Cabbage Patch Kids, los primeros juguetes “virales”, también tuvieron conflicto por propiedad intelectual

El litigio entre Roberts y Nelson Thomas se dividió en dos discusiones: copyright y fair trade / IG: cpkusa.
El litigio entre Roberts y Nelson Thomas se dividió en dos discusiones: copyright y fair trade / IG: cpkusa.
Las muñecas originales fueron plagiadas por Xavier Roberts, quien diseñó una trama de plagio tan efectiva que por mucho tiempo lo creyeron creador de estas.
Fecha de publicación: 20/12/2023

Este año está a punto de terminar, entre una serie de hechos convulsos, que incluyen la erupción de un volcán, lamentables conflictos bélicos y, como siempre, una explosión de color y de compras que domina gran parte del mundo, sea que celebre la Navidad o no. 

Estas fechas suelen ser escenarios de una particular histeria colectiva, cuyo origen reside en la necesidad imperiosa de comprar juguetes, a veces como parodian películas como El Regalo Prometido, que —por más exagerado de su trama— se acercó bastante a la histeria que causó hace décadas la línea de muñecos Cabbage Patch Kids y que no solo fueron un dolor de cabeza para muchos padres desesperados buscando al menos uno para sus niños, sino también para su creadora.


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El origen

Las Cabbage Patch Kids fueron creadas por la artista folk Martha Nelson Thomas, una artista independiente de Kentucky, que un día decidió coser a mano muñecas que podían ser “adoptadas” en vez de vendidas.

La idea detrás de sus doll babies era crear “bebés” únicos, diferentes uno del otro, en los que resaltaba su técnica de soft sculpture y que pudieran venderse bajo un concepto original (la adopción), más adecuado con sus ideales folk.

Nelson Thomas vendió, desde 1971, sus muñecas en diversas ferias artesanales del sureste estadounidense, donde Xavier Roberts, diseñador y comerciante, compró varias de ellas para venderlas por su cuenta a un precio mucho más alto que el de su creadora.

Estas muñecas pertenecían a una línea llamada Little People, sobre la que la escultora reclamó que mantuvieran su precio y concepción folk original, cuando descubrió que Roberts las vendía en su tienda de regalos.

En respuesta al reclamo, Roberts devolvió las muñecas y decidió, tiempo después, hacer sus propias, que —básicamente— copiaron a las de Nelson Thomas, pero a las que bautizó como Cabbage Patch Kids.

Para esto, Roberts contrató costureras en Cleveland (su ciudad natal), que trabajaban en una clínica medio abandonada (que rebautizó como Babyland General Hospital) y empezó a producir, en masa, las mismas muñecas de Nelson Thomas, con el añadido de que estas eran adoptadas por quienes visitaban el “hospital” y se llevaban consigo un certificado de adopción (también ideado por Nelson Thomas). Para completar su concepto, Roberts empezó a vestirse como doctor.


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El enfrentamiento 

La trama de plagio de Roberts fue efectiva por mucho tiempo, el suficiente para hacerse de un nombre como el creador de estas muñecas y generar una fortuna (2 mil millones de dólares) con ellas. 

Cuando las muñecas de Roberts fueron lanzadas oficialmente al gran mercado estadounidense, en 1975, Nelson Thomas (que no había patentado el diseño ni la marca de sus Little People) descubrió que habían robado su idea, por lo que demandó al “doctor”, asistida por Jack Wheat, actual socio y líder de la práctica PI de McBrayer PLLC.

1983 Dec. Martha article Lawsuit

1983 Dec. Martha article Lawsuit 11 Dec 1983, Sun Messenger-Inquirer (Owensboro, Kentucky) Newspapers.com

Ante la imposibilidad de reclamar derechos de autor, el litigio se alargó para la escultora por una década, tiempo en el que tuvo que probar que las muñecas de Roberts (quien admitió públicamente que se había inspirado en la creación de Nelson Thomas) eran un plagio y, por tanto, merecía una compensación. 

Hasta ese momento el conflicto se mantenía en el dictamen del juez Charles Allen, de la Corte Federal de Distrito de Louisville (Kentucky), quien había señalado que, si bien Roberts había usado elementos del diseño de Nelson Thomas en sus muñecas, no había infracción de los derechos de autor u otros derechos de propiedad intelectual por parte de él, ya que la mujer no había registrado sus muñecas. Por esto, la escultora procedió a demandar por competencia desleal.

Todo terminó cuando Nelson Thomas, que a estas alturas tenía todas las de perder por: 1) no haber registrado sus muñecas, 2) tener menos fama que Roberts y 3) también menos recursos legales y económicos, pudo probar que el creador de la marca Cabbage Patch Kids había copiado descaradamente su concepto. 

Lo hizo al presentar una carta en la que Roberts le respondió (luego de que ella pidió que le devolvieran las muñecas que vendían a sobreprecio) que si ella no le permitía vender sus muñecas bajo sus términos, él comenzaría a producir las suyas. El propio Roberts se condenó por su soberbia.

De esta manera, el litigio se resolvió fuera de corte, con un arreglo significativo pero no revelado que, en palabras de la propia Nelson Thomas, le permitiría comprarse una casa y enviar a sus hijos a la universidad. 

También de esta manera, Roberts obtuvo la libertad de seguir explotando sus diseños y convertir a esta marca en una de las franquicias de juguetes más exitosas de todos los tiempos.


