A propósito del primer aniversario de la adquisición de Twitter por parte de Elon Musk, la discusión sobre la posibilidad de considerar los tuits como obras protegidas por el derecho de autor está más vigente que nunca. Es un debate fluctuante y dinámico, en la medida en que las reglas de contenido en Twitter se actualizan con agilidad, al paso de las cambiantes tendencias de sus usuarios y el mundo globalizado.
Twitter pasó de ser un espacio de microblogs limitados a 140 caracteres, a una red multimedia de tráfico de imágenes, video, podcasts y live streaming. Aunque el texto sigue siendo el contenido predominante de los tuits, su límite actual es de 280 caracteres, con posibilidad de extenderlo incluso a 4.000 caracteres —para cuentas verificadas— y concatenar más de 26 tweets en un hilo (thread) que pueden reproducir una narración más extensa que el presente artículo.
Sin duda, un contenido de estas características tiene la aptitud de ser protegible mediante derecho de autor. No solo la propia red social ha reconocido que los tuits publicados “pertenecen” a sus usuarios, sino que, en la última década, diversos tribunales alrededor del mundo han determinado que pueden reunir las características de una obra literaria original.
Sin embargo, es preciso aclarar que esta discusión se refiere exclusivamente a los trinos de texto y la protección a la literalidad de sus palabras, pues excluye aquellos tuits de contenido audiovisual, mediante los cuales se comunican públicamente fotografías, videos, música y otros formatos multimedia. Sobre estos últimos, existe una posición unánime acerca de su protección por el derecho de autor y su calidad de creaciones independientes y autónomas al tuit que las contiene.
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En Colombia, el régimen de derecho de autor y la jurisprudencia especializada han fijado los criterios para determinar si una creación puede ser considerada una obra literaria. Estos son particularmente tres:
- Que se trate de una creación intelectual producto del ingenio humano.
- Que sea original, es decir, que imprima el sello personal del autor.
- Que pueda ser reproducida por cualquier medio.
La originalidad, como criterio de mayor relevancia para identificar si una creación clasifica dentro de la categoría de 'obra', presenta cierta complejidad para ser definida de forma inequívoca. Sin embargo, en Colombia y los demás países miembros de la Comunidad Andina (CAN) se ha aceptado que la originalidad existe siempre que la obra, no siendo una copia literal de otra (originalidad objetiva) refleje la personalidad o impronta característica del autor (originalidad subjetiva) [1].
Estos criterios, por oposición a la postura mayoritaria de la primera década del siglo XXI, pueden confluir hoy en día en un tuit, haciendo que el texto contenido en el trino —como soporte electrónico de la obra— pueda ser considerado una creación literaria en los términos de la Ley 23 de 1982.
No obstante, lo anterior no significa que todo tuit es una obra literaria. Cada trino y su contenido deberá analizarse a la luz de las características del texto y la regulación aplicable al caso.
Por ejemplo, tuitear sobre simples hechos, acontecimientos de interés público o procedimientos no clasifica dentro de la categoría de obra por expresa disposición normativa. Incluso llegando a considerarse una obra, en múltiples casos el uso de un tuit podría configurar una excepción al derecho de autor, como es el caso de los tuits con derecho de cita o que tengan una finalidad privada y sin fines de lucro, como el caso de los usuarios con trinos protegidos.
Por otra parte, escritos como reseñas bibliográficas, análisis académicos, poemas e incluso opiniones personales pueden configurar un tuit protegido bajo titularidad del usuario que lo publica, otorgándole las prerrogativas patrimoniales y morales propias del derecho de autor según cada jurisdicción, al ser una creación humana expresada en un medio electrónico.
Si bien esta afirmación fue muy poco aceptada entre el 2006 y 2015, casos como el de Olorunfemi Coker v. FuckJerry en Nueva York, en 2019, ejemplifican cómo la concepción de las redes sociales en ese entonces estaba lejos de comprender la masividad del mundo digital y su relación con el derecho de autor hoy en día, incluidos los cambios formales que hoy permiten la creación de verdaderos textos originales a través de Twitter.
En la actualidad, con 1,3 billones de usuarios y tras haber vendido el primer tuit de la historia en 2,9 millones de dólares, Twitter es una plataforma de mercadeo de primer nivel donde usuarios de gran alcance venden sus tuits como cualquier otro activo, algo impensado para el microblog universitario fundado en 2006.
Así, hoy en día, los Términos de Servicio de Twitter prevén un procedimiento estricto para que los usuarios presenten una reclamación por infracción de derechos de autor directamente ante la red social, incluso sobre sus propios escritos. Así mismo, para casos donde el usuario evidencie que la reproducción o distribución de su trino se ha efectuado en un medio distinto a Twitter, la jurisdicción de cada país, entre ellas la colombiana, deberá determinar si el texto cumple con las características propias de una obra literaria según el caso concreto.
[1] Lipszyc, D. “Derecho de Autor y derechos conexos” Ediciones Unesco. Buenos Aires, 2006. Pg. 40.
*Juan Moure y David Casadiego son socio y asociado de las prácticas derecho de autor y entretenimiento en OlarteMoure.
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