¿De verdad alguien podría confundir el pan con Superman? Aparentemente sí, según el razonamiento que impulsó a DC Comics a demandar a Gonzalo Montenegro, dueño de una pequeña cadena de panaderías en Santiago de Chile, quien años después de crear una marca llamada Superpan, se vio envuelto en una batalla legal con la casa de historietas, cuando esta lo demandó por supuesta infracción de marca y propiedad intelectual.
El litigio concluyó luego de casi tres años (Montenegro fue demandado en 2019), con una resolución del Instituto Nacional de Propiedad Intelectual de Chile (Inapi), que determinó que podía conservar el derecho de usar la marca Superpan, ya que, al contrario de lo que DC Comics pudiera creer, esta tiene suficientes diferencias tanto fonéticas como de complementos con el Hombre de Acero. Es decir, son muchos los elementos por los que el posible consumidor no se puede confundir.
Si bien el instituto dio por zanjada la controversia, Montenegro se vio obligado a cambiar la tipografía de sus afiches y vallas, así como la imagen central, que, en honor a la verdad, usaba la tipografía de DC Comics para Superman y una versión del superhéroe con las siglas SP.
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Los antecedentes del caso
Montenegro es dueño de una pyme con casi tres décadas en el mercado santiaguino. Este panadero usó, desde los 10 años, una franela alusiva a Peter Pan y otra alusiva a Superman para hacer sus repartos, de ahí surgió el apodo de Superpan (así lo llamaban sus clientes), y ese fue el nombre de la marca de la panadería que fundó al hacerse adulto.
En noviembre de 2019, y ante el aumento de la demanda de sus productos, empezó la mayor etapa de crecimiento del negocio del chileno, quien decidió franquiciar sus productos para ayudar a pequeños emprendedores en su ciudad, lo que lo obligó a registrar el nombre ante Inapi.
Fue al tratar de formalizar su marca que DC Comics presentó su oposición frente a la autoridad chilena en un proceso que inició en 2020 y concluyó el pasado mes, bajo la convicción de que habría confusión entre la marca de Montenegro y su personaje más emblemático y de que permitir el registro de la marca podría hacer creer a los consumidores que estaban comprando un producto DC en vez de uno de Superpan (¿quién pudiera entrar a una panadería a comprar historietas?)
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Otras empresas, además de DC Comics, se pronunciaron sobre el registro
Otro golpe bajo fue que Agrosuper, cadena de alimentos local, sumó una demanda similar alegando que Superpan afectaba a sus marcas Superpollo, Supercerdo y Superpavo. Súper Pollo, otra marca chilena también se opuso formalmente. Afortunadamente para el franquiciador, Inapi declaró sin lugar las demandas, aunque, según medios chilenos, se espera que la editorial estadounidense apele el caso ante el Tribunal de Propiedad Industrial de Chile.
Principio de especialidad marcaria
En el país andino existe el principio de especialidad marcaria, que reza que “los derechos exclusivos que confiere una marca comercial solo se refieren a los productos o servicios para los cuales la marca fue registrada, lo que se conoce como el límite externo de la protección marcaria".
Con base en este principio es posible que signos, independientemente de su parecido, puedan convivir, sin embargo, el límite se encuentra en que se acredite la existencia de una relación entre los productos o servicios, o que se estime que es un acto de aprovechamiento de la fama o reputación conseguida por otro. Aunque existe similitud fonética entre Superpan y Superman, el ramo al que se dedican ambas empresas, absolutamente disímiles, permite que ambas marcas convivan en el mercado pacíficamente sin que exista riesgo de confusión entre los productos y servicios comercializados por cada una.
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La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi) también contempla la especialidad marcaria, que subordina el derecho a usar una marca mediante el registro de esta, por ejemplo: “solo puede hacerse valer en lo que respecta a los productos y servicios para los que la marca haya sido protegida, protección que, por lo general, se lleva a cabo mediante el registro. En principio, es posible que terceros utilicen una marca idéntica para productos o servicios que no se parezcan a aquellos a los que se aplique la marca, a condición de que no exista riesgo de confusión, asociación o pérdida de reputación”.
Respecto de la posible apelación ante el Tribunal de Propiedad Industrial, Hans von Marttens, socio de Ármate Abogados, la firma que defendió a Montenegro, dijo que es poco probable que se revierta el fallo porque este fue contundente y porque, si lo hacen, probablemente usen los mismos argumentos de su oposición original (resguardar sus marcas y evitar que existan otras que generen algún riesgo de confusión), que ya fueron descartados por la autoridad.
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