¿Cómo crear un ecosistema favorable para las 'startups' en Bolivia?

La gente con ideas necesita financiamiento de fuentes privadas o públicas / Pixabay
La gente con ideas necesita financiamiento de fuentes privadas o públicas / Pixabay
La tendencia en la región ha sido reformar leyes comerciales para incentivar la inversión en emprendimiento tecnológico
Fecha de publicación: 27/08/2019
Etiquetas: Bolivia, start-ups

El 21 de mayo de 2019, la senadora Adriana Salvatierra, como presidenta del Senado de Bolivia, anunció que se comenzaría a construir un proyecto de ley sobre empresas emergentes (en inglés, startups) y emprendimientos tecnológicos. Tendría como objetivo el fomento a la innovación y al desarrollo de las ideas de los jóvenes, fortaleciendo la economía digital y los servicios vinculados a la tecnología.

 

La decisión no es aislada. Es una tendencia regional y ha sido aprovechada por varios países latinoamericanos como la oportunidad para reformar su normativa comercial, instituir mecanismos de promoción de la inversión y facilitar la desburocratización y tecnología necesaria para constituir negocios y administrar capitales. En Argentina, por ejemplo, la Ley de Apoyo al Capital Emprendedor de 2017 constituyó un Fondo  Fiduciario para el Desarrollo de Capital Emprendedor (Fondce) para apoyar con fondos públicos los emprendimientos privados que sean juzgados como “escalables” y "tecnológicamente viables". Lo hace otorgando capital semilla y capital de inversión, en un trabajo conjunto con aceleradoras e instituciones que puedan levantar capital de fondos privados.

 

Las experiencias comparadas nos indican que analizar el financiamiento de startups es vital para cualquier normativa que pretenda fomentar un ecosistema sólido y favorable a su crecimiento. Queremos contribuir al análisis de políticas públicas que puedan canalizar recursos hacia los emprendimientos nuevos o que puedan crear un sistema normativo favorable a formas innovadoras de transmitir capitales.

 

Políticas públicas de financiamiento para startups

 

En su libro La Startup de $100 DólaresChris Guillebeau relata historias en las que las aficiones de ciertas personas se convirtieron en emprendimientos y nacieron con muy poco capital. Sin duda, estos casos existen pero, por lo general, los emprendimientos requieren montos considerablemente más elevados de financiamiento para escalar a niveles verdaderamente competitivos y rentables. La pregunta que principalmente se hace cualquier emprendedor es: ¿cómo voy a financiar mi idea?

 

La gente con ideas necesita financiamiento de fuentes privadas o públicas, pero, en la realidad de muchos países latinoamericanos, no existe un mercado consolidado que conecte a los inversionistas con los emprendedores. Muchos emprendimientos fracasan sin siquiera haber arrancado.

 

Hay dos formas de enfrentar este problema: la primera desde el punto de vista privado y la segunda desde el punto de vista público. Las incubadoras y aceleradoras empresariales son la respuesta del sector privado a la oportunidad que brindan las empresas emergentes que requieren financiamiento y mentoría. Si el emprendimiento alcanza un nivel considerable de crecimiento y proyección, los inversionistas privados que van en búsqueda de “unicornios” no faltarán. Sin embargo, desde el punto de vista del sector público, también es posible crear soluciones a este problema, a través de políticas públicas de financiamiento o de atracción de financiamientopara las startups que se desarrollen en su territorio.

 

El Gobierno boliviano ya ha tenido cierta experiencia con el lanzamiento de programas que permitan invertir fondos públicos en proyectos y emprendimientos de personas, pero su enfoque está dirigido al desarrollo ciudadano y social, no específicamente al desarrollo empresarial. El programa “Intervenciones urbanas” fue creado por el Ministerio de Planificación del Desarrollo de Bolivia con la intención de financiar, mediante “fondos concursables”, el trabajo de gente que presente proyectos creativos en áreas de la cultura, tecnología, deportes y también en emprendimientos sociales. Si bien la visión de este programa del Gobierno no está plenamente ligada al emprendimiento, su estructura y experiencias sí podrían servir como base para un futuro proyecto dedicado exclusivamente a las empresas emergentes.

 

El efecto positivo de buenas políticas públicas de financiamiento puede ser determinante en la creación de ecosistemas amigables al emprendimiento. En Chile, la Corporación de Fomento a la Producción (entidad pública dependiente del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo) ha jugado un rol muy importante en el financiamiento de emprendimientos, propulsando a las startups de ese país a una tasa de supervivencia muy por encima del promedio global.

 

¿Cómo enfrentar este problema en Bolivia? Una alternativa sería la creación de sistemas que mezclen inversión del sector privado con inversión del sector público. Un fondo público podría ser diseñado de forma que su inversión esté condicionada a tener paridad o al menos cierta relación proporcional con la inversión privada, para que cada dólar invertido por capitalistas privados genere también inversión pública (de manera similar al modelo de Argentina). El hecho de que privados estén apostando su propio capital en el emprendimiento generaría mayor confianza para el uso de esos fondos públicos en startups específicas y prometedoras.

 

Pero, sobre todo, la inversión de fondos públicos generaría un país más competitivo y de mayores capacidades tecnológicas.

 

[Continuará]

 

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