Recientemente, Facebook Inc., la empresa dueña de la red social que alberga datos personales de más de 3.000 millones de personas, anunció su decisión de cambiar su nombre a "Meta Inc.". Al respecto, LexLatin consultó a especialistas para conocer las implicaciones legales del diseño del nuevo proyecto tecnológico y estos señalan que, a pesar de lo digital del universo, las leyes que tutelan el mundo analógico pueden extender sus tentáculos dentro del metaverso.
En el caso de Brasil, el Marco Civil sobre Internet, la Ley de Propiedad Intelectual y una futura ley para combatir las fake news pueden ser la base para sancionar y vigilar los hechos ocurridos en los algoritmos.
¿Existe un marco legal?
Si bien el cambio de nombre podría explicarse como una respuesta del conglomerado de Menlo Park para eludir una de las mayores polémicas en las que se ha visto envuelto desde su fundación en 2004: durante las últimas cinco semanas, los medios de comunicación estadounidenses han publicado historias basadas en documentos filtrados del propio Facebook, estas dejan claro que Mark Zuckerberg y compañía no hacen lo suficiente para contener el discurso extremista, falso o de odio en sus redes sociales en los países en desarrollo. Incluso en países como Estados Unidos la empresa no combatió la difusión de noticias falsas y se habla de que se benefició de esta maquinaria, por encima del bienestar de los empleados y usuarios.
Pero el terreno donde el tema se vuelve aún más complejo y abstracto es el legal. Zé Antonio Magalhães, doctor en Teoría del Derecho por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio) e investigador en Derecho y Tecnología en el proyecto CoHuBiCoL, menciona que “la propia estructura del mundo está vinculada a su regulación. En el metaverso, el código que regulará las posibilidades y los límites de nuestra conducta será un código computacional que se manifestará directamente en la forma del mundo”.
“No existe, como en el derecho, un espacio entre la norma y su aplicación: las normas se manifiestan concretamente en forma de espacios, pasajes, herramientas, etc. Y esto va desde los detalles más banales de los espacios hasta la estructura general de la realidad”, reflexiona.
Y si la tecnología puede pasar a otro nivel, ¿es posible entender que el individuo dentro del metaverso es el mismo que lo creó en el mundo real? Sobre ello, el académico señala que “si imaginamos una transición más radical a un metaverso o multiverso digital, controlado por una plataforma, podemos visualizar que, cada vez más, las identidades fragmentadas de los usuarios se independizan entre sí”, advierte. "Incluso es difícil imaginar, a partir de hoy, los caminos que esto podría tomar".
Un espacio que pasará a ser parte de la sociedad
Juliana Abrusio, socia de Machado Meyer en el área de tecnología, comenta que no es difícil imaginar los primeros pasos: "Es raro que algo o alguien exista solo en el ámbito analógico o solo en el digital", argumenta recordando el concepto de 'cibridismo', surgido de las palabras cyber e hibridismo. "Y esta hibridación es un proceso irreversible", indica.
"Como existen relaciones humanas en el medio, el derecho tiene alcance dentro de la plataforma", defiende Juliana, quien tiene un doctorado en Filosofía del Derecho. “Eso terminará por resolverse, es lo que hace la ley: regular las relaciones y mantener el máximo orden en la sociedad”, analiza. "Y este espacio será parte de la sociedad".
El socio de LTSA Advogados, Allan Fallet, apunta algunas preguntas específicas para el metaverso. "¿Se debe tener en cuenta la capacidad de unificar identidades con la escala de estas innovaciones y sus incrementos?, ¿cuál será la importancia y privacidad de los datos de geocalización? ¿Cómo se regularán las transacciones realizadas dentro de un universo virtual determinado, como por ejemplo las NFT y el uso de blockchain?", son algunas de las interrogantes que se planteó.
"Con tantas preguntas sin respuesta, queda claro que estamos lejos de una regulación específica a cualquier nivel para el metaverso", concluye Allan y añade que “lo que nos lleva a recordar el inicio de todas las grandes tecnologías disruptivas, como el comienzo de Internet y de las redes sociales, donde los gigantes tecnológicos del mundo lucraron y ganaron participación de mercado antes de que la legislación específica los alcanzara”.
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