Cuando se habla de nearshoring, todas las miradas se dirigen a México, y, efectivamente, se trata de una nación que hasta ahora ha sido la gran beneficiaria de esa tendencia de las empresas del mundo de trasladar sus fábricas hacia otros puntos de locación estratégica, con la idea de abaratar sus costos y de reducir la dependencia del mercado asiático, en particular de China.
Pero lo cierto es que además de México, muchas de las naciones del continente tienen potencialidades para convertirse en inéditos centros productivos que, a la par de suplir a sus aliados en Norteamérica, aumentarían sus capacidades para satisfacer sus mercados internos y acceder a los consumidores regionales.
De hecho, estudios adelantados por consultoras privadas y organismos multilaterales apuntan a que, con pocas excepciones, la casi totalidad de los países latinoamericanos tienen, en la creciente tendencia a la relocalización, la llave para elevar —y de manera considerable— sus exportaciones con Estados Unidos y naciones vecinas.
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Cambio de rumbo
Cuando a principios de su mandato el presidente Donald Trump plantó la guerra comercial a China al imponer aranceles a muchos productos importados de aquella nación, la industria norteamericana se percató de que la era de la producción offshoring estaba llegando a su fin, dando inicio a una nueva estrategia para reubicar las factorías en puntos más cercanos.
El proceso en América ha involucrado básicamente a México, país que ha recibido el mayor flujo de fábricas estadounidenses trasladas desde Asia. Sin embargo, y dadas las buenas relaciones que mantienen México y China, Pekín ha visto la oportunidad de instalar en suelo mexicano muchas de esas empresas que Washington no le permite desplegar en su suelo.
Y vaya que México se ha beneficiado: en 2023 y por primera vez en dos décadas, la nación azteca desplazó a China como el principal socio comercial de Estados Unidos, con ventas que superaron los 476.000 millones de dólares, un alza de 4,8 % respecto a los datos de 2022.
Además, México recibió 36.058 millones de dólares en inversión extranjera directa, buena parte de ello relacionada al nearshoring, un filón de negocios que se estima alcanzará este 2024 la bicoca de 48.000 millones de dólares en IED, según proyecciones del Consejo Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce).
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Espacio para todos
Sin embargo, el fenómeno puede permear a casi toda América Latina, aprovechando las ventajas que ofrecen diferentes naciones en cuanto a disponibilidad de recursos, desarrollo de sus parques industriales, estatus de la inversión extranjera, entorno empresarial, disponibilidad de mano de obra, costos laborales y manejo logístico; parámetros que han servido a la británica JLL Research para pulsar el potencial de la relocalización en región.
“Los fabricantes pueden aprovechar los menores costos laborales, la proximidad a las materias primas y los plazos de entrega reducidos para optimizar la cadena de suministro”, señala un reciente informe de la consultora.
Con base en varios parámetros, el documento señala que los países que mayores provechos podrían sacar de este proceso serían Brasil, Colombia y Chile, aun cuando una veintena de naciones podrían sacar provecho.
El estudio compagina con datos aportados en 2023 por un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el nearshoring, según el cual América Latina y el Caribe podría recibir hasta 78.000 millones de dólares en el corto plazo debido a nuevas exportaciones, dirigidas no solo a Estados Unidos sino a sus pares regionales, todo enmarcado en los procesos de producción para satisfacer las demandas del mercado norteño.
Automotriz, textil, farmacéutica y energías renovables serían las principales industrias beneficiarias del fenómeno de relocalización, aun cuando casi cualquier sector económico podría sentir su efecto dinamizador. De esa cantidad, USD 64.000 millones estarían sustentados en el comercio de bienes, mientras que los restante USD 14.000 millones en operaciones de servicios.
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Brasil, el coloso
Si bien no es “vecino” de Estados Unidos y México, las ventajas para el nearshoring de este país saltan a la vista. Considerado en sí mismo un continente, Brasil dispone de recursos naturales y materias primas de primera necesidad, tierras fértiles para el cultivo de alimentos, una infraestructura comunicacional bastante estable y un entramado logístico respetable.
Aspecto especialmente destacable la disponibilidad de energía, la mayor parte hidroeléctrica, aunque también cuenta con importantes yacimientos de gas y petróleo, además de una creciente industria de energías renovables.
Novena economía del mundo, Brasil cuenta con un mercado cautivo de más de 215 millones de consumidores potenciales, por lo que se ha convertido en un fuerte foco de atracción para las inversiones relacionadas con la relocalización, habiendo recibido el año pasado casi 62.000 millones de dólares en inversiones extranjeras directas, más de 70 % de lo captado por México.
