¿A los actores de doblaje se les reconocen derechos de propiedad intelectual?

En Venezuela y Brasil hay una discusión de larga data sobre la necesidad de que los actores cobren por sus derechos conexos / John Hult - Unsplash
En Venezuela y Brasil hay una discusión de larga data sobre la necesidad de que los actores cobren por sus derechos conexos / John Hult - Unsplash
Aunque los actores tradicionales tienen una serie de derechos sobre su imagen (que incluye la voz), muchos actores de doblaje latinoamericanos se ven obligados a firmar contratos que excluyen sus derechos conexos.
Fecha de publicación: 13/12/2023

A mediados de noviembre, SAG-AFTRA informó que levantaba la huelga que paralizó a Hollywood por meses, tanto desde la trinchera de los guionistas como desde la de los actores “tradicionales”. A lo largo de esos meses, la mayoría de las discusiones y preocupaciones se centraron en el hecho de que la paralización de los actores ponía en riesgo todos los proyectos en pre, pro y postproducción del cine y la televisión estadounidenses, una clara lectura sobre los conflictos del derecho de la propiedad intelectual más recientes.

Entre las reivindicaciones que reclamaron (y obtuvieron) los intérpretes (tradicionales, de fondo, dobles y dobles fotográficos) se incluyó un aumento salarial inmediato (más otros dos en 2024 y 2025); bonos por transmisión, aparte de las regalías, en las que se incluye “un pago por éxito” si trabajan en proyectos de streaming con altos números de visualizaciones; la obligatoriedad de la divulgación de estadísticas de audiencia en el caso de producciones de streaming; bonos por reubicación para los actores de series que tengan que reubicarse mientras graban y limitar el uso de la inteligencia artificial en la industria, con lo que quedó descartado el usar infinitamente la imagen de los actores en réplicas digitales sin su expresa autorización y sin que haya, además, una compensación por el número de días que se usó su réplica digital, como si hubiesen sido ellos quienes asistieron a trabajar.

Si revisamos las noticias relacionadas con la huelga que ocuparon los medios durante todo este tiempo, la preocupación central se enfocó en discutir cómo la paralización de los intérpretes afectó la promoción de los filmes y, por ende, la taquilla, la temporada de premios porque no hubo promoción, los futuros estrenos de producciones que ya estaban en postproducción y la suspensión de aquellas que estaban en pre y producción.

En ciertos coletazos de la discusión sobre las principales preocupaciones estuvo en algún momento el cómo se trataría ahora a los “actores” de los realities, quienes también amparados por SAG-AFTRA empezaron a exigir que las nuevas protecciones en el contrato colectivo los incluyera bajo el Acuerdo de Código de Red, que es bajo el que se discutían las mejoras salariales de los pagos residuales y la protección contra la invasión de la inteligencia artificial que ya ha producido filmes.


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Muy detrás de estas discusiones estuvo, finalmente, la labor de los actores de doblaje, cuya paralización (algunos actores famosos de Hollywood hacen trabajo vocal) tuvo consecuencias directas en dos industrias vitales pero por alguna razón usualmente ignoradas: la de los videojuegos y la de las películas y series animadas

Si bien los actores de doblaje (también amparados por SAG-AFTRA) finalmente no fueron convocados a huelga, la posible paralización de estos (planteada en septiembre de este año) impediría que todos los largometrajes animados a estrenarse estos dos últimos meses como Wish, Pollitos en Fuga 2 y Migration; las nuevas temporadas de series vitales para sus cadenas como Los Simpson, Teen Titans Go! y Bob Esponja, y videojuegos como Silent Hill: Ascension, My Time at Sandrock, Vampire: The Masquerade – Justice y The Invincible pasaran por el último proceso de refinamiento antes de sus estrenos bastante común: la grabación y regrabación de los diálogos, que termina de ajustar la interpretación vocal a las escenas postproducidas.

