El mundo de las criptomonedas recordará el 2022 como un annus horribilis. La reciente quiebra de FTX, la segunda mayor plataforma de intercambio de criptoactivos, ha sido hasta ahora el culmen de un año negro para el sector, que ha visto caer a varias empresas que arrastraron consigo no solo la cotización de todos los criptoactivos, sino el valor mismo de un mercado que apenas un año atrás gozaba de una envidiable salud.
Después de haber alcanzado, en noviembre 2021, los mejores resultados en 12 años desde su lanzamiento, el bitcoin, la primera moneda digital y marcador del sector, comenzó a mostrar debilidades que preocuparon a los analistas, aunque nadie imaginó el colapso que vendría y que tuvo en el desplome de Terra y de su moneda Luna la primera víctima notable. Desde entonces, una especie de efecto dominó ha provocado un verdadero estremecimiento del sector, que ha visto desplomarse por lo menos a seis importantes empresas, todas con peso suficiente como para decir que el fin de este capítulo aún luce lejano.
Pese a ello, y en honor a la verdad, aunque el 2022 ha sido quizás el año más difícil para las criptos, las turbulencias han sido la constante en el corto vuelo de este joven e inmaduro mercado, que se vio ampliamente favorecido por la crisis sanitaria global de la pandemia por Covid-19 y que, seguramente, se verá fortalecido después de la depuración que ocurrirá con este crack.
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"El mercado de las criptomonedas y criptoactivos es volátil. Es importante considerar que se trata de un mercado novedoso, pues inició en 2009 y aún está en crecimiento, por lo que aún es un mercado pequeño y cualquier cambio en la situación económica a nivel internacional puede afectarlo”, señala desde El Salvador Mario Lozano, socio y jefe de la práctica fintech y criptomonedas de Arias El Salvador, quien claramente marca diferencias entre las consecuencias que puede tener la turbulencia actual para para el universo fintech y para el mercado financiero tradicional.
Desgranando su tesis, Lozano cree que la caída en el valor de los criptoactivos tiene un impacto mayor en el sector fintech y cripto en general, tomando en cuenta que el precio de estos activos puede afectar directamente en el desarrollo de las empresas vinculadas a este ecosistema virtual. A modo de ejemplo, apunta que al haber una fuerte baja de los activos, los exchange se ven impedidos de cumplir con sus obligaciones de liquidez, que es lo que justamente ha pasado con FTX y buena parte de las otras empresas que han ido a la quiebra este año.
Con pies de barro
Fundada hace tres años, el crecimiento de FTX fue más que vertiginoso. Su creador, Samuel Bankman-Fried, un graduado del Massachusetts Institute of Technology (MIT), la fundó como un pequeño exchange que supo sacar provecho del boom del mercado a partir de la pandemia, creciendo como la espuma y fundando decenas de empresas asociadas en todo el mundo.
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En pocos meses la compañía estaba en boca de celebridades e influencers que apoyaron aun más su crecimiento y hasta en la fachada del estadio que acoge a Miami Heat, equipo de la NBA que representa los colores del estado de Florida, Estados Unidos, llegando a transar millones de dólares y alcanzar a principios de 2022 una valoración de mercado de 32.000 millones de dólares.
No obstante, el gigante tenía pies de barro. En el juicio por bancarrota que se le sigue en una corte de Delawere, EE.UU., se ha descubierto, entre otras cosas, que FTX no tenía siquiera un departamento contable que conociera del movimiento de capitales, careciendo de cualquier tipo de controles internos, además de realizar inversiones de alto riesgo y acumular una deuda que excedía sus capacidades de pago.
Todo esto se supo después de que se filtrara información de su brazo financiero, Alameda Research, que indicaba que la empresa utilizaba el propio token de FTX (el FTT) como garantía para sus préstamos, lo que alertó a los inversores, quienes comenzaron a retirar sus fondos provocando una corrida que dio al traste con la compañía, con la fortuna de Bankman-Fried, el colapso de otras empresas y volatizó buena parte de los 32.000 millones de dólares de la empresa.
La crisis llevó a Bankman-Fried a renunciar como CEO de la compañía, declarar la bancarrota y acogerse al Capítulo 11 por falta de liquidez, un proceso que buscará rescatarla y resarcir a los 1,2 millones de clientes que FTX declaró tener en 2021, cuando presentó su último informe.
“Los colapsos de Terra y FTX han demostrado que las inversiones y préstamos en la industria cripto están extremadamente entrelazados, haciendo que cualquier problema coloque fácilmente en situación vulnerable a otras empresas o proyectos del sector”, señala Rafael Ortiz, asociado del bufete peruano Payet, Rey, Cauvi, Pérez Abogados, cuya opinión permite inferir que alguna pieza sigue estando suelta en el engranaje del sistema.
El efecto
Terra Luna, Celsius Network, Three Arrows Capital (3AC), Voyager Digital, FTX y BlockFi. El balance parcial de la crisis no es alentador, aun así cientos de analistas y millones de seguidores seguían confiando en las bondades de una industria que llegó para quedarse.
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Como activos descentralizados, cuya existencia y validez no dependen de una entidad centralizada, el ‘talón de Aquiles’ de los criptoactivos es que siguen siendo un activo financiero, cuyo precio no solamente depende de factores directamente relacionados con el sector, sino también con el mercado en general, que está pasando por un periodo de tasas de inflación altas y que afecta la oferta y demanda de las criptomonedas.
