William Candelaria
William Candelaria es el nuevo socio del área financiera de DLA Piper en Nueva York. Fue elegido para esta posición no solo por los veinte años de trayectoria profesional que le respaldan, sino también por su experiencia en la asesoría de financiamientos transfronterizos en Latinoamérica. Él, por su parte, asegura que esta firma es perfecta por su compromiso con la región.
A raíz de su nombramiento, accedió a responder nuestro Cuestionario LexLatin.
¿Por qué decidió convertirse en abogado?
Creo que el estado de derecho es un componente esencial del desarrollo económico exitoso. Mientras estudiaba historia y economía latinoamericana en la universidad, comencé a darme cuenta de que el papel de los abogados corporativos como puente para unir los recursos del mundo desarrollado con las necesidades de los mercados emergentes era una piedra angular para abordar el subdesarrollo.
¿Podría decirnos sobre un objetivo a corto plazo?
Mi objetivo a corto plazo es conocer y trabajar con todos mis socios en América Latina y España.
Como profesional experimentado, ¿cuál es su consejo para los aspirantes a abogados?
Si bien todos los abogados deben prestar atención a los detalles, también es importante ver el "bosque" y no solo los árboles. La mayoría de los clientes valoran el asesoramiento estratégico de un abogado, y, como abogados, nosotros podemos ofrecer una perspectiva diferente sobre un problema y ayudar a alcanzar una buena solución o al menos una aceptable.
¿Cuáles son los atributos personales más importantes que un abogado debe poseer para tener éxito?
Es muy importante tratar a todos los colegas con respeto y gratitud. Un bufete de abogados no funciona solo con socios, requiere equipos amplios y compenetrados de personas con diferentes habilidades y contribuciones. Saluda y da las gracias siempre.
Si no fuera abogado, ¿qué profesión hubiese elegido?
Probablemente habría sido profesor de historia o economía.
¿Una película o un libro que le gustaría recomendar a los estudiantes de Derecho?
El Libro de Deuteronomio en el que Moisés establece gran parte del fundamento legislativo de nuestras leyes. Los abogados contemporáneos no deben evitar comprender las influencias teológicas en nuestros sistemas legales y el discurso cívico.
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