El arribo de firmas españolas a diferentes países de América Latina en los últimos años ha coincidido con dos circunstancias. La primera, un periodo de bonanza económica regional, y la segunda, la creciente internacionalización de las empresas españolas. Sin embargo, cada despacho ha adoptado un esquema diferente para aprovechar las oportunidades que ofrece el subcontinente. Eduardo Rodríguez-Rovira, líder de la práctica latinoamericana de Uría Menéndez, e Iván Delgado, socio responsable del Latin-American desk de Pérez-Llorca, explican la estrategia detrás de cada movimiento.
Casarse con un local
El abánico de opciones para tener presencia en un nuevo mercado es amplio: desde la apertura de oficinas con "apellido" propio hasta alianzas de diferente tipo con firmas locales. En esta segunda categoría se inscribe la estrategia seguida por Uría Menéndez, que adquirió una participación del 30% en la fusión de la colombiana Prietocarrizosa con Philippi, Yrarrázaval, Pulido & Brunner, en Chile. La nueva firma, Philippi, Prietocarrizosa & Uría, ya cumplió el primer año de vida y, como parte del acuerdo, Prietocarrizosa y Philippi tendrán una participación minoritaria en la firma española.
"Pensamos que adquirir una participación en una alianza regional formada por dos líderes de los mercados colombiano y chileno nos brindaba una plataforma muy sólida para competir en la región”, indica Rodríguez-Rovira. “La invitación vino de parte de ellos y nos sedujo porque la estrategia tiene mucho sentido para nuestros clientes internacionales”, añade.
“Estamos trabajando en consolidar la nueva firma y explorando oportunidades para establecer alianzas locales con firmas de Perú y México, aunque no descartamos otros mercados”, indica Rodríguez-Rovira. "Ambos países son totalmente distintos: mientras Chile es un mercado maduro, Colombia ha logrado grandes avances en las negociaciones de paz con las FARC. Pero ambos ofrecen reglas de juego claras para los inversionistas, en un ambiente de seguridad jurídica, factor clave para el asentamiento de empresas extranjeras".
"En Colombia la mayor parte del trabajo tiene que ver con el desarrollo de infraestructura pública, incluyendo el ambicioso programa de concesiones viales 4G, así como licitaciones portuarias y de trenes e interesantes desarrollos en el sector de los servicios públicos. En Chile, por otro lado, las operaciones tienen que ver con la venta de proyectos de infraestructura por parte de las constructoras a fondos de inversión especializados, en busca de beneficios a largo plazo", señala Rodríguez-Rovira.
Sin embargo, como en toda fusión, sortear los retos "culturales" es una tarea del día a día, pues involucra alinear las culturas corporativas de dos firmas de larga trayectoria, con cerca de 250 abogados repartidos en dos oficinas en Colombia y una en Chile.
Estudiando el terreno
Al otro lado de la ecuación, Delgado comenta -desde la recién inaugurada oficina de la firma en Nueva York-, por qué elegir un "punto medio", en la forma de un Latin American Desk en la ciudad americana, calzaba mejor con los intereses de Pérez-Llorca. "Nuestra presencia en esta ciudad nos permite varias cosas: primero, estamos más cerca de América Latina, tanto en distancia como en horario. Segundo, estamos más cerca de nuestros clientes españoles con inversiones en EE. UU."
Punto clave aquí es la naturaleza de la asesoría brindada a los clientes. "A raíz de la crisis en España, ha crecido el interés de los clientes latinoamericanos, principalmente mexicanos, en invertir en España. Nuestra estrategia, entonces, no pasa por hacer derecho local, sino derecho español acompañando a nuestros clientes hacia Latinoamérica y desde Latinoamérica hacia España", explica.
Sobre planes a futuro, indica que "por el momento no pensamos abrir oficinas en los países de la región pues preferimos ir poco a poco", concluye.
Tienda propia
Una tercera vía consiste en abrir oficinas propias, atendidas por abogados locales reclutados de otras prácticas. Eso es precisamente lo que Garrigues hizo en mayo de 2013. Al anunciar su salida de Affinitas -la red que la propia firma creara en 2004 y que continúa operativa con firmas de Argentina, Colombia, México, Perú y Chile-, Garrigues abrió oficinas en tres países de la región.
A la oficina de São Paulo (que opera como firma legal extranjera) y que fue inaugurada en 2011; le siguieron la de Bogotá, en 2013 (con la incorporación de la boutique especializada en derecho fiscal Zarama & Asociados y, más recientemente, con la absorción de DLP Legal); luego Lima (y la inclusión de cuatro socios del Estudio Rubio) y México D.F., en 2014.
Finalmente, tanto Cuatrecasas Gonçalves Pereira como Uría Menéndez llevan más de una década con sus respectivas oficinas legales extranjeras en São Paulo. La primera abrió en 2001, mientras que la segunda lo hizo en 1997.
Otras firmas más pequeñas han dado similares pasos recientemente. Ejemplo de ello es Ontier, que a través de fusiones con firmas locales, se ha establecido en Brasil, Colombia, Paraguay, Perú, Venezuela y, más recientemente, en Chile.
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