En 1997, empecé a adentrarme en el arbitraje internacional durante mis estudios de maestría y doctorado en Ginebra. En esa época, en México, el arbitraje internacional era algo que ocupaba muy poca atención de la comunidad legal nacional, y existía un número muy limitado de practicantes del arbitraje internacional; además, quienes lo practicaban eran predominantemente hombres.
Coincidentemente, 1997 fue también el año en que México tuvo sus dos primeros arbitrajes de inversión bajo el TLCAN: Metalclad y Robert Azian.
En el año 2000, me convertí en la primera mexicana en ser funcionaria del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), lo que me permitió seguir de cerca los casos de Metalclad y Robert Azian y participar directamente en dos casos con México: Waste Management y Tecmed.
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Es interesante traer a colación, con respecto a estos casos, que, en el primero, México ganó al desecharse las reclamaciones de fondo y, en el segundo, México logró reducir los daños de 75 millones de dólares a tan solo 5,53 millones, más intereses.
A pesar de que, en el arbitraje con Tecmed, México logró un resultado positivo en daños, este caso se convirtió en un éxito para los inversionistas y una pesadilla para los Estados. El Tribunal de Tecmed sostuvo una interpretación literal y amplia del estándar de Trato Justo y Equitativo, lo que abrió la puerta a que los inversionistas lo citaran sistemáticamente en todos los arbitrajes de inversión, para sostener que un actuar injusto, con poca transparencia o inconsistente de un Estado violaba dicho estándar.
El trabajo en el Ciadi me dio la oportunidad de participar en casos que posteriormente, y por diferentes razones, se convirtieron en casos icónicos en el arbitraje de inversión.
A pesar de que México se convirtió en un Estado Contratante del Ciadi hasta 2018, para entonces ya tenía 20 casos concluidos o pendientes ante dicho organismo, mediante el uso del mecanismo complementario. México no había, hasta entonces, tenido un número significativo de casos pendientes.
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Cuando ingresé en el Ciadi hubo una explosión de casos de arbitraje de inversión. En esa década la crisis económica de Argentina y la “pesificación” de su economía contribuyó significativamente a ese crecimiento. En adelante, una marca del crecimiento continuo de los arbitrajes de inversión han sido crisis económicas y cambios regulatorios o políticos en un país o región.
Entre 2022 y 2023, el Ciadi registró 14 casos en contra de México, que actualmente tiene 22 casos en curso y estos, de acuerdo con información pública, representan alrededor de 14 mil millones de dólares. Si bien este número implica un crecimiento significativo para México, no se compara con el número de arbitrajes que en los años 2000 enfrentó Argentina (entre 2000 y 2005, 32 casos) y, recientemente, España (entre 2015 y 2022, 32 casos).
¿Ha habido una evolución también de la participación de mujeres en el arbitraje de inversión? En los arbitrajes comerciales internacionales en general, y en particular en los arbitrajes de inversión, la participación de mujeres en el año 2000, cuando me uní al Ciadi, era muy limitada. Prácticamente no había árbitras, ni abogadas líderes defendiendo los casos, ya sea representando a inversionistas o a los Estados. No obstante, en el Ciadi si existía un balance de género en los abogados que trabajábamos en los casos. De hecho, dos años después de mi ingreso al Ciadi, entró a colaborar Claudia Frutos-Peterson, la segunda mexicana en formar parte de la organización.
Desde entonces, la participación de mujeres en el arbitraje de inversión, tanto en el rol de árbitra como de abogadas líderes de parte, se ha incrementado, aunque aún queda una brecha significativa.
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Iniciativas como el pledge en arbitraje internacional ha ayudado a que haya más mujeres nombradas como árbitras. Hoy en día, en mi rol de abogada líder en arbitrajes comerciales y de inversión, he tenido equipos mayoritariamente de mujeres en los casos que he defendido tanto en representación de Estados como de inversionistas.
Sin embargo, aún queda una brecha significativa entre el número de hombres y mujeres que tienen participación en arbitraje de inversión, y el número de mujeres mexicanas con una práctica prominente en arbitraje de inversión se cuentan con los dedos de las manos.
Para contribuir a reducir esta brecha en México, junto con Alexa Von Wobeser, Cecilia Flores y Julieta Ovalle, impulsé la integración de un grupo de mujeres en arbitraje en México. El objetivo es que este grupo sirva para que las mujeres activas en arbitraje en México se conozcan, intercambien experiencias y herramientas que nos sirvan a todas a crecer y que haya más mujeres activas en arbitraje comercial internacional y también en arbitraje de inversión.
Existe aún mucho trabajo por hacer, porque aún estamos muy lejos de que el crecimiento de arbitraje de inversión que involucra en México impacte proporcionalmente una mayor participación de mujeres en arbitraje de inversión.
*Gabriela Álvarez-Ávila es socia de litigio, arbitraje e investigaciones en DLA Piper - México.
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