Francisco Capetillo TraegerEl especialista en propiedad intelectual, Francisco Capetillo Traeger se unió a la boutique Iberbrand S.C., en México. La firma afirmó que su presencia "agrega conocimiento valioso y fuerza al equipo”.
Amablemente respondió nuestro Cuestionario LexLatin.
¿Por qué decidió hacerse abogado?
Decidí estudiar Derecho pues me llamó la atención la existencia de todo un sistema de normas que regularan la convivencia y los negocios de las personas, así como los lineamientos y las autoridades para hacer cumplir la ley, y también el aplicar justicia y equidad donde se necesita o donde se ha visto violentada. Me gustó la aplicación de la ley, que -a manera de silogismo- se encuentra la solución o la resolución aplicable a cada caso concreto.
¿Puede indicarnos una meta a mediano plazo?
Ser el abogado de patentes y marcas de importantes empresas, en particular las que se avocan a las actividades que me gustan como pasatiempo, en particular empresas del ramo automotriz, de fabricación de bicicletas de alta tecnología e, incluso, de actividades aerospaciales. Quisiera ver a mis hijas formarse y tener la oportunidad de vivir con mucho entusiasmo en todos los ámbitos de mi vida.
¿Puede decirnos a quién admira como mentor (o un abogado que admire) y por qué?
A Sergio Olivares Jr., a Antonio Belaunzarán y Luis Schmidt, por sus amplios conocimientos en la materia y por su profesionalismo y buen trato con los clientes.
¿Puede indicarnos una película o libro que recomendaría a los estudiantes de Derecho?
Les podría recomendar El Poder del Ahora, de Eckhart Tolle; La Cabaña, de William Paul Young, y La Catedral del Mar, de Ildefonso Falcones.
Si no fuese abogado, ¿cuál profesión hubiese escogido? ¿Por qué?
Arquitectura, me gustan mucho los espacios sencillos, modernos y misteriosos. Me gusta ver el papel que juega la luz natural y artificial en los muros, pisos y techos. Me gusta la luz indirecta y los contrastes de brillo y color. Considero que los espacios arquitectónicos son un arte si cada vez que los vemos nos llaman la atención y nos invitan a quedarnos a apreciarlos. La buena arquitectura se ve y se siente, así lo creo.
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