Bonos basura: ¿Qué desafíos enfrentan Estados y empresas de la región en el manejo de su deuda este 2025?

Los emisores soberanos y corporativos de América Latina deben superar una serie de retos locales, regionales y globales este año./ Unsplash - alex°.
Los emisores soberanos y corporativos de América Latina deben superar una serie de retos locales, regionales y globales este año./ Unsplash - alex°.
En 2024, algunos soberanos y empresas estatales y privadas de América Latina vieron cómo sus títulos de deuda fueron degradados a categorías por debajo del grado de inversión.
Fecha de publicación: 28/01/2025

El Salvador, al correr este 2025, observó cómo su deuda dejó de ser considerada como basura por Fitch Ratings, pasando de “CCC+” a “B-”, un hito que le costó al país el despliegue de acciones como el refinanciamiento de la deuda interna de corto plazo, el incremento de sus ingresos tributarios y la reducción del gasto público, en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los bonos basura (high yield o junk bonds), también llamados bonos de alto rendimiento, son instrumentos de renta fija que se caracterizan por un mayor riesgo de impago y poca calidad crediticia, con calificaciones por debajo del grado de inversión (“BBB” en el caso de Fitch Ratings y S&P y “Baa”, en el caso de Moody’s). De allí que su atractivo sea el 'alto rendimiento', esto es: tasas mayores a las que ofrecen bonos de grado de inversión y más solventes. 

Si bien los bonos basura son emitidos por países y empresas, Bankinter destaca que compañías con rating de grado de inversión también pueden colocar este tipo de instrumentos de deuda en la búsqueda de fondos con un vencimiento de mayor plazo y con el objetivo de diversificar sus fuentes de financiamiento. Se calcula que al menos un 80 % de los bonos de alto rendimiento son deuda soberana y el resto deuda corporativa o privada.


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En 2024, el alto riesgo de impago, tanto de capital como de intereses de sus bonos de deuda, llevó a empresas como la estatal mexicana Pemex y a su connacional, el retailer privado Elektra, a recibir la misma calificación e, incluso, en el caso de la empresa del Grupo Salinas, obligó a suspender la cotización de sus acciones en el mercado de valores, como consecuencia de procesos legales relacionados con el pago de impuestos correspondientes a años anteriores.

En diciembre pasado, la misma Fitch Ratings mantenía a Pemex en grado basura por la necesidad de mayor apoyo gubernamental, lo que le ha impedido que volviera a recibir el grado de inversión, el mismo que perdió Panamá en marzo de 2024, cuando Fitch Ratings degradó la calificación de su deuda soberana a especulativa por problemas fiscales (déficit fiscal por encima del esperado, dada la baja recaudación y el elevado gasto público, así como mayor endeudamiento), a lo que se suma débil un crecimiento económico.

Mayor riesgo

David Medina, economista mexicano, comenta que, si bien la deuda de otros emisores latinoamericanos ha sido catalogada como bonos basura, la lista no es estática y varía constantemente según las evaluaciones de las agencias de calificación crediticia.

“El año pasado vimos que algunas empresas de la región sufrieron rebajas en su calificación crediticia a nivel de bonos basura o grado especulativo. Generalizar sería irresponsable, ya que cada caso es particular, pero sí puedo señalar que las empresas con altas cargas de deuda, aquellas más expuestas a la volatilidad del mercado de materias primas o las que enfrentaron desafíos económicos internos fueron las más susceptibles. Hay algunos países y empresas que debemos seguir de cerca”, señala. 

El analista financiero explica que los gobiernos de algunos países con niveles de deuda pública elevados y perspectivas de crecimiento económico inciertas podrían ver sus calificaciones crediticias presionadas. También corren mayor riesgo de rebaja empresas que operan en sectores sensibles a los cambios económicos o que enfrentan desafíos de rentabilidad. 

 

Sin embargo, advierte que es fundamental seguir de cerca la evolución de estas economías de la región y sus respectivos instrumentos de deuda.

”Desde mi perspectiva como economista financiero formado en Harvard, el tema de los bonos basura en la región latinoamericana es un reflejo de las vulnerabilidades económicas y políticas que enfrentan muchos países. Las calificaciones crediticias no son solo un número, sino un indicador de la confianza que los inversores tienen en la capacidad de un emisor para cumplir con sus obligaciones de deuda”, agrega.