Entre los reclamos de los actores de doblaje sindicalizados estuvieron las mejoras salariales (equiparables a los demás actores), descansos y la presencia de médicos en los sets cuando se realicen escenas peligrosas (muchos intérpretes deben hacer lo mismo que sus personajes para que la actuación sea realista), protección contra el estrés vocal y, por supuesto, protección contra el uso de la IA, lo que incluye la autorización expresa del uso de la voz y transparencia sobre las compensaciones. 

Las negociaciones de los dobladores se dieron, principalmente, con Disney Character Voices, Activision Productions, Electronic Arts Productions, Take 2 Productions, Blindlight, Epic Games, Insomniac Games, Formosa Interactive, VoiceWorks Productions y WB Games.

Si algo demostró la huelga es que la actuación, bien sea para las pantallas chica y grande, y los realities, es una profesión altamente protegida en Estados Unidos, la gran meca de la producción audiovisual global y streaming, una que, de fallar, no solo afectaría los estrenos y la promoción de un filme o programa específico, sino también a los videojuegos, los press-junkets, festivales y premieres, convenciones como la Comic-Con, realización de trailers, podcasts y actuaciones como el doblaje, canto y capturas de cuerpo.

Pero esto es en Estados Unidos, así que siempre queda preguntarse qué pasa en otras regiones.


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El doblaje en América Latina

Frases célebres como “a la grande le puse Cuca”, de los Simpson; “lo salvó la Virgen de Guadalupe”, en Supercampeones, o la invención de 'el caballero de Junini' en Caballeros del Zodiaco, así como muchas otras de las joyas del doblaje no fueron protegidas y no precisamente pertenecen a sus autores.

La industria del doblaje mexicano floreció en 1940, cuando llegaron las primeras películas foráneas; tuvo su mejor etapa entre 1960 y 1980, cuando el establecimiento de diversos estudios de doblaje en Ciudad de México se convirtió en referencia mundial al doblar producciones como Star Wars, El Pájaro Loco, Los Picapiedra, MacGyver y los animés que ya para ese entonces empezaron a penetrar en Latinoamérica. 

Es tal el valor que México le dio al doblaje que incluso series que no fueron exitosas en otros mercados, tuvieron un enorme recall entre los latinoamericanos gracias a las voces aztecas. El ejemplo más icónico es el de Don Gato y su pandilla.


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México capitalizó las necesidades de la Metro Goldwyn Mayer, Warner Bros. y 20th Century Fox cuando importaron sus películas hacia Latinoamérica, que —ante la alta tasa de analfabetismo que había en la región para la época— no podrían ser subtituladas, por lo que debió recurrirse al doblaje, cuya industria aprovechó la infraestructura tecnológica y profesional del cine local.

Con esto se convirtieron en el primer mercado de doblaje en castellano hasta hoy día, especialmente porque hicieron una serie de ajustes (tropicalización) para “neutralizar” el castellano, de manera que todos los países hispanohablantes entendieran lo dicho de la misma manera.

 

Aunque este país es el referente definitivo en español, no es el único. A las voces mexicanas se unieron, especialmente a partir de los 80, las voces argentinas, venezolanas y colombianas, que también desarrollaron sus propias industrias y “se colaron” en el star system del doblaje y, así como México tiene a Humberto Vélez de Homero Simpson, Venezuela tiene al Joker de Rubén León y Argentina a Sebastián Llapur con Darth Vader.

También surgió la industria chilena, reconocida sobre todo por doblar telenovelas y series de canales como Discovery y, por supuesto, la brasileña, que debe atender al público lusohablante.

Así como la industria se extendió por América Latina también se extendió la profesionalización de sus actores y la protección laboral de su oficio, aunque -como con el doblaje- con distintos niveles de éxito: en México, Chile y Argentina hay organismos que defienden el trabajo de los actores de doblaje mientras en Venezuela no hay (aunque se discuten actualmente) sindicatos que los amparen.

