La apertura de rutas marítimas entre México y China; los panoramas del nuevo shipping

Mientras el comercio mundial de bienes busca estabilizarse y dejar atrás las crisis en la cadena de suministros causadas por el Covid-19 y por los conflictos bélicos en Ucrania y en el mar Rojo, México y China refuerzan su relación comercial, al punto de ser considerada hoy como una de las que tiene mayor crecimiento a escala global. 

En 2023, el intercambio de mercancías entre ambas naciones osciló alrededor de los 114.000 millones de dólares, en particular por las grandes compras que los mexicanos hicieron en la nación asiática, lo que ha llevado a las principales navieras y aerolíneas del mundo a abrir nuevas rutas comerciales que unen diferentes puertos de Asia con el país latinoamericano, beneficiándose del creciente comercio entre las dos regiones.

Al margen de las razones que se esconden detrás de este aumento, lo cierto es que las nuevas rutas vendrán a dar un impulso mayor al flujo comercial y consolidar a México como el principal puerto de entrada de mercancías chinas al mercado latinoamericano y, en cierta medida, al mercado del norte, aprovechando las ventajas del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

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Crecimiento sostenido

Desde automóviles y camiones hasta bolsas de plástico, pasando por tornillos y aparejos de pesca, una multitud de productos chinos han encontrado en México un mercado muy próspero, al punto que en 2023 las exportaciones de China aumentaron 34,8 %, un substancial crecimiento respecto al alza de 3,5 % reportado en 2022, de acuerdo con cifras oficiales del país asiático.

Esto llevó a que el flujo de contenedores registrara un alza sin precedentes a escala mundial que, en enero de 2024, se elevó en 60 % respecto a las cifras del mismo mes de 2023, según la data recopilada por Xeneta, plataforma de una empresa noruega que analiza y compara precios del mercado marítimo y aéreo a escala mundial, sustentada en la información de Container Trades Statistics.

Y las cifras en alza no paran. Según el Banco de México, en el primer trimestre de este año —que es por lo general el de menor flujo en el año— China envió a México productos por más de 30.000 millones de dólares, lo que permite prever que, de mantenerse esta tendencia, las compras mexicanas volverán a marcar un récord al cierre de 2024.

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A mayor velocidad

El aumento del comercio binacional no ha pasado desapercibido para las empresas navieras, que han visto la oportunidad de abrir nuevas rutas comerciales “expresas” para aligerar el tráfico de mercancías. Entre ellas destaca Cosco Shipping que, en mayo pasado, anunció una ruta hacia Sudamérica desde el puerto de Tianjin (noreste) a través de una nueva línea, Transpacific Latin Pacific 5 (TLP5), que ofrece tiempos de tránsito de 15 y 20 días desde Qingdao, China, a los puertos de Ensenada y Manzanillo, México, respectivamente.

Otras empresas no han querido quedarse atrás. Mediterranean Shipping Co. y la naviera francesa CMA CGM también han inaugurado rutas rápidas para el traslado de productos desde China a México, con escalas en otros países que también participan de este boom exportador.

“Estas nuevas rutas permiten reducir los tiempos de entrega de la mercancía de 30 a entre 15 y 20 días y ofrecen conexiones directas entre China, Corea del Sur y México”, afirma Fernanda Garza, socia del despacho SMPS Legal.

La especialista en comercio internacional recuerda que esta nueva ruta marítima se suma a la inaugurada a principios de 2024 para unir el puerto de Dalian con Sudamérica, reduciendo significativamente los tiempos de transporte entre esa ciudad asiática y países como México, Colombia y Ecuador.

“También significa ahorros logísticos y la posibilidad de transportar con mayor seguridad productos perecederos. Asimismo, implica incrementar la integración de los países involucrados en las cadenas mundiales de suministro y muestra que hay un importante mercado desarrollándose entre China y México”, dice.

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Reabierta ruta aérea

Consecuencia directa del incremento del comercio binacional e intercambio de mercancías es la reapertura de la ruta aérea entre China y México, cerrada desde 2020 a raíz de la pandemia de Covid-19.

A principios de mayo pasado, China Southern Airlines, la aerolínea más grande de aquella nación, fue la encargada de relanzar la ruta de 16 horas de vuelo entre Shenzhen y Ciudad de México, cuyo regreso incluye una escala en Tijuana.