“Las criptomonedas son activos financieros con periodos cíclicos determinados por el bitcoin halving, punto en el que el precio por minar un bloque cambia y, como consecuencia, nos encontramos actualmente en el bear market, en el que su valor disminuye”, dice Mario Lozano.
En este mismo orden, desde el escritorio mexicano SMPS Legal, Miguel Alonso Corbiere, asociado de consultoría fiscal, e Iván Pérez Correa, socio de bancario y financiero, consideran que el mercado de criptomonedas perdió de nuevo credibilidad, confianza y, “consecuentemente, esto se vio reflejado en sus precios, con el retiro de los fondos por parte de los usuarios e inversionistas, aunque parecía que una institución consolidada como FTX brindaría seguridad jurídica a los mismos respecto del resguardo de sus inversiones”.
A salvo, pero…
¿Se verá afectado el mercado financiero en general por esta situación? Mario Lozano no lo cree. “Al ser los criptoactivos una parte aún no tan desarrollada, considero que el impacto de caída en su valor pudiera tener menores implicaciones” en el mercado financiero global, dice el experto.
Desde México, los abogados de SMPS Legal creen que la afectación depende de la medida en que se hayan listado acciones de empresas cuya actividad esté directamente relacionada con las criptomonedas y que estas empresas se hayan visto afectadas por la caída en los precios de las monedas digitales, o bien, en un menor número de operaciones, derivado de la incertidumbre del mercado.
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Por su parte, Rafael Ortiz estima que, independientemente de si esos problemas son abordados y solucionados, “la tecnología y las innovaciones subyacentes que se están viendo en la industria cripto van a tener un impacto sustancial no solo en las finanzas, sino también en los sistemas de pago y compensación”.
Lo cierto es que la floreciente industria que ha propiciado en poco más de una década la creación de todo un ecosistema se ha visto fuertemente impactada, al punto que la capitalización de mercado de las criptomonedas ha pasado de 2,97 billones de dólares a principios de año a 952.000 millones a finales de 2022, de acuerdo con cifras de CoinMarketCap, el sitio web de seguimiento de precios más reconocido por los expertos. En otras palabras, en ocho meses se perdió más de dos tercios de la capitalización de las criptomonedas.
Legislar o no legislar, he allí el dilema
¿Cómo se explica este colapso? Al igual que lo ocurrido durante la crisis suprime de 2008, algunos analistas creen que en la falta de regulación podría ser una de las claves para entender la actual situación del mundo cripto, aunque otros señalan que pudiera estar más relacionada con la falta de transparencia que con un asunto legal.
Mario Lozano es del grupo de los primeros, pues cree que sí hace falta regular. “Considero que la poca regulación e información sobre este tema sí es un punto importante. Existe una idea errónea de que las criptomonedas están fuera de la regulación”, dice, y agrega que una cosa es que sean activos “descentralizados que no dependan de un ente para su existencia”, y otra que no sean normados para evitar situaciones como la que afecta a miles de personas y empresas con la quiebra de FTX.
“Al existir una mejor y más estandarizada regulación de las criptomonedas y criptoactivos, los precios de estos y su mercado van a ser más estables, pues habrá más certeza jurídica sobre el tema”, aclara el abogado salvadoreño.
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Sus colegas y vecinos mexicanos también señalan que el tema de FTX y el derrumbe del mercado deriva de la falta de transparencia y mala administración, que se dio principalmente por una falta de regulación general para las criptomonedas.
“Consideramos que debería existir una regulación que brinde a todos los usuarios transparencia y seguridad jurídica respecto de sus operaciones con activos virtuales, que quizás tendría como consecuencia que las personas se sientan más cómodas llevando a cabo operaciones con criptomonedas”, aducen los abogados de SMPS Legal, Alonso Corbiere y Pérez Correa.
Pero Rafael Ortiz, de Payet, Rey, Cauvi, Pérez no está muy convencido de ello.
“No necesariamente el derrumbe del mercado se debe a la falta de regulación. Si el caso de FTX termina siendo más un fraude y un manejo negligente del negocio, la existencia de una regulación posiblemente nada hubiese podido hacer para impedir el colapso. Es importante recordar que la regulación no impidió la ocurrencia de los desastres financieros o corporativos de Enron, Bernard Madoff, Lehman Brothers y, más recientemente, Wirecard y Cum-Ex”, dice.
Para el experto en regulación financiera y derecho corporativo, la regulación es importante, pero por sí sola no es suficiente porque se requiere voluntad de la industria en cambiar su cultura y establecer estándares mínimos de buenas prácticas. “Si ello no ocurre en la industria cripto, no habrá éxito en la regulación, por más buena que sea”.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta que regular una industria innovadora es complicado y debe hacerse con mucho cuidado porque se corre el riesgo de que la regulación no sea eficaz, que destruya lo que se busca regular y que debilite o socave la coherencia del ordenamiento legal, de acuerdo con el trilema de Teubner.
“La regulación en la industria cripto debe ser muy bien pensada y puede que requiera un cambio de mentalidad en las autoridades. Lo que no debería pasar es que se incluya a todos los actores o proyectos en el mismo saco, ni aplicar la regulación tradicional a modelos o estructuras descentralizadas”, concluye Ortiz.
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