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Pero las desigualdades en el trato de los actores de doblaje no residen solo en el país per se, sino también en el trato que, en general, se les da y las limitaciones que tienen como actores. Por ejemplo, aunque los actores tradicionales tienen una serie de derechos sobre su imagen (que incluye la voz), lo que les permite cobrar regalías por todas las veces que salen en pantalla y firmar contratos que incluyen derechos conexos, no en toda América Latina es así para los actores de doblaje.

Tal es el caso de Venezuela y Brasil, donde hay una discusión de larga data sobre la necesidad de que los actores cobren por sus derechos conexos, pero estas demandas están minadas desde su origen, puesto que en ambos países los intérpretes de voz firman contratos en cuyas cláusulas se ceden los derechos conexos.

Como explica Yvette García Vergara, actriz venezolana y voz de Envidia en Fullmetal Alchemist y Fullmetal Alchemist: Brotherhood, en todos los contratos que se firman antes de doblar una producción se ceden todos los derechos, lo que significa que se recibe un único pago por el doblaje en ese momento y la productora tiene la libertad de llevar la producción a otros países y transmitirlo cuantas veces sea necesario sin que haya nuevos pagos por regalías o usos de la voz que, en las leyes venezolanas, no es parte de la imagen de un actor.

“La realidad es que nuestra industria no es como la de México, por eso estamos actualmente discutiendo, después de varios intentos, darle un basamento legal a la profesión del actor de doblaje, porque aquí no hay ninguna ley u organismo que nos ampare. No tenemos defensa de ningún tipo, ni del estudio ni del Sapi (Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual)”.


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Esto contrasta con la industria chilena, donde -aunque el derecho de imagen no está regulado de forma específica, sino que distintas normas dentro de la legislación local han configurado su protección- la jurisprudencia y la doctrina sí han desarrollado de forma más acabada este concepto y han establecido ciertas definiciones y requisitos para su uso, explica Juan Pablo Zamora, managing partner de Zamora IP.

“En este sentido, quienes requieran usar la imagen de una persona deberán contar con el consentimiento expreso del titular del derecho de imagen, para lo que deberán informar de forma detallada el uso que se le dará al mismo, los medios en los que se usará, el tiempo de uso y si existirá una contraprestación económica por dicho uso”.

La ley chilena considera a los actores tradicionales y de doblaje de la misma manera dentro del artículo 145-A del Código del Trabajo, en el que ambos reciben la denominación de “trabajadores de artes y espectáculos”. 

A esto se suma que la Ley 20.243, que establece las Normas sobre los Derechos Morales y Patrimoniales de los Intérpretes de las Ejecuciones Artísticas Fijadas en Formato Audiovisual, tampoco hace una distinción entre actores “tradicionales” y de doblaje y establece, como un derecho irrenunciable e intransferible, la remuneración por la actuación audiovisual y su comunicación pública y radiodifusión, la puesta a disposición en medios digitales interactivos, el arrendamiento al público, el uso directo de un videograma o cualquier otro soporte, con fines de lucro.


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“Lo anterior ha permitido que, al menos desde un punto de vista normativo, los actores de doblaje no estén en desigualdad con los actores tradicionales. Adicionalmente, el artículo 31 de la Ley de Propiedad Intelectual establece que los autores del doblaje conservan el derecho de utilizar por separado su respectiva contribución, siempre que no se haya pactado un uso exclusivo para la producción cinematográfica”.

En contraste, Brasil tiene una situación similar a la venezolana, donde los actores de doblaje reciben un solo pago por su actuación y donde por años se ha exigido que los actores de voz reciban derechos conexos otorgados a los intérpretes, productores fonográficos y a las empresas de radiodifusión, según lo establecido en el artículo 89 y siguientes de la Ley de Derechos de Autor

“Idealmente, el pago de este derecho debería incidir en cada proyección y por cada medio en el que se transmita la obra. Sin embargo, en los contratos de adhesión, los actores de voz están obligados a ceder a las cláusulas impuestas, que normalmente prevén derechos conexos en un porcentaje que incide sobre el caché y no sobre las proyecciones”, dice Mariana Zonenschein, socia fundadora de AZLaw.