La ruta busca elevar el turismo entre ambos países que, para el 2019, significó la entrada de 167.000 turistas chinos a México y para 2023, cuando todavía no se tenía la conexión aérea directa, superó los 161.300 visitantes chinos.

Para el primer trimestre del 2024, las estadísticas señalan que habían arribado a México 52.140 turistas chinos vía aérea, lo que significó un incremento de 54 % con respecto al 2023.

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Apuntando más arriba

La apertura de nuevas rutas comerciales entre China y México es solo una muestra del avance del gigante asiático en América Latina, cuyos productos vienen captando mercado a marcha rápida. Cifras de la Administración de Aduanas de la República Popular China indican que ese intercambio con la región superó en 2023 los 480.000 millones de dólares y la perspectiva es que siga aumentado.

El crecimiento ha sido realmente exponencial, tomando en cuenta que ese comercio se situaba a inicios de este siglo en 14.000 millones de dólares, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Esto significa que entre 2000 y 2023 el comercio de bienes entre la región y China se multiplicó por 35, una importante diferencia si se toma en cuenta que el comercio total de la región con el mundo solo se multiplicó por cuatro, según reflejan datos del organismo dependiente de la ONU.

Ahora bien, China no solo está interesada en América Latina, sino que el gran bocado pareciera estar representado en el mercado de América del Norte, especialmente Estados Unidos, accesible a través del T-MEC y con el nearshoring como justificativo telón de fondo.

Es más, no solo se trata del interés que China tenga en abarcar una porción del mercado estadounidense, sino de la necesidad que tiene la industria de ese país de “acercar” a sus proveedores asiáticos, algo que puede resultar más viable y barato estableciendo puntos de suministros y producción en México, cuya industria es la principal beneficiada por esta relocalización.

De hecho, en mayo pasado las exportaciones mexicanas a Estados Unidos marcaron un nuevo récord histórico al sumar 43.880 millones de dólares, según datos de la Oficina del Censo de EE. UU. Este sería el cuarto aumento mensual en hilo que establece un nuevo hito en las colocaciones mexicanas al otro lado del río Bravo. 

En particular, las empresas que mejor provecho pueden sacar de esta situación son aquellas relacionadas con sectores como la agroindustria, química, plástico, ropa y accesorios, metales básicos, maquinaria y equipo, tecnologías de la información, aparatos electrónicos, farmacéutica, automotriz, aeroespacial, muebles y juguetes.

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Sin moros en la costa

Hasta ahora, el comercio entre China y México se viene realizando sobre la base del principio de “nación más favorecida”, que opera para los países miembros de la Organización Mundial de Comercio, especialmente aquellos que no cuentan con un acuerdo de libre comercio recíproco, que es el caso de estas dos naciones.

Eduardo Pizarro Suárez, también socio de SMPS, reitera que el comercio bilateral de China y México está regido por las reglas de los aranceles generales y bajo el régimen jurídico general de cada uno, incluyendo sistemas como el de remedios comerciales que opera en cada país, por lo que la nueva ruta comercial, si bien incrementará el comercio entre estas naciones, no implica ninguna modificación inmediata en el status quo de las normas jurídicas de cada uno de ellos. 

Aclara que, aunque las nuevas rutas marítimas entre China y México vienen a agilizar la entrada de mercancías al mercado norteamericano, ello no pareciera tener incidencia en las relaciones comerciales de México con sus aliados del norte, cuya sólida normativa no precisa ser cambiada por esta razón.

“El incremento en eficiencias logísticas de esta nueva ruta no es capaz por sí mismo de derribar las barreras legales, regulatorias, arancelarias y políticas que Estados Unidos ha erigido respecto de mercancías de origen chino. Actualmente, EE. UU. mantiene restricciones sólidas a la importación de productos e insumos chinos basadas en principios de seguridad nacional, lo que ha disminuido el comercio entre esos dos países”, acota Pizarro.

Los especialistas de SMPS recalcan que la utilización de estas rutas marítimas expeditas será de gran estímulo para las relaciones por las importantes eficiencias que conlleva, reiterando la necesidad de pactar relaciones contractuales sólidas en sus operaciones comerciales y regirse bajo un sentido de estricto cumplimiento de los sistemas legales de cada país, así como bajo las reglas del comercio multilateral al amparo del sistema de la Organización Mundial de Comercio.