En temas de diversidad e inclusión, en la comunidad jurídica hay realidades que demandan mayor concientización. Al revisar el ‘Chambers Latin America Legal Guide 2023’, que califica tanto a despachos legales como a abogados individuales por área de práctica, solo el 23 % de las y los abogados rankeados en 19 jurisdicciones de Latinoamérica son mujeres, y para el caso específico de Banking & Finance únicamente el 10,5 % de las y los asesores legales rankeados son mujeres.
Para María Teresa Paillés, presidenta del consejo y fundadora de Abogadas MX y socia de la firma SMPS Legal, la ausencia de representación de mujeres en esta práctica tiene que ver con un tema principalmente cultural. Los abogados más sénior, que durante su trayectoria profesional se acostumbraron a cerrar deals entre hombres debido a la poca cantidad de mujeres en la industria, hoy en día se sienten incómodos cuando una abogada se sienta en la mesa de negociación. No obstante, esta fricción es menor entre las generaciones más jóvenes.
“Ahora bien, sí creo que es un unconscious bias porque la mayoría de las y los abogados que incurren en este tipo de conductas no están conscientes de que están alimentando un sesgo en contra de las mujeres”, afirma Paillés.
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Hay prácticas sociales (asistir a un torneo de golf, a una cena o ir por un trago social) que funcionan bien para lograr mayor empatía con los clientes. Sin embargo, muchas de estas actividades ocurren fuera del horario laboral y las mujeres que deciden no participar de ellas —porque prefieren invertir ese tiempo en familia— quedan fuera de un círculo de networking importante.
“En mi experiencia, la proporción de hombres y mujeres a nivel universitario es cada vez más pareja”, señala Paillés. Así lo comprueba el reporte ‘Mujeres y Hombres en México 2020’, publicado por el Inegi e Inmujeres, que señala que la matrícula en Ciencias Sociales y Derecho está compuesta por 59,4 % de mujeres. Educación (74, 8 %) y Ciencias de la Salud (68,3 %) son las que mayor presencia de mujeres registran.
“En los niveles bajo y medio de la organización también hay mayor paridad de género”, continúa Paillés, “pero al llegar a cierta edad donde comienzan a aparecer otro tipo de metas (matrimonio, hijos, etc.) la vida profesional de la mujer entra en conflicto con su vida personal y es allí donde surge el techo para continuar avanzando y se vuelve más difícil acceder a los círculos donde se toman las decisiones”.
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Mujeres especialistas en Banking & Finance
LexLatin conversó con dos abogadas de reconocida trayectoria internacional en el área de Banking & Finance, Cecilia Mairal y María Leticia Ossa-Daza, quienes compartieron su perspectiva desde su posición de liderazgo.
Cecila Mairal, socia del departamento de bancos & finanzas de la firma argentina Marval O'Farrell Mairal y chair del Capital Markets Forum de la International Bar Association, afirma que la calidad de su trabajo es crucial para escalar a posiciones de liderazgo. “Pero si tuviera que identificar un área de oportunidad en la forma de hacer negocios para las mujeres, sería el acceso a los círculos donde se toman las decisiones”.
Lograr hacer una primera conexión con un cliente potencial es indispensable para comenzar a construir una red de contactos. Es esa red la que, al final del día, abona el camino para participar en el círculo donde se toman las decisiones sobre transacciones importantes.
“Afortunadamente, yo nunca me sentí excluida de ninguna práctica mientras trabajé en Londres, Nueva York o Argentina. Yo pude combinar las prácticas sociales y el trabajo de oficina con el apoyo de mi esposo y colegas para crecer en mi carrera. Lo que sí ha ocurrido es que al asistir a ciertas cumbres de negocios -donde todavía no conocen bien tu perfil- asumen que tienes algún rol académico y no precisamente estás ahí para liderar una transacción”, comenta Mairal.
Para María Leticia Ossa-Daza, fundadora de la práctica de corporate & financial seervices para Latinoamérica de la firma internacional Willkie Farr & Gallagher, y la primera mujer latinoamericana en el consejo directivo de su firma, el concepto de “Boys’ Club” ha ido cambiando y es poco común que las transacciones se cierren, por ejemplo, en un bar.
“Yo me he ganado el espacio siendo consciente de que mi relación con los clientes consiste en ayudarlos a hacer crecer su negocio, es decir, a entender cuáles son sus necesidades para diseñar una estrategia que les aporte valor”.
Ossa-Daza también coincide con su par argentina en que la calidad del trabajo es determinante para establecer una relación de largo plazo con el cliente y estar en el círculo de toma de decisiones.
De igual manera, ella asegura que la clave en su estilo de liderazgo ha sido la autenticidad: “nunca he tratado de ser algo que no soy. Cada persona tiene su estilo de negociación y eso no es una cuestión de género”.
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Networking: nuevos círculos, nuevas propuestas
“Creo que las mujeres que ya logramos acceder al círculo de toma de decisiones tenemos la responsabilidad de facilitar el acceso a otras mujeres”, refiere Cecilia Mairal.
Su punto implica que una vez que se está dentro del círculo se abra la posibilidad de hacer eco de la excelencia del trabajo realizado por otras profesionales.
Para María Teresa Paillés es crucial que las mujeres aprendan a hacer networking porque, en general, por construcciones sociales de los roles históricos sobre cómo debemos ser las mujeres, cuesta romper el hielo en situaciones profesionales. Justamente, Abogadas Mx surge como una iniciativa para apalancar a las mujeres y ayudarlas a empoderarse dentro de la profesión legal, a través de programas de mentorías y talleres de diversidad y promoción del talento.
Un estudio de 2019 elaborado por Katherine Coffman, quien es Piramal Associate Professor of Business Administration en la Universidad de Harvard, revela que los estereotipos de género distorsionan la visión de nosotros mismos y de los demás y eso puede ser especialmente preocupante para las mujeres, ya que aceptar esos estereotipos podría estar creando una imagen sombría de sí mismas que las está haciendo retroceder profesionalmente.
Según Coffman, “las mujeres son más propensas que los hombres a minimizar los elogios y rebajar sus propias habilidades”.
La desconfianza sobre el talento y la falta de convencimiento de generar resultados puede socavar el empuje de las mujeres para exponerse en diferentes escenarios y caminar hacia roles de liderazgo.
Paillés también señala que, en algún punto de la carrera profesional, ya no es suficiente la excelencia académica para seguir creciendo. Es necesario exponerse, conocer el entorno de negocio, relacionarse con potenciales clientes y construir una red de contactos que lleven a las profesionales al siguiente nivel: acceder al círculo de toma de decisiones.
Desde ser columnista en un diario de circulación nacional o ser ponente en foros especializados hasta formar parte de asociaciones internacionales, todas esas actividades constituyen distintos escenarios para exponer el talento y la experiencia.
Con el tiempo, esa exposición en distintos espacios de networking ayuda a las mujeres a: 1) convertirse en un referente sobre la materia; 2) abrirse el camino para participar en la toma de decisiones sobre transacciones importantes y 3) hacerse rentables para la firma.
Mientras más mujeres conduzcan a otras por caminos de liderazgo y relevancia profesional, poco a poco cambiará la cultura de hacer negocios.
Cuando abogadas y abogados puedan participar sin limitaciones en las mismas actividades —sociales y laborales— las mediciones entre ellos serán mucho más parejas y se habrá construido un escenario mucho más parejo.
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