Zonenschein, quien casualmente es hijastra de una actriz de doblaje de carrera en Brasil, explica que a pesar de la ausencia de un régimen específico de protección, actualmente existen tres institutos que garantizan los derechos de los actores de doblaje: los derechos de autor, los derechos conexos de los intérpretes y la tutela de la voz como derecho de personalidad. Por lo tanto, es necesario verificar la situación concreta, el régimen jurídico de contratación y el contrato celebrado para poder indicar los derechos existentes sobre el personaje de voz.

“La primera hipótesis se configura cuando el actor de voz crea una característica única y original del personaje con la actuación de voz, como ha ocurrido, por ejemplo, con Scooby Doo. En cuanto a los derechos conexos, estos están previstos en el art. 90 de la LDA y también garantizan derechos exclusivos al intérprete. Por último, el Código Civil garantiza la tutela de la voz como derecho de personalidad, inalienable por su naturaleza”.


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Otras limitaciones

Ahora, si bien los actores de doblaje (a menos que sean actores tradicionales que prestan sus voces a personajes determinados, como Tom Hanks con Woody de Toy Story) no tienen derecho a cobrar una compensación por todo el tiempo de transmisión que tenga un producto en el que hayan trabajado, sí tienen cierto margen “de ganancia” en el que pueden explotar sus voces prestadas a un personaje.

Dejando de lado que en sus contratos ellos ceden sus derechos conexos y que no pueden registrar ninguna de las frases que inventen para un personaje cuando tropicalizan los diálogos, debido a que toda contribución artística adicional es parte del trabajo y es consensuada con el estudio de grabación que, a su vez, trabaja con la casa productora, y se le cede a un personaje que es propiedad intelectual de un tercero, los intérpretes de voz pueden explotar comercialmente su relación con sus personajes.

Por esto es que se presentan en convenciones de fanáticos como la Comic-Con y pueden cobrar por grabar mensajes, siempre y cuando no se identifiquen como si el personaje es el que habla, no se caractericen como este (por ejemplo, disfrazándose del personaje en las convenciones) ni usen frases del personaje, que sí suelen estar registradas o ser propiedad de los creadores o titulares de los mismos. Es un área bastante gris y limitada, pero lo suficientemente libre como para que aprovechen para comercializar su trabajo vocal.


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Lo que debe tomarse muy en cuenta es que caracterizarse como el personaje que se dobla y explotarlo comercialmente viola derechos de autor, ya que el personaje no es propiedad del actor de doblaje sino de la persona que creó la obra protegida por derechos de autor, por lo tanto, un uso comercial no autorizado del personaje puede representar una infracción de derechos de autor, señala Andressa Bizutti, líder del área de medios y entretenimiento de b/luz Advogados. 

“Así, con carácter general, los actores de doblaje están autorizados a utilizar su voz comercialmente, siempre que no lo hagan mediante asociación no autorizada con los personajes para los que fueron contratados”.

Una vez que el personaje se hizo público y se transmitió en todos los países pautados una producción, su actor de voz puede explotar su relación con este, explica Yvette García. Cuando se recibe una invitación para grabar un mensaje para los fanáticos, hay que estar seguros de que el programa o película ya se transmitió en todos lados, porque revelarte como el actor de un personaje sin que se haya hecho público completamente es perjudicial para la producción y una ruptura del contrato que se firmó, apunta.

“Pero una vez eres libre de las limitaciones de confidencialidad, puedes usar tu voz para el personaje para mensajes personalizados o promociones, siempre y cuando te crees una historia de fondo original y no uses frases registradas, que son básicamente todas las que vienen del material original y de la traducción oficial”.

