Ecuador: desafíos para una verdadera innovación

Ecuador tiene el desafío de motivar que las empresas decidan alojar tecnología en el país / Bigstock
Ecuador tiene el desafío de motivar que las empresas decidan alojar tecnología en el país / Bigstock
¿Estamos predestinados a estar a la cola de los países que están dentro de esta nueva economía de innovación?
Fecha de publicación: 11/01/2019

Últimamente el término innovación se ha convertido en un cliché. Ahora resulta que todos debemos innovar y todos creen estar innovando, pero ¿en realidad es eso lo que estamos haciendo? ¿qué se necesita para innovar?

El padre de la economía de la innovación, el profesor Joseph Schumpeter, estableció la importancia de que los países entiendan cómo crear productos capaces de descontinuar a los ya existentes para que, de esta forma, marquen nuevas tendencias en el mercado. A este tipo de fenómeno económico lo llamó “destrucción creativa”, en virtud de que una verdadera innovación es aquella capaz de romper la barrera de las preferencias habituales del mercado.

Sin lugar a dudas, los ecuatorianos poseemos un alto nivel creativo. Sin embargo, cuando un investigador o emprendedor saca como resultado de su esfuerzo creativo un producto al mercado, resulta que a alguien más ya se le había ocurrido el mismo producto años atrás. Esto refleja que nuestros emprendedores e innovadores están lejos del estado del arte, o en otras palabras lejos de las últimas tendencias del mercado y de los últimos adelantos en ciencia y tecnología.

Entonces, ¿cómo podemos los ecuatorianos empezar a innovar o crear productos con valor agregado?

El índice mundial de innovación 2018 de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) ubicó a Ecuador en el puesto 92 de 124 países. Este fue el resultado, a pesar de que la política pública implementada en los últimos 10 años reflejó que Ecuador fue el país que más invirtió en educación superior en la región , con un 2,12 % del PIB.

Queda claro que ser un país innovador no se consigue únicamente invirtiendo en educación. Si este fuera el caso, los Emiratos Árabes Unidos estarían fácilmente en el primer lugar. ¿Qué pasa entonces con nuestro país? ¿Estamos predestinados a estar a la cola de los países que están dentro de esta nueva economía de innovación?

La diferencia creativa entre suizos, suecos, alemanes y ecuatorianos, no está predeterminada genéticamente. No existen pruebas científicas que determinen que aquellas personas nacidas en los países desarrollados tengan un mayor coeficiente intelectual o sean más inteligentes tan solo por haber nacido en dichos territorios.

Suiza es un país pobre en recursos, pero rico en lo que a empresas se refiere. Sus compañías tienen la capacidad de generar productos de alto valor agregado. Ecuador, por otro lado, es un país rico en recursos pero verdaderamente ineficiente en crear productos con ese valor agregado. La diferencia que hace que estos países sean más propensos a generar productos altamente innovadores es que sus actores del proceso de innovación (academia y sector privado) se encuentran más cerca del estado del arte. Es decir, tienen mayor acceso a los últimos adelantos de ciencia y tecnología. Esto les permite transformar las tecnologías existentes y, a su vez, estar siempre un paso más adelante.

Hoy en día son las compañías multinacionales las que aglutinan las mayores innovaciones del mundo, convirtiéndose así en las mayores inversoras en generación de patentes de invención. Si estas compañías están cerca de los últimos adelantos, ¿qué necesitan para alojar y transferir su tecnología o establecer sus departamentos de investigación y desarrollo en un país como Ecuador?

Las respuestas más comunes a la pregunta dirán que es necesario un ambiente políticamente estable y seguridad jurídica. Sin embargo, las investigaciones realizadas alrededor de la decisión de las compañías en alojar y transferir su alta tecnología, no demuestran que un ambiente políticamente estable y seguridad jurídica sean los factores más determinantes para tal decisión. Un ejemplo de ello es China, un país comunista que ha sido acusado de no ser un buen protector de la propiedad intelectual.

¿Por qué razón las compañías siguen apostando por que su tecnología sea producida en China? La primera respuesta será: por la mano de obra barata y por la capacidad de producir en masa. Pero si esta fuera la razón fundamental, el primer destino de la tecnología sería Uganda, país de 41 millones de habitantes donde el valor de un trabajador por hora mínimo es de un centavo.

Estudios económicos han establecido que la clave para alojar o transferir tecnología a un país determinado está íntimamente relacionada con la capacidad de abstracción de tecnologías extranjeras o su consecuente capacidad de imitación.

La capacidad de abstracción es la clave para generar inversión extranjera directa y transferencia de tecnología, ya sea para evitar el riesgo implícito de imitación o a fin de beneficiarse de la alta probabilidad de crear ulteriores mejoras a lo existente en el mercado.

De igual manera, la capacidad de abstracción es capaz de impulsar el sistema de innovación local para crear ulteriores soluciones a lo existente. En ese sentido, Ecuador necesita mejorar su capacidad. Tiene que hacerlo utilizando las herramientas que le permitan acceder a tecnología extranjera, imitando, descomponiendo, mejorando, descubriendo la tecnología detrás del arte de lo inventado, de lo resuelto. Solo así el sistema se encargará de que los actores fundamentales (academia y sector privado) generen productos lo suficientemente innovadores y de alto valor agregado para el mercado mundial, entrando así en la nueva economía de la innovación.

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