Tiempos turbulentos son tiempos de oportunidades. Algunos, quizás ingenuamente, pensamos que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, una vez asumido, matizaría algunas de sus promesas electorales, porque, como decimos en Chile: "Otra cosa es con guitarra" (expresión semejante en su significado al "del dicho al hecho hay mucho trecho" utilizada en otros países hermanos). Pero lo cierto es que bastó un día "in office" para que el Presidente Trump ordenara la salida del TPP, dejando de manifiesto nuestra candidez.
¿Quién lo hubiera dicho? EE. UU. parece abandonar su rol preponderante de paladín del libre comercio mundial y se empeña en construir un muro que los distancie de su valiosísimo vecino del sur. Mientras tanto, la República Popular China, pese a ser gobernada por el Partido Comunista, pero con economía de mercado, si de barreras se trata, en el ámbito del turismo, se conforma con maravillarnos con su Gran Muralla construida en tiempos remotos. Y en el del trade, muestra su decidido empeño en no construir ninguna nueva fortificación que obstaculice el comercio internacional, sino que, muy por el contrario, quiere llenar el vacío dejado por EE. UU., y apuesta a jugar un rol integrador y facilitador del mismo.
Respetuosos de los procesos y opciones de los EE. UU. y de China, hay que sobreponerse al temor ante tanto cambio y recordar que este nuevo orden, como muchos ya lo apuntan, presenta OPORTUNIDADES.
Al final, más allá de las dificultades, y el innegable trabajo asociado a superarlas, aprovechar las oportunidades es un problema de ACTITUD.
Así es, creemos que existen oportunidades en este reposicionamiento global respecto del comercio, para que utilizando el andamiaje de la Alianza del Pacífico (AP), del Capítulo 9 del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco de la AP, referido al "Comercio Transfronterizo de Servicios", en su innegable relación con el Capítulo 13 "Comercio Electrónico", para que Chile, Colombia, Perú y México, como bloque AP, acentúen sus esfuerzos para salir de la dependencia exportadora de materias primas y siempre teniendo en vista el anhelado desarrollo, vigoricen su rol como exportadores de servicios, no sólo entre ellos, sino también apuntando en especial a China y el extremo oriente.
Aquí no se trata de entrar a un análisis técnico de si el Capítulo 9 del Protocolo es o no suficiente -conocemos calificadas voces técnicas que son críticas de su formulación-; nosotros partimos de la premisa de que el Protocolo en su conjunto, aunado a un trabajo decidido de los cuatro países miembros, son buena base para apuntar alto. Y es que procurar potenciar la exportación de servicios es precisamente eso, un apuntar alto y ambicioso.
Si como bien se ha dicho la AP es la octava economía del planeta y la octava potencia exportadora, en su seno se deben buscar con inventiva los mecanismos y espacios para coloquialmente "entrarle" con servicios a China, y no verla únicamente como un gran importador de materias primas y exportador de bienes a la AP. En estos esfuerzos, el ingenio para superar la barrera del idioma y de tipo cultural deberá ser prioritaria, sin perder de vista el hecho de que China es una gran exportadora no sólo de bienes, sino también de servicios.
Hay mucho por hacer. Pero tenemos la sensación de que existe conciencia de las oportunidades por parte de la AP. Así, entre muchas iniciativas, hace pocos meses en Chile, representantes de los cuatro países miembros se reunieron para trabajar sobre el tópico “Comercio de Servicios en la Alianza del Pacífico: Perspectivas y desafíos”. Cito de esa reunión afirmaciones muy bien alineadas: El viceministro de Comercio Exterior de Colombia, Javier Gamboa: “El área de servicios es la que mayor empleo genera en nuestros países y existe un amplio margen para trabajar unidos en el área de exportación”. El representante de Perú, Edgar Vásquez: “Donde no podemos quedarnos atrás es en temas de encadenamiento, tal como buscamos hacerlo en el comercio de bienes”.
En este entorno, somos también conscientes de admirables esfuerzos regionales, como el que desempeña la Asociación Latinoamericana de Exportadores de Servicios (ALES).
La AP tiene pues la actitud para aprovechar las oportunidades y parece apuntar alto. El anhelado sueño del desarrollo de nuestros pueblos merece que esa actitud se traduzca en avances concretos y, en la medida de lo posible, expeditos.
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