Finalmente se concretó la anunciada demanda de Twitter contra Elon Musk por incumplimiento de contrato.
Este martes, la compañía de la red social entabló el litigio ante el Tribunal de Cancillería de Delaware para obligar al CEO de Tesla a cumplir el contrato suscrito en abril pasado por 44.000 millones de dólares o, cuando menos, que pague los 1.000 millones de dólares que establece el contrato en caso de la ruptura del acuerdo por alguna de las partes.
Con apoyo de Wachtell, Lipton, Rosen & Katz, contratado el lunes para iniciar la demanda dado su experticia en el manejo de casos en el citado tribunal, y de Simpson Thacher & Bartlett - Estados Unidos y Wilson Sonsini Goodrich & Rosati, firmas con las que ha venido trabajando, incluso en el acuerdo con Musk, Twitter buscará hacer valer sus argumentos ante lo que considera una rescisión de contrato inválida e injusta. Lo acusa de destrozar la empresa, interrumpir sus operaciones y destruir el valor para los accionistas para luego marcharse.
Musk se apoya en Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom - Estados Unidos y en Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, este último con fortaleza en la práctica de litigios. También ha defendido a Musk en demandas anteriores, una de ellas por difamación y la otra surgida cuando intentó hacer pública a Tesla en la Bolsa.
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Una posible explicación
El que se perfilaba como el tercer mayor acuerdo de fusiones y adquisiciones que se concretaría este año en Estados Unidos ha quedado en stand by. Luego de la rescisión del contrato de compraventa de Twitter por parte de Elon Musk, empresario sudafricano nacionalizado estadounidense, lo que se avecina es una batalla legal, de acuerdo con lo adelantado por Bret Taylor, presidente de la empresa que gestiona la red social.
El acuerdo entre Twitter y Musk es superado por la operación de adquisición de la compañía de videojuegos Activision Blizzard por parte de Microsoft, valorado en 68.700 millones de dólares, y por la venta de la empresa de software VMWare por parte la compañía de capital privado Silver Lake al fabricante de semiconductores Broadcom, por un monto de 61.000 millones de dólares. Simpson Thacher ha participado en los citados acuerdos.
Los análisis sobre lo que habría motivado la decisión del polémico dueño de la empresa de autos eléctricos Tesla no se han hecho esperar y uno de los que más cobra fuerza es la pérdida de valor que registra Twitter desde el 25 de abril, cuando Musk anunció que compraría la empresa a un precio de 54,20 dólares por acción.
El monto total de la transacción asciende a 44.000 millones de dólares. Se calcula que el precio de la acción de Twitter ha caído 40 % desde abril. En enero de este año el empresario compró 9,20 % del capital social de Twitter, fundada en 2006 y hecha pública en 2013 tras su debut en el mercado de capitales.
Desde abril hasta ahora el panorama en el mercado de valores ha cambiado drásticamente y las acciones de las empresas de tecnología han caído significativamente. Tesla, de la que Musk, considerado el hombre más rico del mundo por Forbes, es cofundador y CEO, no ha sido la excepción. La compañía aportaría buena parte de los fondos necesarios para la compra de Twitter.
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El derecho de tuiter libremente, a pesar de la SEC
Si bien el anuncio de la compra de Twiiter por parte de Musk sorprendió, la determinación del millonario para echar atrás el negocio se esperaba. Apenas a días de haber alcanzado el acuerdo comenzó a hacer exigencias en relación con las cuentas falsas y de spam y acusaba a Twitter de incumplimiento en un documento enviado a la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés). El 8 de julio formalizó su inconformidad con la actuación de la empresa de la red social, a cuyo departamento legal hizo llegar la notificación entregada también a la SEC.
— Elon Musk (@elonmusk) July 11, 2022
En un tuit del 11 de julio hizo mofa ante la advertencia de demanda hecha por Twitter, que en un principio intentó evitar que Musk siguiera con sus planes de comprarla a través de la llamada píldora venenosa o poison pill, cuya autoría se atribuye a Martin Lipton, socio fundador de Wachtell Lipton, uno de los bufetes que defiende a la empresa.
Musk había puesto como condición para cerrar el acuerdo que Twitter le facilitara información certificada sobre las cuentas falsas y bots de usuarios, que esta ha insistido en fijar en menos de 5%, con lo que no ha logrado convencer al comprador, seguro de que ese número ronda 20 % de la base de usuarios. Se calcula que en Twitter interactúan unos 230 millones de personas.
También cuestionó cambios en la conducción de su negocio por parte de la red social del pájaro azul como haber congelado contrataciones y despedido a ejecutivos clave.
¿Qué sigue?
Se cree que la estrategia que ha seguido Musk todos estos meses pudiera terminar en una renegociación del acuerdo que le permita pagar un precio menor al pactado en el acuerdo de abril.
De esto hay precedentes en la Corte de Delaware. También los hay en relación con el efecto material adverso (MAE, por sus siglas en inglés) como un hecho que frena la cristalización de un acuerdo al no tener remedio.
Musk espera que el tribunal de la causa califique la conducta de Twitter de no entregar información sobre los bots como un MAE, que —de acuerdo con especialistas en derecho corporativo consultados por Bloomberg— impediría que la transacción se pudiera materializar como ocurrió en 2018, cuando la alemana Fresenius abandonó un acuerdo con su competidor la farmacéutica estadounidense Akorn luego de que este ocultara información que ponía en riesgo la validez de datos que respaldaban la aprobación de algunos medicamentos y la rentabilidad de sus operaciones.
Mientras la pelea legal entre Twitter y Musk apenas comienza, en el Tribunal de Delaware cursa una demanda contra ambos desde mayo con miras a evitar que la operación de compraventa se concretara o, en su defecto, postergarla hasta 2025. El demandante es el Fondo de Pensiones de la Policía de Orlando, Florida, que actuó movido por el supuesto incumplimiento de obligaciones fiduciarias por parte de la red social.
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