La importancia de la cultura basada en datos

Hoy existe un océano de datos esperando a ser procesados ​​y transformados en utilidad / Unsplash, Riku Lu.
Hoy existe un océano de datos esperando a ser procesados ​​y transformados en utilidad / Unsplash, Riku Lu.
El data driven no es más que dirigir tus acciones y tomar decisiones con base en datos con el objetivo de hacerlas más asertivas.
Fecha de publicación: 20/05/2024

Hay dos frases que siempre me gusta reforzar con mi equipo, una de ellas se atribuye a Voltaire, “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, mientras que la otra, cuyo autor desconozco, es “lo obvio siempre se necesita decir”.

Actualmente, por innumerables razones, ya no hay espacio para que las empresas y personas tomen decisiones sin tener en cuenta los datos (eso es obvio).

De la misma manera, no hay necesidad de asumir que su viaje basado en datos será complejo y sólido al principio, así que comience con un procesamiento de datos simple y mejore a medida que amplíe sus conocimientos (después de todo, lo perfecto es enemigo de lo bueno, ¿verdad?)


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¿Qué se basaría realmente en datos?

Los datos no son más que la unidad elemental de información no interpretada y no estructurada. Por sí solos tienen un valor limitado, por lo que necesitan de procesamiento para alcanzar su máximo potencial y convertirse en útiles (información), es decir, en algo que tenga significado.

Los datos ganan significado y utilidad a partir de un proceso de inteligencia que los transforma, los organiza, los compara y los clasifica. Es precisamente el resultado de este proceso de inteligencia, altamente personalizado, el que pasa a subsidiar y dirigir la toma de decisiones (data driven). Su objetivo, además, es hacer esa toma de decisiones más asertiva, optimizando tiempo y, por tanto, costos.


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¿Cómo aplicar esto al mercado legal?

En este punto es importante mencionar que el Poder Judicial de Brasil ya es consciente de la importancia de los datos, desde 2004, cuando estableció, vía enmienda constitucional, la creación obligatoria de un informe estadístico y analítico sobre los litigios en Brasil, más tarde denominado Justicia en Números. Quienes lo siguen desde sus inicios saben que el informe sirve como lema para innumerables decisiones tomadas por el Poder Judicial y las políticas públicas relacionadas.

Asimismo, los datos podrán ser utilizados para la gestión de litigios, medios alternativos de resolución de conflictos y áreas contractuales y de consultoría. Es decir, datos como número de procesos distribuidos, montos involucrados, resultado de decisiones, motivos para perder o ganar, montos de condenas, parte de horas, productividad, acuerdos realizados, perfil de abogados y autores que más realizan transacciones, número de contratos firmados sin revisión, etc.

En definitiva, hoy existe un océano de datos (Big data), esperando a ser procesados ​​y transformados en utilidad.

El caso es que entre los innumerables cambios que nos ha traído la sociedad moderna, quizás el que está más presente en nuestro día a día es el volumen de decisiones que tenemos que tomar de forma rutinaria. 

Y, si, como descubrió el Premio Nobel de economía Kahneman, vamos a dejar que nuestras heurísticas y sesgos controlen nuestro Sistema Uno (que es rápido, paralelo, automático, inconsciente y está impulsado por emociones y asociaciones), ¿por qué no dejamos que los datos controlen el Sistema Dos?, que es analítico, secuencial, deliberativo, basado en reglas y que utiliza cálculos conscientes para llegar a decisiones racionales? 

*Guilherme Pignaneli es socio de Ernersto Borges Advogados.

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