Juan Manuel Prieto deja un sólido legado

Juan Manuel Prieto, fundador de Philippi, Prietocarrizosa & Uría

Esta semana se cumplen varios días desde que se conoció sobre el fallecimiento de Juan Manuel Prieto, reconocido en Colombia no solo por su larga trayectoria como jurista, sino también por su trabajo como embajador en Italia, como parte de la delegación colombiana en las Naciones Unidas, y como una de las mentes detrás de la redacción de distintas leyes durante el gobierno de Virgilio Barco.

La legislación sobre extradición, el acuerdo de cooperación con Estados Unidos para el intercambio de bienes confiscados, y el ajuste legal que permitió la participación de las empresas privadas en el sector eléctrico fueron tres de sus obras más notorias. También fue presidente de la Asamblea General del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado (Unidroit).

La calidad del trabajo de Prieto fue premiada en varias ocasiones. Por ejemplo, Citywealth lo nombró uno de los cien mejores asesores de inversiones de América y del mundo, y el actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, le confirió la Orden de San Carlos en el Grado de Gran Cruz.

Durante treinta años dirigió la firma que fundó: Prietocarrizosa (luego Philippi, Prietocarrizosa & Uría-PPU-) desde donde promovió constantemente inversiones extranjeras en distintos sectores productivos del país. Junto a su equipo de PPU llevó adelante múltiples fusiones y adquisiciones exitosas, y se destacó en planificación fiscal y sucesoral.

Prieto vivió junto a Colombia muchos de sus cambios económicos, de los cuales con frecuencia fue promotor, a través de leyes que impulsaron la reestructuración de las bases productivas y de inversiones de su país.

Los medios de comunicación colombianos dedicaron sentidos textos al doctor Prieto al conocer sobre su fallecimiento. Entre sus virtudes, la mayoría destacó especialmente su calidad humana, reflejo de la persona que fue, y que tanto le dio a su país.