
Desde el 1 de enero de este año, Guatemala fue excluida de la lista de países con preferencias arancelarias para exportar sus productos a Canadá, un privilegio que, desde la década de los años 70, benefició no solo el flujo comercial entre ambos países, sino que amparó el florecimiento de un tejido microempresarial en el país centroamericano con calidad exportadora.
La decisión ha generado inquietud en diversos sectores económicos y productivos del país, pues a la par de haber perdido un destino confiable para sus exportaciones, arroja más dudas sobre la posible firma de un tratado de libre comercio entre las dos naciones, cuyos planteamientos iniciales se remontan a los primeros años de este siglo.
Si bien el gobierno de Bernardo Arévalo ha reiterado que las exportaciones de productos guatemaltecos a Canadá no se detendrán, la medida tomada por Ottawa afectará sensiblemente los envíos, que comenzarán a cancelar tarifas arancelarias más altas, quedando solo un reducido grupo de productos sujetos a medidas de protección.
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¿Qué es el SGP?
En 1968, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés United Nations Conference on Trade and Development) estableció el llamado Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), un programa que concede arancel cero o reducido a una considerable cantidad de países alrededor del mundo.
El sistema es adoptado por países desarrollados como ayuda para estimular el progreso de economías en desarrollo, con tres objetivos básicos: aumentar los ingresos de exportación de los países, promover su industrialización y acelerar el ritmo de su crecimiento económico.
Hasta el 31 de diciembre pasado, Canadá mantenía en su listado de países a los que concede este beneficio a 38 naciones y territorios americanos, es decir, la casi totalidad de estados que conforman el continente: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
Además, se incluyen los países no miembros de la OEA: Anguila, Aruba, Islas Vírgenes Británicas, Montserrat, Antillas Holandesas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos.
El tratado y los países que lo integran es revisado cada 10 años, lo que significa que el número de beneficiarios puede variar, dependiendo de ciertos parámetros aplicados para medir el grado de desarrollo alcanzado.
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Se veía venir
A mediados de 2024, el gobierno canadiense anunció que 16 naciones de todo el mundo serían excluidas del SGP, en virtud de apreciarse una importante mejoría en sus condiciones generales en lo económico, social y político. Entre los excluidos latinos figura, además de Guatemala, el mayor aliado de la nación norteña en Centroamérica, Paraguay, Belice, Islas Vírgenes y Guyana.
Stephanie Hernández, asociada de la firma centroamericana Lexincorp, recuerda que la decisión de excluir a estos países beneficiados obedece a criterios canadienses, en los que se considera un avance en diferentes ámbitos.
“Estas decisiones se basan en indicadores de desarrollo económico, como el PIB per cápita, el nivel de industrialización y la competitividad en el comercio global. La exclusión suele ocurrir cuando un país alcanza niveles de desarrollo que, según el criterio canadiense, justifican la eliminación de los privilegios”.
Para Ximena Tercero, socia de Arias Guatemala, la exclusión de Guatemala del SGP es el resultado de un desempeño positivo de las operaciones aduaneras de exportación desde Guatemala hacia Canadá en los últimos 10 años.
“El país ha demostrado contar con la capacidad económica, competitiva y productiva necesaria, según los parámetros económicos y de comercio exterior canadienses al aumentar significativamente los ingresos de su exportación, promovido su industrialización y acelerado el ritmo de su crecimiento económico”.
De lo anterior se concluye que, de acuerdo con las políticas de comercio exterior canadienses, Guatemala dejó de ser un país en vías de desarrollo que necesite valerse de programas de preferencias arancelarias para exportar a Canadá.
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Optimización de relaciones
Tras su renegociación en 2020, y de acuerdo con sus estatutos, el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, conocido por sus siglas T-MEC, deberá revisarse en 2026. Ahora bien, ¿guarda alguna relación esa revisión con la decisión de Canadá de excluir a Guatemala del SGP?
Hernández opina que, aunque esta medida no tiene un vínculo directo con la renegociación del tratado, es posible que forme parte de un ajuste más amplio en la política comercial de Canadá, enfocada en priorizar acuerdos bilaterales o regionales. Este cambio podría haber disminuido la relevancia del SGP como herramienta para mantener relaciones comerciales con países en vías de desarrollo, como Guatemala.
Sobre si esta nueva realidad con Canadá podría afectar las relaciones con los otros integrantes de la alianza comercial de América del Norte, la vocera de Lexincorp aclara que los acuerdos comerciales de Guatemala con México y Estados Unidos permanecen intactos y no se ven afectados por esta medida.
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Significativo, pero no tanto
Guatemala es el socio comercial bilateral más importante de Canadá en Centroamérica, hacia donde exporta principalmente cereales, papel y cartón, grasas y aceites, productos farmacéuticos, fertilizantes y plásticos; mientras que los principales envíos guatemaltecos a Canadá está representados por frutas, café, verduras, prendas de vestir y azúcar.