Además, el gobierno de Brasilia está consciente del potencial del país para atraer más empresas, por lo que lanzó un plan para apoyar la reindustrialización con recursos por el orden de los 1.600 millones de dólares, a lo que se suman incentivos fiscales y una política de créditos blandos a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, con fin de estimular la instalación de nuevos actores.
La disponibilidad de personal calificado, en particular en tecnología, el bajo costo laboral (se estima que entre 80 % y 85 % menos, respecto a países industrializados) y la existencia de una estructura de transporte y logística robustas, son factores que favorecen al país, que ha hecho de China su mayor aliado de negocios.
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Colombia: estratégica ubicación
Aun cuando no se trata de un país fronterizo, las oportunidades de Colombia para complementar las operaciones que se realizan en suelo mexicano de cara al nearshoring son cada día más evidentes.
Además de recursos naturales elementales, el informe de JLL destaca que los bajos costos operativos, en especial lo relativo a la vivienda y nivel de vida asequible, así como la posibilidad de rápido traslado de mercancías, son aspectos que abonan a favor de Colombia. Esto, junto a una relativa estabilidad de su producto interno bruto y un mercado cautivo de 52 millones de habitantes, refuerzan su potencial como buen destino para la relocalización.
Estratégicamente ubicada en el norte de Suramérica, Colombia tiene salidas al Atlántico y Pacífico con puertos en ambos océanos, lo que facilita las entregas en ambas cosas de Norteamérica sin tener que depender del Canal de Panamá. No obstante, la nación neogranadina debe mejorar la logística, poco desarrollada de cara a la producción masiva.
Si bien el tema tributario puede ser preocupante para el empresariado en virtud del cobro de una tasa elevada (35 %, frente al 17 % de promedio en la región), las relaciones comerciales entre Colombia y Estados Unidos están regidas por un tratado de libre comercio, lo que deja por descontado el adecuado manejo de las relaciones económicas.
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Chile: lejos pero cerca
Como una de las economías más sólidas de la región, Chile ha despuntado en las últimas décadas por ser destino privilegiado de los inversores extranjeros y una de las naciones mejor tratadas por las calificadoras de riesgo. Esto, junto a su estabilidad económica, solidez institucional y de su marco regulatorio, despuntan como ventajas a tomar en cuenta a la hora de pensar en relocalización.
Principal productor mundial de cobre, poseedor de las mayores reservas de litio del planeta y de otros minerales esenciales para varios sectores, el parque industrial chileno es considerado como uno de los más modernos de la región, además de contar con personal calificado a costos bastante menores en comparación con Norteamérica.
Pese a la considerable distancia de Estados Unidos, su apertura al Pacífico ofrece acceso a los materiales que provienen de Asia y rápido despacho a la costa oeste norteamericana, subsanado en parte la lejanía geográfica. En este mismo orden, siendo un país exportador de materias primas, posee una de las infraestructuras logística y de transporte más avanzadas de la región.
Pero la gran ventaja de Chile radica en sustentar sus relaciones económicas con China y Estados Unidos en sendos tratados de libre comercio, además de tener un protocolo comercial con México al amparo de la Alianza del Pacífico. Todo ello garantiza estabilidad y confianza en el manejo de sus operaciones productivas.
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Sin perder de vista
Con más o menos oportunidades, buena parte de los países de la región están llamados a sacar provecho del nearshoring, de acuerdo con el análisis de JLL Research:
- Argentina: A pesar de sus prolongadas crisis económicas, el país cuenta con una fuerza laboral bien calificada y de bajo costo en comparación con otras economías, además de una población cautiva superior a los 46 millones de habitantes.
- Costa Rica: Un entorno político y económico estable, incentivos para las inversiones, así como parques industriales ya consolidados, hacen de la nación centroamericana un destino privilegiado para la relocalización.
- Guatemala: Su cercanía a EE.UU. y los muy bajos costos operativos hacen de este país el lugar ideal para la subcontratación, en particular para el establecimiento de grandes centros de atención al cliente regionales.
- Panamá: Por albergar la ruta interoceánica más importante del hemisferio occidental, y contar con una avanzada infraestructura de transporte y traslado de mercancía, Panamá despunta como el gran centro logístico regional.
- Perú: Sus bajos costos operacionales, un mercado potencial de 34 millones de compradores y la creación de zonas económicas especiales que ofrecen incentivos fiscales y acceso a servicios básicos de primera, conforman la mejor oferta del país.
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