Google enfrenta fallo antimonopolio en USA por cómo consolidó su posición de dominio

El fallo podría sacudir a las grandes tecnológicas con la misma magnitud con que se sacudió este mercado hace 20 años / Wikimedia Commons.
El fallo podría sacudir a las grandes tecnológicas con la misma magnitud con que se sacudió este mercado hace 20 años / Wikimedia Commons.
Esta es la primera vez que una autoridad federal desafía a una gran tecnológica por su dominio del mercado.
Fecha de publicación: 07/08/2024

Bill Gates dijo una vez que “internet facilita la información adecuada, en el momento adecuado, para el propósito adecuado”. Leer esa frase, tan optimista, sobre una herramienta tan poderosa se siente como algo distópico si nos ponemos a pensar en todo lo que ha implicado internet hasta ahora y que no está, precisamente, ceñido a una lista solamente de cosas buenas.

Por ejemplo, por más extraño que parezca, un buscador puede incurrir en prácticas monopólicas, o al menos así lo considera el juez Amit P. Mehta, del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Columbia, quien este lunes dictaminó que Google violó la Sección 2 de la Ley Sherman (ley antimonopolio), mediante el pago de millones de dólares que le ayudaron a convertirse en el motor de búsqueda predeterminado del mundo.


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Esta es la primera vez que una autoridad federal desafía a una gran tecnológica por su dominio del mercado y que se suma a los reveses que esta y otras empresas de la misma naturaleza han tenido en otras jurisdicciones, como la Unión Europea, donde Alphabet, Meta y Apple Inc. han sido puestas “bajo vigilancia”.

El dictamen del juez Mehta surgió de la demanda que el Departamento de Justicia estadounidense empezó contra Google, por supuestamente monopolizar la búsqueda digital, en 2020, lo que causó la salida (o el muy escaso uso) de otros buscadores, como DuckDuckGo y Bing.

El magistrado consideró que Google alcanzó su posición de dominio mediante acuerdos de precios para anunciantes, como el que tiene con Apple y que le permite ser el motor de búsqueda predeterminado en sus dispositivos, a pesar de que la compañía de la manzana tiene a Safari como su propio buscador. Por cierto, ese acuerdo está valorado en 20.000 millones de dólares anuales.


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¿Cómo llegó Google a su posición dominante?

Con acuerdos de pago para que las grandes tecnológicas y desarrolladores, como Apple, los fabricantes de teléfonos Android, como Samsung, y los proveedores locales de telefonía móvil lo establezcan como buscador predeterminado.

Sobre esto y la decisión de Mehta, el presidente de asuntos globales de Google, Kent Walker, dijo en un comunicado que su empresa “ofrece el mejor motor de búsqueda, pero concluye que no se nos debería permitir que lo hagamos fácilmente disponible”, antes de informar que apelarán. Entretanto, seguirán enfrentando un segundo caso antimonopolio contra ellos, aquel que los acusa de prácticas monopolísticas en el mercado de la publicidad digital. 

De acuerdo con medios estadounidenses, lo más probable es que Google ahora sea obligado a concluir el acuerdo con Apple y otras empresas con quienes tenga tratos similares a la vez que forzaría a estas a sugerirle proactivamente a sus usuarios sus propios motores de búsqueda (si los tienen) o facilitarles la instalación y el uso del que cada cliente decida motu proprio. Otra de las predicciones es que ahora Bing, Opera o ChatGPT tendrán el camino despejado para reclamar su cuota de mercado.

Para Google, su motor de búsqueda lo es todo, ya que representa más de la mitad de sus ingresos brutos anuales que, para el segundo trimestre de este año, totalizaron 84.700 millones de dólares. El fallo del juez distrital permite la impugnación de varios contratos de Google que representan hasta 25 % de los ingresos de Google Search y 15 % de las ventas de Alphabet. 