Para Zamora es más complejo tratar de establecer la misma hipótesis de caracterización en los actores de doblaje que en los tradicionales, especialmente cuando los personajes no suelen tener una protección especial individual de cada uno, y considerando que no hay una caracterización física de por medio sino que solo el uso de su voz. 

“En este sentido, me parece que tomando ciertas precauciones como, por ejemplo, no hacer una reproducción íntegra de alguna obra en particular (por ejemplo, recitar un episodio completo de alguna serie), es posible que los actores de doblaje puedan explotar comercialmente sus interpretaciones sin infringir derechos de PI, especialmente si se trata de saludos a fanáticos o de textos nuevos o espontáneos que pueden improvisar”. 


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La confidencialidad es la base de todo

A diferencia de las actuaciones tradicionales confirmadas para películas y series, en las que ya se conoce desde antes de la producción de un trabajo quiénes interpretarán cada papel, los actores de voz están sometidos a unas cláusulas de confidencialidad extra que los otros actores no tienen y que son la base fundamental de su trabajo.

En primer lugar, porque revelar su participación en una producción específica acarrea spoilers imperdonables, como le ocurrió a Rodri Martin, actor de doblaje español conocido por ser la voz del Quicksilver de las últimas películas de X-Men, quien reveló inadvertidamente que trabajaba en Wanda Vision, con lo que destapó que su versión del personaje (no anunciada hasta ese momento) estaría en la serie, lo que le ganó un despido inmediato y el cese de todo contrato de exclusividad con Marvel Studios.

En segundo lugar, porque no todas las producciones dobladas se estrenan al mismo tiempo en todos los mercados, por lo que revelar con anticipación la participación de un actor de doblaje específico revela spoilers o porque hablar de la producción que se acaba de doblar y revelar detalles de la trama antes de tiempo arruina el trabajo y se convierte en una violación al contrato estándar de adhesión.


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Romper un contrato acarrea para el actor y el estudio de grabación la aplicación de la multa contractual prevista, en la que las pérdidas y daños provocados por la ruptura del contrato pueden ser calculadas en su totalidad, dice Zonenschein. 

“A veces, los actores de voz son contratados para actuar en avances y luego no son los mismos que aparecerán en la película respectiva. Por lo tanto, los spoilers y la violación de la confidencialidad son actos graves en este tipo de contrato”.

La violación de la confidencialidad en cualquier contrato provoca daños difíciles de reparar, resalta Bizutti, debido a que un artista que participa en una grabación de una obra audiovisual y termina divulgando públicamente información sobre la obra sin autorización puede causar daños económicos a los creadores de la obra difíciles de medir. “Es decir, ¿cómo se sabe el impacto económico que genera un spoiler?”, se pregunta.


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Por eso, el contrato firmado para pautar al artista debe tener una cláusula que regule las obligaciones de confidencialidad. El contrato también puede prever sanciones por incumplimiento de esta obligación, como una multa. 

“Finalmente, el incumplimiento de esta obligación podrá dar lugar a la resolución del contrato, con derecho a indemnización por daños y perjuicios”.

Otra de las violaciones a la confidencialidad contra las que luchan los estudios son las de las transmisiones de lives desde las cabinas de grabación o de los dobladores novatos que, en aras de aumentar su presencia digital, revelan que están trabajando en una película o serie particular. Para combatir esto, los estudios confiscan, “como en los colegios hasta el recreo”, los teléfonos de los actores y los ponen bajo llave, explica Dayrin Sosa, actriz venezolana, voz de Cindy en Animanía.

“Lamentablemente algunos actores nuevos, y no tan nuevos, se han tomado la atribución de hacer transmisiones en vivo desde la cabina mientras están grabando y eso no es ético, porque aunque un personaje represente a una generación entera y te ‘pertenezca’, en el sentido de que le has dado voz y vida con algo de tu personalidad, lo que es el deber ser de nuestro trabajo, ese no es tu personaje sino de alguien más para quien estás trabajando”. 

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