Central de Myanmar declaró ilegales las criptomonedas y prohibió su uso, por lo que algo tan simple como descubrir una app en el teléfono móvil puede ser causal de detención, el pago de multas y envío a la cárcel por conducta antirrevolucionaria.
Sin embargo, en diciembre de ese mismo año, el NUG determinó que el tether (USDT) sería su moneda oficial, una stablecoin vinculada al dólar estadounidense que ofrece viabilidad al intercambio y otras transacciones sin mayores dificultades.
“Hemos establecido esta criptomoneda como moneda de uso doméstico para facilitar y acelerar el comercio, los servicios y los sistemas de pago actuales”, señaló en su momento Tin Tun Naing, gobernador del Banco Central en el exilio y ministro de Finanzas e Industria del NUG.
La experiencia adquirida permitió a las autoridades en el exilio lanzar, a mediados de 2022, el Digital Myanmar Kyat, o DMMK, una criptomoneda vinculada 1 a 1 al kyat real, la moneda oficial birmana. Basada en tecnología blockchain, la moneda es manejada a través de una billetera móvil, NUGPay, que facilita transacciones con otras criptomonedas.
Cabe destacar que, ante las restricciones económicas producto de las sanciones de Occidente, la junta militar de Myanmar también ha dirigido su mirada hacia el dinero digital, al punto de haber informado que analizaba lanzar su propia moneda digital, para ello estaba estudiando diferentes modelos, entre los que se encuentra el petro, la moneda que el gobierno venezolano ha intentado fallidamente poner en circulación en parte por el descrédito internacional del país, que en 2017 declaró el default para pagar su deuda externa.
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Bonos, subastas y algo más
A principios de 2023, Tin Tun Naing informó que el gobierno provisional había recaudado más de 100 millones de dólares para su funcionamiento y para apoyar a los grupos rebeldes dentro del país. Cerca de 45 % de esos recursos proviene de bonos que no devengan intereses y cuyo capital será devuelto solo si la junta militar cae y se restaura la democracia.
Se trata de los bonos especiales del Tesoro de Spring Revolution, instrumentos que son vendidos en el mercado internacional y comprados en su mayoría por la diáspora de Myanmar como apoyo al restablecimiento de la democracia y por simpatizantes de la causa birmana.
El NUG también ha informado que recaudó más de 1,4 millones de dólares en impuestos en los 38 municipios de los 330 que tiene el país, y que son dominados por grupos de la oposición que hacen resistencia al gobierno militar.
Por otra parte, el gobierno opositor mantiene negociaciones con sus pares de otros países, especialmente de Estados Unidos –que los reconoce como gobierno legítimo- para lograr el desbloqueo de unos 1.000 millones de dólares que la Reserva Federal congeló días después del golpe militar; fondos que servirían para apuntalar la moneda y el banco digital.
Otra manera de procurarse recursos ha sido subastando bienes raíces propiedad de los militares o que estos han confiscado en Myanmar y que serán entregados una vez que caiga el gobierno militar, como también serán entregadas las concesiones mineras y otras explotaciones comerciales que han sido vendidas a futuro por el gobierno en el exilio.
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