La inclusión del ChatGPT —plataforma de inteligencia artificial (IA) de OpenAI— en la redacción de una sentencia de segunda instancia, en Colombia, ha sentado un precedente en el sistema de justicia en América Latina.
El hecho se registró en una sentencia emitida a fines de enero por el juez Juan Manuel Padilla, titular del Juzgado 1 Laboral del Circuito de Cartagena. La resolución resolvió la demanda de una ciudadana contra Salud Total EPS para que exonere a su hijo del pago de citas, terapia y transportes al centro hospitalario, al no contar con recursos que le permitiera asumir tales gastos.
El texto, favorable a las necesidades del menor con diagnóstico de trastorno de espectro austista, se apoyó del chatbot en el apartado que corresponde a la extensión de argumentos que sustentan la decisión.
Como justificante del uso de la herramienta, el juez Padilla invocó la Ley 2213 de 2022, que “tiene por objeto la incorporación de las TIC en los procesos judiciales”, señala la resolución.
“El propósito de incluir estos textos producto de la IA no es en manera alguna reemplazar la decisión del Juez. Lo que realmente buscamos es optimizar los tiempos empleados en redacción de sentencias, previa corroboración de la información suministrada por IA”, destaca la sentencia antes de exponer las consultas que concretamente le planteó a la aplicación.
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Posterior a la sentencia, en comunicación con medios locales, Padilla defendió el uso de esta tecnología como herramienta de apoyo, no como plataforma que reemplace su función.
“El juez se apoya en ellos (los aplicativos), no con el objetivo de que lo reemplacen. Los jueces no somos tontos: por el hecho de hacerle preguntas al aplicativo no dejamos de ser jueces, de ser seres pensantes”, aseguró.
Con este pronunciamiento y defensa, el magistrado colombiano se muestra como aquella parte del sector legal que apuesta por su utilidad como herramienta, sin que eso implique un reemplazo en la funcionalidad profesional.
Su incursión en el sector legal
Aunque limitado —es de considerar que el chatbot culminó su entrenamiento en 2021 y no cuenta con información posterior a ese año—, para algunos expertos, el ChatGPT está cumpliendo profecías anunciadas: de empezar por resolver tareas en gran volumen, a ser causal de la desaparición de empleos en el sector. Esto, por lo pronto, queda aún en el ámbito de las proyecciones. Esta es solo una etapa del chat: se dice que su versión modelada con GPT-3 será pronto reemplazada por la versión 4.
El desafío a la máquina para conocer sus habilidades y límites ha llevado a investigadores como Bommarito y Katz a atender el examen de admisión a la práctica americana (BAR exam), calificando de forma destacada. Además, DoNotPay, dirigido por Joshua Browder, ha anunciado que empleará su aplicación en el desarrollo del juicio de una persona demandada.
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Con el frenesí de por medio, Google ha dado un anuncio importante: el lanzamiento de su propia versión, llamada Bard AI. Por su parte, Microsoft ya ha ejecutado la integración del chatbot a su buscador Bing y está por hacer lo mismo con los procesadores que se utilizan en el cotidiano como PPT y Word.
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