El tema es controvertido y ha sido debatido en varios sectores de la sociedad, incluido el ámbito legal. Con la digitalización y la facilidad de compartir contenidos en internet, los temas relacionados con la propiedad intelectual se han vuelto más complejos.
La gestión colectiva de la PI consiste en la administración colectiva de los derechos de autor, una forma de proteger y monetizar el trabajo de los creadores en un entorno digital. La intención es asegurar que se preserven los derechos de los autores y que puedan ser remunerados por el uso de sus obras.
En Brasil, la gestión colectiva está regulada por la Ley de Derecho de Autor (Ley Nº 9.610/98) y por la Agencia Nacional de Cine (Ancine). Estas instituciones garantizan la protección y remuneración de los derechos de autor de los creadores y también promueven la circulación de obras culturales en el mercado, pero la digitalización y la facilidad de compartir contenido en internet han traído nuevos desafíos.
Este es un tema que se debate actualmente en todo el mundo, ya que hay una necesidad profunda de preservar y poner las obras a disposición de la sociedad y de promover y preservar la cultura, así lo explica Ísis Moretti, socia de la oficina de Kasznar Leonardos.
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“Sucede que la velocidad con la que han crecido estos nuevos usos y estos nuevos entornos digitales, como la realidad virtual, por ejemplo, impone nuevas reflexiones. Las leyes, por supuesto, aún no son perfectas para mantenerse al día con tales cambios”.
El fenómeno es esperable, ya que los cambios legislativos tardan en producirse y la sociedad siempre cambia primero. Por eso es importante que siempre se haga la correcta y justa recaudación y asignación para cada uno de los titulares de cada derecho de una obra colectiva; por ejemplo, en Brasil de esto se encarga la Ecad (Oficina Central de Recaudación y Distribución), que surgió de la Ley de Derechos de Autor, entidad representativa de los autores que realiza este cobro de derechos, y en opinión de los expertos, funciona bien.
“Tuvimos un gran avance, hoy en día esto es muy detallado y funciona. El desafío es la cuestión de la representatividad de estas transferencias y los valores mismos”, evalúa Cândida Ribeiro Caffé, agente de propiedad industrial y socia de Dannemann Siemsen.
El intercambio no autorizado de obras en internet ha sido otra preocupación constante para creadores y gestores culturales. Esto se debe a que estas obras a menudo se comparten infringiendo los derechos de autor, lo que perjudica el trabajo de los creadores y el mercado cultural en general.
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“Cuando se trata del medio digital, los creadores y titulares de propiedad intelectual deben prestar especial atención. En este contexto se vuelve muy fácil transmitir contenido, lo que abre las puertas a la piratería, el intercambio no autorizado y otros tipos de uso indebido”, explica Paula Celano, socia de la práctica de Propiedad Intelectual, Ciencias de la Vida y entretenimiento de BBL Advogados.
Moretti añade que, en Brasil, el gran desafío es que la legislación en materia de derechos de autor no aborda claramente el tema de los entornos digitales y los usos o transformaciones de las obras para estos entornos, especialmente porque no preveía muchos de los escenarios actuales. "Solo para ilustrar", dice, "la Ley de Derechos de Autor es de 1998, año en que Facebook ni siquiera existía. De esta forma, la gestión de colecciones que involucran creaciones protegidas por derechos de autor, como obras literarias, plásticas, cinematográficas y fotográficas, enfrentan desafíos, tanto en términos de comprensión de los derechos de terceros involucrados, como dar a conocer diferentes formas de uso de dichas obras por parte de la sociedad", explica.
La digitalización y la llegada de nuevas herramientas de inteligencia artificial han supuesto un cambio de modelo de negocio en las denominadas “industrias culturales”. Muchos artistas han optado por hacer que sus obras estén disponibles de forma gratuita en internet, lo que puede afectar su rentabilidad. En este contexto, la gestión colectiva de la PI es aún más importante, ya que ayuda a garantizar el sustento de los creadores a través del uso de sus obras.
Además, la pandemia del Covid-19 aceleró las discusiones sobre la digitalización de las colecciones y los riesgos que generan los derechos de terceros sobre las obras. Esto, sumado a la aparición de nuevos mundos, como el metaverso, trae complicaciones para los autores y también para el mundo de la PI.
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Algunos de esos desafíos son la incertidumbre sobre el alcance de las protecciones conferidas por la ley de derechos de autor en el caso de la explotación de obras en un entorno virtual, el creciente número de formatos para reproducir obras y la dificultad de combatir posibles violaciones por parte de los titulares de derechos en un entorno como internet.
Para Paula Celano, es muy importante invertir en monitorear el mercado y las plataformas para identificar posibles infracciones y proteger los derechos respectivos a tiempo. Menciona que algunas plataformas brindan herramientas para ayudar en este proceso de eliminación de contenido indebido. Además, es importante pensar en la forma más adecuada de proteger los activos en este contexto. Cuando se trata de marcas, por ejemplo, el uso en el entorno digital puede requerir de la obtención de registros para proteger su uso también en relación con una aplicación o comercio electrónico.
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