Salir del SGP implica que las exportaciones guatemaltecas a Canadá perderán los beneficios de trato arancelario preferencial vigentes desde 1971. Esto no solo afectará la competitividad frente a exportadores de otros países que aún cuentan con estas preferencias, sino que también podría impactar negativamente en el empleo, especialmente en industrias que operan principalmente para exportación.
“Esta decisión obliga a Guatemala a replantear su posición en el mercado canadiense, adaptándose a una nueva realidad comercial que incluye mayores costos para los productos guatemaltecos y la necesidad de estrategias alternativas para mantener presencia en este mercado”, dice Hernández.
Desde Arias recuerdan que, de acuerdo con el Banco de Guatemala, las exportaciones hacia Canadá representan una porción relativamente pequeña del total, representando en 2023 apenas 1,4 % respecto a los USD 10.110 millones que totalizaron las ventas al exterior.
Sin embargo, sectores como el de bebidas alcohólicas, especialmente el ron y el aguardiente de caña, podrían verse afectados por el aumento de los aranceles.
“Es fundamental que el gobierno y el sector privado trabajen en conjunto para identificar y mitigar los posibles impactos negativos en estos sectores”, dice Andrea Cruz, asociada de la firma.
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Nuevas oportunidades
Aunque con innegables repercusiones, la decisión canadiense no cae de sorpresa, lo que ha llevado a los involucrados a implementar medidas para minimizar los efectos negativos de esta decisión. Estas incluyen:
- Diversificación de mercados: Se está trabajando en aumentar las exportaciones hacia mercados alternativos con los que Guatemala ya tiene tratados de libre comercio, como la Unión Europea, Corea del Sur y otros países de Asia y América Latina.
- Fortalecimiento de la relación bilateral con Canadá: Existe un interés por negociar acuerdos comerciales específicos que permitan recuperar parte de los beneficios perdidos bajo el SGP.
- Asistencia a exportadores: Se están desarrollando programas para mejorar la competitividad de las empresas guatemaltecas, ayudándolas a cumplir con estándares internacionales y a mantener su acceso al mercado canadiense pese al incremento arancelario.
Además, el Tratado de Nación Más Favorecida (NMF) que Guatemala recibe como miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), garantiza que sus productos sean tratados de manera igualitaria a los de cualquier otro país que no tenga un acuerdo comercial preferencial con Canadá. Esto significa que, para la mayoría de las líneas arancelarias, los productos locales ingresarán a Canadá con aranceles muy bajos e incluso sin arancel.
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El optimismo se impone
En un primer momento, la medida traerá inconvenientes para un buen número de productores guatemaltecos que se han enfocado en el mercado canadiense, pero también representa una oportunidad para diversificar destinos, fortalecer las capacidades del sector exportador y explorar nuevas alianzas comerciales.
“Aunque el impacto inmediato será complicado, especialmente para sectores altamente dependientes de Canadá, Guatemala tiene el potencial de superar esta adversidad mediante estrategias bien diseñadas y la colaboración entre el sector público y privado”, comenta Stephanie Hernández.
Al respaldar esta posición, las especialistas de Arias señalan que, a largo plazo, la exclusión del SGP podría impulsar al fortalecimiento de la competitividad empresarial a través de inversiones en innovación, tecnología y capacitación para ofrecer productos y servicios de alta calidad, así como de la implementación de estrategias de marketing y promoción efectivas.
“Al aprovechar las ventajas del trato NMF y trabajar en estrecha colaboración con el sector público, Guatemala puede consolidar su posición como un socio comercial confiable y atractivo para Canadá”, agrega Ximena Tercero.
Como primera medida positiva, la exclusión del SGP ha motivado al gobierno guatemalteco a acelerar las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Canadá, acuerdo que comenzó a negociarse en 2001 sin que haya logrado concretarse, y que generaría beneficios permanentes aún mayores para ambos países, como preferencias arancelarias bilaterales y reglas de origen más flexibles.
De allí que, desde la perspectiva legal y comercial, las especialistas consultadas formulan varias recomendaciones para empresas y exportadores que enfrentan este nuevo desafío:
- Revisar contratos vigentes: Es crucial analizar las cláusulas relacionadas con precios y costos adicionales para renegociar condiciones que permitan absorber el impacto de los nuevos aranceles.
- Buscar mercados alternativos: Diversificar los destinos de exportación puede ayudar a reducir la dependencia de un único mercado.
- Ajustar la cadena de suministro: Identificar formas de optimizar costos en la producción y el transporte puede mitigar el efecto de los aranceles.
- Capacitarse en estándares internacionales: Fortalecer el cumplimiento de requisitos técnicos y sanitarios incrementará la capacidad de las empresas para acceder a mercados más exigentes y competitivos.
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