Fue mucho más que una coincidencia. El Día Internacional de la Democracia que instituyó las Naciones Unidas fue el mismo día en el que Almudena Arpón de Mendívil Aldama, presidenta de la Asociación Internacional de Abogados (IBA, por sus siglas en inglés), inauguró la Conferencia Anual de la entidad que preside alertando sobre una erosión preocupante de la democracia y el Estado de derecho en algunos países latinoamericanos, incluyendo al anfitrión, México. También fue el mismo día en el que, a continuación, el expresidente de México, Ernesto Zedillo, rompió su regla de no hablar de la coyuntura política. Y de qué manera.
Mientras que el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, promulgaba la Reforma Judicial que someterá al voto popular a jueces, magistrados y ministros, su antecesor declaraba que esa reforma es una “atrocidad”, que “destruirá el Poder Judicial y enterrará la democracia”.
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Al promulgar dicha reforma, según Zedillo, López Obrador ha transformado la frustración inicial de no poder transformar a su antojo el sistema electoral, debido al contrapeso ejercido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una venganza y una “felonía histórica” que traerá “la devastación del poder judicial y la abolición de las instituciones que garantizan la transparencia de la democracia”. Una especie de “golpe de Estado” que pondrá la justicia al servicio de la política y que permite al crimen organizado tener la influencia que le interesa en los resultados de las elecciones judiciales, a través del dinero y la intimidación.
Según Zedillo, es responsabilidad de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, elegir si quiere instituir una autocracia respaldando la reforma o si, por el contrario, quiere persistir en una democracia.
Palabras mayores que fueron recibidas por un público de abogados que lo aplaudió de pie. Sin embargo, el mayor elogio de todos lo recibió la Ministra Presidenta Norma Piña, en nombre de la Corte Suprema de Justicia, que fue condecorada con el primer Premio al Impacto de la IBA. Piña, visiblemente emocionada y al borde de las lágrimas, alertó que la reforma recién promulgada aleja a los perfiles más profesionales de la profesión judicial. Fue un grito muy personal clamando por la independencia judicial, muy pocos minutos antes de la tradicional celebración del Grito de Independencia en el Zócalo, a algunos metros de allí.
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Se trata de una coyuntura que ratifica el alcance y la profundidad del rol de los abogados en la actualidad. Así lo recordó Arpón de Mendívil, al darles la bienvenida a los cerca de 4.000 abogados de todas partes del mundo que participarán desde el 15 al 20 de septiembre en distintas actividades académicas y sociales.
Una ocasión para reflexionar sobre el poder colectivo de una profesión que resulta esencial para garantizar la vigencia de las instituciones democráticas y el progreso de la sociedad. Y, a su turno, un llamado de alerta para defender la integridad de la justicia.
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