En los últimos 30 años la diabetes se ha salido de control en México. Actualmente es la segunda causa de muerte del país, la primera son las enfermedades cardíacas. El 90% de los casos están ligados a la mala alimentación. Los mexicanos tienen el primer lugar en obesidad infantil y el segundo en adultos, solo por detrás de Estados Unidos. Este es el escenario que enfrenta el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y por el que propone un nuevo etiquetado para alimentos. La reforma sería la más agresiva en la materia desde que en 2014 se gravaran los refrescos en la administración de Enrique Peña Nieto.
La iniciativa, que se tiene prevista llegue al pleno de la Cámara de Diputados este martes, modificaría la Ley General de Salud. En concreto, se cambiaría el artículo 216 (entre otros) para establecer un etiquetado frontal de advertencia que deberá informar sobre el alto contenido energético, de azúcares añadidas, de grasas saturadas y trans, de sodio y cualquier otro aditivo. La Secretaría de Salud será la responsable de determinar cuáles productos estarán sujetos a estas disposiciones respaldándose con evidencia científica y estándares internacionales. Para conseguirlo se apoyará en la opinión técnica del Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Entre las voces que apoyan la iniciativa se encuentran la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (encargada del proyecto) y la misma Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Lina Pohl, representante de la FAO en México, afirmó que en otros países este tipo de etiquetado frontal ha ayudado a cambiar el patrón de los consumidores, a diferencia de los impuestos a alimentos. En específico, destaca el caso de Chile que implementa un sistema similar.
El Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico), que agrupa a empresas como Bimbo, Coca-Cola FEMSA y Kellogg’s, es uno de los principales opositores. Señala que impactaría el clima de negocios en el país y solo provocará miedo en el consumidor. Critica que el sistema de sellos, similar al que usan en Chile, no describe por completo el producto porque no toma en consideración las porciones. Sin embargo, los empresarios coinciden en que el etiquetado puede mejorar para ser una gran herramienta para los consumidores.
A pesar de las protestas, la misma Cámara de Diputados prevé avalar el proyecto con el apoyo de Morena, el partido del presidente. Lo mismo se espera del Senado donde mantienen la mayoría.
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