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 Juguetes y derechos de autor

Los Cabbage Patch Kids fueron en los 80 una de las líneas de juguetes más emblemáticas (como He-Man, G.I. Joe y Strawberry Shortcake) y causaron no pocos disturbios en las tiendas llenas de turbas desesperadas por comprar una por Navidad o el Black Friday

Su éxito se basó en su distintividad y el efectivo trabajo de mercadeo de Roberts, quien supo capitalizar la propiedad intelectual y el sistema detrás de los derechos PI de las marcas de juguetes, luego explotado con precisa efectividad por Coleco, fabricante de juguetes que compró a Roberts los derechos para producir las muñecas en masa, a menor precio, fuera de Estados Unidos y que fueron las que generaron tantos disturbios en su momento.

El litigio entre Roberts y Nelson Thomas se dividió en dos discusiones:  copyright y fair trade , según las leyes de Estados Unidos (Copyright Act of 1976 y Federal Trade Commission Act o 15 U.S.C. §§ 41-58, respectivamente).

Para el primero, la escultora tuvo, desde un inicio, la desventaja, al no haber registrado el diseño o marca de sus muñecas por desconocimiento.

Según la norma, el autor o autores de una obra tienen derechos sobre esta mientras no haya sido hecha por contrato o sus derechos no hayan sido concedidos a terceros por el autor. Sin embargo, para que estos derechos sean válidos, el autor debe registrar su obra ante las autoridades federales.


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Estados Unidos también establece que la propiedad de un derecho de autor puede transferirse total o parcialmente y legarse por testamento, según las leyes aplicables de sucesión. La Oficina de Patentes de Estados Unidos (USPTO) indica que el objetivo principal de la ley de derechos de autor es “fomentar la creación y difusión de obras en beneficio del público. Al otorgar a los autores el derecho exclusivo de autorizar ciertos usos de sus obras, los derechos de autor brindan incentivos económicos para crear nuevas obras y ponerlas a disposición en el mercado”.

Es tal la importancia que tiene la innovación en todos los ámbitos para el gobierno estadounidense que la nación se ha hecho parte de varios acuerdos internacionales que establecen estándares mínimos de protección de derechos de autor, como el Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas, el Tratado sobre Derechos de Autor de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi), el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic) y el Tratado de la OMPI sobre Ejecuciones y Fonogramas.

El Acta de la FTC establece métodos de competencia desleal y actos o prácticas que afecten el comercio, así como permite buscar reparación monetaria y otras compensaciones por conducta perjudicial para los consumidores u otros entes, que es lo que permitió que Nelson Thomas obtuviera un acuerdo y abandonara el juicio por sus Little People.


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Si bien el enfrentamiento por los Cabbage Patch Kids y su autenticidad se centró en estas dos leyes, en el sistema jurídico estadounidense los juguetes están sujetos a otros derechos de propiedad intelectual, como la marca registrada, que puede proteger el nombre y otros aspectos de un juguete, e identifica el origen de un producto particular.

Bajo el paraguas de la marca registrada, los titulares de estos derechos pueden proteger aspectos de sus juguetes como los nombres de sus personajes, el trade dress, logotipos y otros tipos de diseño. Para esto, no es necesario registrar algo adicional, ya que los derechos de la marca comercial se activan y acumulan inmediatamente después de que la marca se comercializa.

Los juguetes y juegos en Estados Unidos también pueden contar con protección por registro de patente de utilidad, emitida con una duración de 20 años a partir de la fecha de solicitud y la posibilidad de impedir que un tercero comercialice el juguete o juego patentado, esta es especialmente útil para los juegos de mesa u online. La ley de patentes también contempla patentes de diseño para los ornamentos y apariencia de los juguetes o los ornamentos nuevos y originales de un juego de mesa.


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El descarado colofón

En un muy irónico giro del destino, Roberts se enfrentó de nuevo en un juicio por plagio con un tercero, esta vez el demandante fue él, quien decidió llevar a corte al caricaturista Art Spiegleman, creador de los Garbage Pail Kids, cartas coleccionables que parodiaban disruptivamente a las muñecas plagiadas por Roberts y que fueron lanzadas al mercado luego de que Topps Chewing Gums, la empresa detrás de las cartas, no pudiera obtener permiso para usar la imagen de las Cabbage Patch Kids.

La demanda de Roberts (introducida en marzo de 1986) contra Topps y Spiegleman fue por —sí, lo adivinaron— violación de copyright y competencia desleal.

En sus alegatos, el empresario aseguró que las tarjetas con los personajes de Garbage Pail no podían producirse sin la licencia de Original Appalachian Artworks Inc., su compañía, por esto exigió se le pagara una compensación equivalente a todas las ganancias que Topps hubiese obtenido por la venta de las estampas.

Topps defendió en corte que no había base legal en la demanda, ya que sus productos eran parodia y no podían ser confundidos con los de Roberts, por lo que constituían un fair use bajo las leyes estadounidenses. 


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Aunque el argumento de Topps fue bueno, Roberts también ganó este litigio, por lo que se detuvo la producción de las tarjetas, hoy un objeto de colección invaluable, como las muñecas de Nelson Thomas.

Por cierto, las Cabbage Patch Kids fueron inducidas al Toy Hall of Fame el 10 de noviembre de este año, mientras la marca de Garbage Pail Kids (que volvió al mercado en 2003) sacó en enero una nueva colección, aún parodiando a las muñecas de Roberts y firmadas ahora por distintos artistas, luego de convertirse en referencia e influencia cultural para decenas de caricaturistas contemporáneos y revistas como MAD. 

Nada mal para una humilde maestra y folk artist de Kentucky que llevó a la vida real una idea tan extraordinaria que, aunque no le dio todas las satisfacciones propias de una creación millonaria, le dio un pase a la inmortalidad gracias a su enorme influencia en la cultura estadounidense y al reconocimiento que diversos documentales (como Billion Dollar Babies y The Secret History of Cabbage Patch Kids) le han dado en los últimos años como la creadora de las Little People Dolls. 

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