Scalia ha muerto

Scalia ha muerto
Scalia ha muerto
Fecha de publicación: 15/02/2016
Etiquetas:
Lo encontraron sin vida en su habitación. La noche antes había compartido con otros invitados del rancho de lujo donde se alojaba cerca de El Paso, Texas. Las últimas personas que lo vieron con vida comentaron que luego de la cena conversó amablemente, hasta que decidió retirarse. “Fue un largo día de una larga semana, me voy a descansar,” fueron sus últimas palabras. El sábado 13 de febrero, cerca del mediodía, yacía tendido en su cama. Estaba completamente vestido, y parecía como si durmiera una siesta. Las autoridades concluyeron que Antonin Scalia había muerto de causas naturales.

Desde que Ronald Reagan lo juramentó en 1986, Scalia fue un bastión del pensamiento conservador en la Corte Suprema de los Estados Unidos. Era un personaje anacrónico, cuya personalidad y rígidas posiciones jurisprudenciales restaban atención a su —hay que decirlo— brillante intelecto.

Sin embargo, más allá de lo interesante que pueda ser el ejercicio de hundirse en la enrevesada cabeza del juez Scalia, se hace un tanto más jugoso revisar el procedimiento que se abre con su partida.

Los miembros de la Corte Suprema de los Estados Unidos son nombrados por el Presidente, y luego, trás un riguroso y solemne proceso de entrevistas, son confirmados por el Senado. Actualmente, la corte tiene 9 cupos y los cargos son vitalicios.

Estrenando su primer mandato, Barack Obama, respaldado por un Senado mayoritariamente Demócrata, nombró a Sonia Sotomayor y —un año después— a Elena Kagan a la Corte Suprema. Sería realmente excepcional que despidiendo su segundo mandato, el presidente Obama se encuentre ante la posibilidad de nombrar a un tercer juez que logre apoyar la balanza de la justicia estadounidense en favor del ala liberal.

Pero el cadáver de Scalia todavía no se enfriaba cuando Mitch McConnell, jefe de la mayoría republicana del Senado, afirmó que no confirmarán al reemplazo del juez sino hasta después de las elecciones presidenciales de 2016. Es decir, el partido republicano espera que quien gane la nominación conservadora gane las elecciones presidenciales, y que será ese presidente quien nombrará a un juez de su misma tendencia, que sería cómodamente confirmado por el Senado controlado por los conservadores. No toma en cuenta McConnell, que quizás el tiempo juega en contra de los republicanos. Si Hillary Clinton o Bernie Sanders ganan la presidencia, será más difícil para los republicanos negociar un juez de ideología de centro que con Obama. ¿Y qué pasaría si esa negociación se eterniza y pierden el Senado?

Peor aún, durante el tiempo que haya 8 jueces en la Corte Suprema, es posible que se beneficien las sentencias de tendencia menos conservadora. Cuando por alguna razón no están disponibles los 9 votos de la Corte, la decisión que empate con igual número de votos, confirmará la decisión de la instancia. Sin Scalia en el palco, las decisiones de tribunales superiores de corte liberal encontrarán menos oposición que antes, y serían confirmadas —sin generar precedente— con el simple empate de votos.

La instituciones políticas estadounidenses están diseñadas para regularse con un sistema de contrapesos. En este caso, la confirmación del Senado busca asegurar la actualidad de la voluntad del electorado y, en caso de encontrarse con posiciones opuestas, que haya comunicación para encontrar el punto medio. Esto funciona muy bien cuando las ideologías no se anteponen a la razón, y cuando no hay una extrema polarización. Como la que hay en estos momentos.

La posición del Senado republicano quizás no sea más que la traspolación de la locura que ha gobernado la campaña para las elecciones presidenciales de 2016, donde el establishment parece haber perdido la cabeza tratando de resistir los embates de la antipolítica. Si bien esto no representa una amenaza inmediata al funcionamiento del gobierno, sin duda enturbiaría el hilo institucional del país.

Romper con el sistema de contrapesos, y jugar con los procesos constitucionales para obtener ventajas políticas es sumamente peligroso. Si no, que vayan y le pregunten a Venezuela.
WordPress ID
4226

Add new comment

HTML Restringido

  • Allowed HTML tags: <a href hreflang> <em> <strong> <cite> <blockquote cite> <code> <ul type> <ol start type> <li> <dl> <dt> <dd> <h2 id> <h3 id> <h4 id> <h5 id> <h6 id>
  • Lines and paragraphs break automatically.
  • Web page addresses and email addresses turn into links automatically.