Estos contratos son de distribución de búsquedas con Safari y Mozilla; todos los principales fabricantes de equipos originales de dispositivos Android, es decir, Samsung, Motorola y Sony, y los principales operadores inalámbricos en los Estados Unidos, es decir, AT&T, Verizon y T-Mobile, para los que Google pagó, en 2021, 26.300 millones de dólares en participación en los ingresos en virtud de estos contratos y que figura en sus estados financieros como “costos de adquisición de tráfico”. 


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Los acuerdos de navegadores impugnados son los relacionados con los servicios de internet entre Google y Apple, en el que Google le paga a Apple una parte de sus ingresos por anuncios de búsqueda a cambio de que esta precargue Google Search como el motor de búsqueda exclusivo y predeterminado en su navegador móvil y de escritorio.

El fallo del juez Mehta también señala que Google llegó a su posición dominante gracias a que los acuerdos exclusivos que ha firmado le permiten cobrar de manera rentable precios “supracompetitivos” por los anuncios de texto, así como le han permitido aumentar los precios de los anuncios de texto sin ninguna restricción competitiva significativa. “No hay disputa de que el costo por clic de un anuncio de texto ha crecido con el tiempo”, dice el documento.

El Tribunal de Distrito determinó que Google ha controlado los precios por años para impulsar aumentos de 5 % a 15 % sin un cambio significativo en el gasto de los anunciantes hacia sus competidores y cuya única restricción son las posibles protestas de los anunciantes y la mala publicidad; sin embargo:

Muchos anunciantes ni siquiera se dan cuenta de que Google es responsable de los cambios en los precios. Por lo tanto, a través de ajustes apenas perceptibles y rara vez anunciados en sus subastas de anuncios, Google ha aumentado los precios de los anuncios de texto sin temor a perder anunciantes. 


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Este mecanismo ha sido aprovechado por Google para asegurar nuevos acuerdos exclusivos a través de pagos más altos de participación en los ingresos, que –mientras esto ocurría– Google insistió en que la eficacia de su buscador aumentó a medida que lo hicieron los precios de los anuncios de texto.

El juez no concordó con este argumento y consideró que la evidencia de que los precios de los anuncios ajustados por calidad de Google se mantuvieron estables fue débil, especialmente porque la empresa ha reconocido que es difícil determinar el valor de un anuncio para su comprador y que los anunciantes tienen dificultades para cuantificar el ROI y, aún si los anuncios de Google han mejorado en calidad, eso no establece por sí solo la ausencia de precios anticompetitivos.


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Las consideraciones del Tribunal

Otras conclusiones a las que llegó Mehta fueron que la evidencia no respalda un mercado para publicidad de búsqueda general, la “competencia por el contrato” de Google no es una defensa, los acuerdos exclusivos impugnados causan efectos anticompetitivos en el mercado de servicios de búsqueda general y excluyen una participación sustancial del mercado mientras privan a los rivales de escala, reducen los incentivos para invertir e innovar y no resultan en beneficios procompetitivos. Entonces:

Por las razones expuestas, el tribunal concluye que Google ha violado la Sección 2 de la Ley Sherman al mantener su monopolio en dos mercados de productos en los Estados Unidos (servicios de búsqueda general y publicidad de texto general) a través de sus acuerdos de distribución exclusiva.

Algunos expertos estiman que el fallo de Amit Mehta podría sacudir a las grandes tecnológicas con la misma magnitud con que se sacudió este mercado hace 20 años, cuando el Departamento de Justicia llevó a Microsoft a juicio por cargos antimonopolio por haberse convertido en el proveedor casi exclusivo de sistemas operativos pero que, aún más importante, influirá en otras demandas antimonopolio del Departamento contra Google, Apple, Amazon y Meta.

Estos mismos expertos señalan que el fallo contra Google, en plena batalla por el dominio en la inteligencia artificial generativa, afectará sus esfuerzos dentro de este mercado y ralentizará el despliegue de su IA, ya que la decisión de la Corte obliga a Google a rediseñar sus contratos de distribución de motores de búsqueda.

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