Cuando el río suena, piedras trae, dice el refrán. En los últimos meses hemos estado escuchando mucho ruido, derivado de las noticias sobre el retiro de prominentes abogados de firmas de la región. Las causas por las cuales los socios tomaron tal decisión son muy variadas, si bien hoy en día el movimiento de profesionales de todo nivel es común. Firmas locales, regionales e internacionales están en la búsqueda de talento calificado y con experiencia, la crisis generada por la pandemia ha sido un detonador que ha generado un buen número de los movimientos recientes.
En época de bonanza la mayor parte de las firmas y sus socios ignoran deliberadamente las señales sobre problemas que están enfrentando o crisis que se están gestando. Cuando se viven situaciones que afectan el negocio y, además, generan estrechez financiera, esas señales se reciben de manera más contundente y las crisis pasan de un estado de gestación a una crisis que se debe enfrentar y resolver. En muchas ocasiones, demasiado tarde. ¿Por qué? Porque los líderes de las firmas tienden a leer equivocadamente las señales que reciben, bien porque no se discuten abiertamente esas situaciones con sus socios, no se enfrentan a ellas, tienden a evadirlas por ser incómodas, por creer que son pasajeras, que se resolverán solas o porque consideran que esos socios están generando ingresos dentro o por encima de sus expectativas y que el beneficio económico frenará la decisión de retirarse de la firma. Error craso, lectura equivocada.
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Si bien lo económico juega un papel importante para muchos profesionales en la relación societaria, no es necesariamente el elemento que los mantiene en su firma. Desde hace ya varios años hemos estado viviendo una transformación del sector de prestación de servicios legales que obliga a revisar el modelo de negocios en toda su extensión. La crisis que vivimos ha acelerado la necesidad de implementar dichos cambios, definir estrategias, revisar el gobierno corporativo, las políticas de atracción y retención de talento, el plan de carrera, la importancia de la diversidad y la inclusión, los planes de compensación con variantes a la pirámide tradicional, nuevas formas de ejercer el liderazgo en un negocio que se maneja hoy en día virtualmente -donde el contacto personal ha desaparecido prácticamente, lo que hace más difícil recibir, entender y manejar las señales que se están generando o las crisis que se están gestando.
Época de crisis es época de oportunidades, pero esas oportunidades no son solo para la firma como institución, también lo son para sus socios y demás profesionales en lo individual ante las oportunidades que ofrece el mercado y que les permitirán satisfacer sus inquietudes profesionales, más allá de lo económico.
Todos los movimientos que hemos estado siguiendo últimamente en firmas de distintas jurisdicciones deben llevar a sus líderes a reflexionar sobre la respuesta al porqué perdieron a profesionales valiosos. ¿La culpa es tan solo de la firma? No. Pero sí los líderes no supieron ejercer su liderazgo y manejar en forma oportuna esas situaciones, tienen una cuota de responsabilidad muy alta.
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