Luego de que la marca artesanal mexicana YucaChulas y la Secretaría de Cultura del país increparon a Shein por copiar indebidamente en una blusa convencional un huipil maya (el hupil es una batola de algodón blanco hasta las pantorrillas, típica de la península de Yucatán), el gigante chino retiró la pieza y dijo en comunicado que su intención no fue “infringir la propiedad intelectual de nadie y no es nuestro modelo comercial hacerlo”.
Con esto, la empresa textil dio por zanjada la cuestión. En una carta dirigida a El País, la compañía enfatizó que respeta la propiedad intelectual de artesanos y diseñadores por igual, por lo que le exigen a sus proveedores un certificado de que sus diseños no infringen la propiedad intelectual de terceros, por esta razón retiraron la blusa de su catálogo en línea inmediatamente.
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El equipo detrás de YucaChulas pudo lograr el retiro de la pieza plagiada gracias a que el gobierno mexicano inició, de la mano de su secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, hace poco una estrategia de defensa de su patrimonio cultural para evitar el plagio y apropiación cultural en la industria de la moda de los diseños de sus etnias aborígenes y afromexicanas.
En esta ocasión, Frausto envió una carta a Shein exigiendo una explicación y el retiro del diseño, “estos diseños se transmiten de generación en generación y, por lo tanto, son producto de la creatividad colectiva que pertenece al pueblo maya”, dijo, a la vez recordó que estos “representan no solo su entorno natural, sino que también forman parte de su cosmovisión, (...) por lo tanto forman parte de su identidad como pueblo maya y cultura maya”.
La marca artesanal yucateca expresó tristeza “por el lamentable suceso de plagio” a uno de sus diseños hecho y personalizado en 2017 para una colaboración realizada con México a colores, donde se vende diseño artesanal mexicano.
“Es una falta de reconocimiento al trabajo de los y las artesanas que se dedican a esta labor y viven de la artesanía, en este caso el bordado, lo triste es como se devalúa dicho trabajo artesanal y mucha gente sigue comprando a esa plataforma sin conocer el origen real de muchos de los diseños que venden. Es una gran violación a la propiedad intelectual y, sobre todo, a la cultura”, dijeron.
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Cuando la marca yucateca se quejó en redes sociales, explicó que habían recibido ofrecimientos de asistencia legal para proceder con una demanda por plagio contra Shein que, en México, está contemplada en la Ley Federal del Derecho de Autor, recientemente reformada para proporcionar mayor protección a los titulares de derechos de autor en el entorno digital, lo que también incluye medidas tecnológicas de protección que sancionan severamente a quienes eludan el reglamento y a quienes ayuden a eludirlas. La idea primordial es proteger los derechos de autor en el entorno digital.
Respecto a la cultura indígena, la ley establece en su artículo 160 que “toda fijación, representación, publicación, comunicación, utilización en cualquier forma o puesta a disposición con fines de lucro; de una obra literaria y artística, de arte popular y artesanal o de las expresiones culturales tradicionales, cuando exista duda de la comunidad o pueblo a quien deba solicitarse la autorización escrita para uso o explotación, la parte interesada solicitará a la Secretaría de Cultura una consulta para identificar al titular”, esto con el fin de evitar apropiación indebida de los diseños tradicionales, especialmente desde la industria del fashion, habituada a plagiar a los pueblos originarios.
De no contarse con el acompañamiento del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (en su calidad de órgano técnico) o de no haber recibido la autorización de uso por parte de la Secretaría de Cultura, el gobierno mexicano se reserva el derecho de solicitar explicaciones y reparaciones por la copia indebida de los diseños tradicionales, como ocurrió con Shein.
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