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Perspectivas

Según los analistas, en 2025 la emisión de bonos de alto rendimiento aumentará, partiendo de que, según el índice de bonos de alto rendimiento de Estados Unidos, que elabora Bloomberg, 19 % de estos vence en 2026 y 2027. De acuerdo con Goldman Sachs, necesidades de refinanciamiento y el esperado y significativo crecimiento de ganancias, entre otros factores, impulsarán durante este año las emisiones de empresas con calificación por debajo del grado de inversión. ¿Cuáles son las proyecciones para América Latina? 

Eduardo Recoba, economista peruano y parte del staff de iForex, explica que el escenario que se maneja para este año en relación con los bonos de alto rendimiento es mixto porque, por un lado, existe un mejor entorno macro en economías emergentes como Argentina, Ecuador y, quizás Venezuela, por la estabilización de los precios del petróleo. Pero, por otro lado, señala que existe un temor regional por la forma agresiva con la que Donald Trump ha iniciado su gestión, en función de sus políticas arancelaria y migratoria y la reforma tributaria que, en definitiva, no le está dando mucha seguridad a los bonos de alto rendimiento.

Se pregunta cómo valorar el riesgo frente a este escenario y ve que algunas economías regionales como Argentina y Ecuador se están defendiendo con el tema de la regularización de los pagos de sus bonos de alto rendimiento, mientras discuten acerca de la reestructuración de sus deudas y cómo mejorar su estructura fiscal para poder tener más margen de pago del gasto financiero.

“Hay que valorar de cara al futuro y el factor Trump. Ante una eventual guerra comercial entre Estados Unidos y China puede ser que los bonos que son de bajo rendimiento comiencen a comportarse más como los de alto rendimiento, con rentabilidades interesantes, pero con bajo riesgo”, manifiesta Recoba, atento a la inflación e, incluso, a la recesión que puede generar el nuevo mandato de Trump. 


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Medina señala que el cambio de gobierno en Estados Unidos, por sí solo, no es el factor determinante en este mercado, aunque reconoce que las políticas económicas de la nueva administración tienen un impacto en el crecimiento económico y la inflación, variables que, a su vez, afectan el rendimiento de los bonos, incluyendo los de alto rendimiento, que el año pasado registraron un rendimiento de 15 % en promedio. En este contexto hay que considerar que la inflación en Estados Unidos cerró en 2,9 % el año pasado, por encima de la meta de 3 % que se ha trazado la Fed.

A esto agrega que un eventual aumento de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal, desde diciembre en 4,25 %, será un factor clave por su efecto en los costos de financiación de las empresas. En septiembre, el banco central estadounidense inició un ciclo de recorte de tasas y, ante el cambio de gobierno y las políticas anunciadas desde la campaña, se espera que se retome una política monetaria restrictiva.

El contexto que visualiza Medina es de mayor volatilidad en comparación con los años de tasas de interés ultra bajas, incertidumbre en relación con el comportamiento de la inflación, respecto a lo cual los bancos centrales están en una fase de ajuste de política monetaria, con impacto directo en los bonos.

“Las proyecciones que tengo apuntan a rendimientos potencialmente atractivos en comparación con los bonos de grado de inversión, pero con un mayor riesgo de incumplimiento, especialmente si las condiciones económicas se deterioran, con el crecimiento económico más lento, combinado con el aumento de los costos de financiación, podría presionar a algunas empresas con altas cargas de deuda”, manifiesta el analista financiero mexicano con formación en Harvard y Oxford.     


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Recomendaciones para emisores 

Recoba sugiere a gobiernos y empresas seguir algunas recomendaciones para eviten recibir calificación de bonos basura:

  • Con flujos tan complicados como los que se van a venir en el 2025, tratar de comprometer deuda para capitalizar infraestructura (escuelas, hospitales, carreteras).
  • Que pueda acceder a mecanismos de reestructuración, es decir, tomar deuda barata, que va a ser difícil, pero no imposible.
  • Evitar que el ratio deuda versus Producto Interno Bruto (PIB) siga creciendo o esté por encima del 30 %. 

El economista de iForex considera que tanto los gobiernos como las empresas deberían priorizar una política fiscal responsable, estructuras de capital sólidas, transparencia y buen gobierno corporativo, adaptabilidad y resiliencia. Del lado de los inversores, aconseja diversificación, due diligence, gestión activa, paciencia y perspectiva a largo plazo, y no inviertan lo que no están dispuestos a perder.

Recoba sugiere ver el panorama global, macro regional y macro local, estudiar el país, su capacidad de pago, los recursos que tiene para generar rangos fiscales que le permitan ir controlando y pagando su deuda, estar atentos a las materias primas para dibujar una trayectoria en función a una estrategia de inversión más o menos saludable, sin olvidar la tasa de referencia de EE. UU.

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