César García Novoa responde el Cuestionario LexLatin

César García Novoa responde el Cuestionario LexLatin
César García Novoa responde el Cuestionario LexLatin
Fecha de publicación: 21/08/2017
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César García Novoa es el nuevo consultor de derecho tributario internacional en Hoet Peláez Castillo & Duque (HPCD). El avezado jurista y catedrático en materia fiscal revela que gracias 'al azar y la serendipia' llegó al Derecho como vocación vital. "Desde entonces”, asegura, “me dedico a cultivar, lo mejor que puedo, el arte de lo bueno y lo justo.”

No se pierda sus íntimas respuestas a nuestro Cuestionario LexLatin.

¿Por qué decidió hacerse abogado?

La respuesta más romántica,  e incluso diría que la políticamente más correcta, sería decir que la decisión se debió exclusivamente a la vocación. Pero en mi caso el amor por el Derecho fue una vocación tardía, aunque estoy convencido de que muchas veces los amores y las vocaciones tardías son los más sólidos. No tengo precedentes familiares de dedicación al Derecho. En mi adolescencia, en plena transición a la democracia en España, me gustaba el periodismo, pero la posibilidad de estudiar Periodismo era una opción a descartar por motivos económicos (sólo en Madrid y Barcelona se impartía esa titulación). La realidad imponía dedicarse a otra cosa, e incluso había pensado en la Economía, ya que nunca abandoné el estudio de las matemáticas en mi discencia pre-universitaria. Al final, por medio de la técnica del descarte que es un mecanismo muy utilizado incluso por el Derecho a lo largo de la historia (recuérdese la Lex Rhodia de Iactu de los romanos) terminé por estudiar y vivir lo jurídico. Fue una decisión muy acertada, aunque debo reconocer que influyó el azar y la serendipia. Desde entonces me dedico a cultivar, lo mejor que  puedo, el arte de lo bueno y lo justo.

¿Puede indicarnos una meta a mediano plazo?

Para mí las metas son, como en las competiciones ciclistas, volantes; esto es, provisionales y móviles. Nunca creí en las metas fijas y definitivas, aunque admiro a quien las tiene y es capaz de perseguirlas. Como imagino que la pregunta se refiere exclusivamente a lo profesional, debo decir que en relación con la etapa de colaboración con el estudio Hoet Peláez Castillo & Duque que ahora inicio, a mediano plazo pretendo ser útil para el trabajo que se me requiere y aportar mi mucho entusiasmo y mi poca sabiduría.

Como abogado con varios años de experiencia, ¿qué consejo le daría a las nuevas generaciones de abogados?

Nunca me consideré bueno dando consejos, por lo que el primer consejo que doy siempre es que no se sigan mis consejos. Pero si debo sugerir algo diría que creo en el trabajo por encima de todo. No decidimos sobre otros atributos humanos, pero sí sobre el trabajo. A través del trabajo disciplinado cualquier capacidad como la templanza, la perspicacia o la lucidez pueden ser mejoradas. Pero el trabajo es como un torrente; sólo es útil y eficaz si se canaliza adecuadamente y no se desperdician energías. El trabajo debe ser encauzado y modulado de modo inteligente. En relación con el trabajo del jurista práctico, creo que es indispensable afinar lo que llamo olfato jurídico.  Yo creo que en el mundo del Derecho se aprende de la experiencia y que la experiencia te enseña a desarrollar la intuición para el Derecho. Hay que desarrollar también la capacidad de diferenciar lo esencial de lo accidental, y blindarse emocionalmente para saber manejar la presión con la que debemos convivir en el quehacer diario de un abogado en estos tiempos, especialmente en el campo del Derecho Tributario.

¿Cuáles son, según usted, las cualidades más importantes que debe tener un abogado para alcanzar el éxito?

Habría que empezar por definir el éxito porque tengo la sensación de que no todos le damos a este término el mismo significado. Etimológicamente, la palabra viene del latín exitus, que significa salida. Originariamente éxito es la salida airosa de un problema. Pero hoy en día el éxito no se define como la capacidad para solventar problemas sino que se liga al reconocimiento social, cuando no única y exclusivamente a los logros económicos.

Por tanto, la pregunta puede referirse a cuál creo que debe ser la mejor cualidad para resolver los problemas de los clientes, para alcanzar reconocimiento social o para ganar dinero. Como de las dos últimas cuestiones no puedo dar una respuesta (ni creo ser el más indicado para darla) sí me aventuraré a señalar algo respecto a lo que creo que son cualidades para resolver satisfactoriamente problemas jurídicos. Primero, perseverancia (no hay problemas jurídicos irresolubles, sólo problemas que exigen una mayor dedicación para encontrar una respuesta). Segundo, confianza en uno mismo y en la capacidad que todos tenemos de traducir lo más complejo a términos comprensibles. En tercer lugar la humildad, pero no la humildad orientada a perseguir el reconocimiento invocando la aceptación de los demás, sino como lo que es, un estrategia inteligente para afrontar cualquier problema en Derecho. Y cuarto, como ya dije, trabajo y más trabajo.

Si no fuese abogado ¿cuál profesión hubiese escogido? ¿Por qué´?

Es una pregunta muy difícil. Casi se me pide una ucronía, esto es, una valoración de lo que pudo ser y no fue. Y eso es complicado. En mi caso, y como expliqué, la decisión de dedicarme al mundo del Derecho no fue una decisión absolutamente incondicionada, sino que estuvo mediatizada por diversas variables. Y lo de una  profesión alternativa sería algo parecido; no podría hablar de una elección libre de otro oficio, sino que para haberme dedicado profesionalmente a otra cosa tendrían que darse diversas circunstancias. Y no sé en qué medida esas circunstancias podrían haber concurrido. En cualquier caso, y para no eludir la respuesta, diré que en alguna etapa de mi vida me dediqué a la literatura. Podría haber sido una hermosa opción vital.

¿Puede indicarnos una película o libro que  recomendaría a los estudiantes de Derecho?

Sí, por supuesto. En cuanto al cine son muchas las películas con trasfondo jurídico, algunas excelentes. A mí me fascinan dos: Doce Hombres sin Piedad (12 angry men) y Matar a un ruiseñor. En otro nivel, hay dos películas muy conocidas en las que se ve la importancia del Derecho Tributario; en The Firm se habla de algunas estructuras fiscales utilizadas en la planificación fiscal internacional, aunque en su peor versión. Y en Cadena Perpetua, (titulada Sueño de Fuga o Sueño de Libertad en Latinoamérica), se ve cómo la suerte del personaje de Tim Robbins cambia cuando empieza a hacer las declaraciones del impuesto a la renta de los guardas de prisión. El derecho fiscal como factor de supervivencia.

En cuanto a libros, creo que todo jurista o aspirante a serlo debería leer El príncipe, de Maquiavelo. En cuanto a otro tipo de literatura, a mí me gusta Anatomía de un asesinato, de John Voelker, que dio lugar a una hermosa película con el mismo nombre.

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