Por tercera vez en los últimos nueve años, Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC) fue multada por prácticas de abuso de posición de dominio en Uruguay. Esta reincidencia despierta las alarmas en el resto de los participantes del mercado por el aparente caso omiso que la empresa hace a los pedidos de las autoridades sobre cesar sus estrategias contrarias a la libre competencia.
La situación no deja de llamar la atención en virtud de las nuevas acciones que adelanta FNC, con las que pareciera buscar la consolidación de su posición de dominio. Este mercado, el cervecero, apenas comienza a dar muestras de recuperación tras el estancamiento observado en los dos años de crisis sanitaria.
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La última sanción, por aproximadamente 4,8 millones de dólares, es la más elevada que la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia (CPDC) ha aplicado a empresa alguna en el país por temas relacionados con la libre competencia y supera la impuesta por el organismo del Ministerio de Economía y Finanzas a la propia FNC en dos oportunidades anteriores.
La multa —en la que se vuelve a ‘obligar’ a la cervecera propiedad de la trasnacional belga AB InBev a que cese sus prácticas alejadas de la sana competencia— surge de una nueva investigación de oficio iniciada en 2020 por la CPDC, tras la acusación presentada por un minorista que denunció a FCN por la firma de un contrato de exclusividad que prohibía la venta de otras marcas de cerveza.
Y aunque el querellante inicial desistió —luego de alcanzar un acuerdo con la productora demandada—, al caso se unieron otras denuncias por contratos de exclusividad que afectaban, entre otras, a las marcas representadas por la chilena Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), que compiten en un mercado donde FNC tiene dominio pleno, con una participación de alrededor de 90 %.
Con base en información suministrada por los denunciantes y productores cerveceros -como la Asociación de Microcervecerías Artesanales del Uruguay y la Cámara de Cervecerías Artesanales del Uruguay- se determinó que los acuerdos de palabra establecidos por FNC y los minoristas establecían contratos de exclusividad a cambio de condiciones ventajosas de precios.
La sentencia del organismo supervisor de la competencia en Uruguay determinó que las prácticas de FNC no solo afectaban a la competencia —en especial a los pequeños productores— sino también a los consumidores, pues la modificación en los lugares de exhibición y la poca claridad en los precios inducían a la compra de los productos mejor expuestos, que resultaban ser los del grupo belga.
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Reincidencia: FNC supera su récord
No es la primera vez que FNC es sancionada y ‘obligada’ a terminar con este tipo de competencia desleal. Ya en 2013 fue multada a raíz de una investigación por comportamiento alejado de la sana competencia entre los años 2007 y 2008, luego de una denuncia presentada por Osanil, antigua importadora de Heineken. La multa fue recurrida por la compañía, pero fue ratificada por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo en marzo de 2016.
Para ese momento, el monto que debió pagar FNC por la multa -1,14 millones de dólares- era la mayor cifra obligada a cancelar una empresa por prácticas contrarias a la sana competencia impuesta en Uruguay.
Posteriormente, en 2016, una denuncia similar introducida por Milotur, propiedad de CCU, terminó en una nueva investigación contra Fábricas Nacionales de Cerveza por abuso de posición de dominio.
En ese momento se argumentó que la situación evidenciaba un “cuasimonopolio", dado que la celebración de esos contratos apuntaba a frenar el ingreso de los productos de CCU al mercado.
En el año 2017 hubo una decisión y se impuso una multa de aproximadamente 1,8 millones de dólares a FNC, que con ello superó el monto impuesto años antes a la misma empresa por abuso de posición de dominio. De igual manera, la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia exigió a la compañía cesar en sus estrategias.
“Como la situación permaneció sin cambio y FNC hizo caso omiso a la orden de las autoridades, en el año 2020 se introdujo una nueva denuncia ante la CPDC. Presentamos una serie de pruebas y se pidió contactar al resto de los actores del mercado. Finalmente, obtuvimos la resolución que determinó que FNC había abusado de su posición dominante y le impusieron la multa de aproximadamente 4,8 millones de dólares”, señaló Alvaro Carrau Lussich, socio de Bado,Kuster, Zerbino & Rachetti, firma uruguaya que asesora a CCU.
De esta manera, la nueva multa contra la transnacional belga vuelve a superar su propio récord como la de mayor monto que haya impuesto la autoridad de la libre competencia en Uruguay contra empresa alguna.
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Preocupación con fundamento
Es aquí donde los productores minoritarios de cerveza muestran su preocupación por la reincidencia de FNC en las mismas prácticas de abuso de posición de dominio, pese al incremento de las penalizaciones económicas, algo que no pareciera quitar el sueño a la gigante cervecera.
“Debería cumplir con la orden porque esa sería la mayor contumacia de FNC, sería una vergüenza porque está desoyendo a la autoridad y, en caso de que eso ocurriera, tuviéramos que presentarnos nuevamente con otra denuncia y la autoridad tomar otro tipo de medidas”, acota Carrau Lussich.
No obstante, las garantías de que la compañía vaya a acatar la sentencia transitan, cuando menos, el camino de la duda, al punto que los artesanos cerveceros uruguayos (un sector que agrupa a cerca de 80 fabricantes), señalan que para la multinacional no es prioridad producir en el país.
Y la realidad asiste a los artesanos. A finales de octubre, FNC informó que desde noviembre daría inicio a la importación de latas de cerveza Pilsen y Norteña (las de mayor venta en el país) fabricadas en sus plantas en Argentina, pues producirlas en Uruguay resultaba dos veces más costoso que hacerlo en el país vecino.
“La diferencia de costos de producir en Uruguay ha ido en constante aumento, al punto que hoy cuesta dos veces y medio más elaborar un litro de cerveza en Uruguay que en Argentina o Brasil”, destacó la empresa en ese momento, a lo que el presidente de la Federación de la Industria de la Bebida (FOEB) y del sindicato de Pilsen (la mayor planta de FNC), Fernando Ferreira, señaló que la decisión “puede llegar a ser la desaparición de la industria nacional de la bebida”.
Sea como sea, la gigante propiedad del grupo belga comenzó a importar cerveza desde sus plantas argentinas, lo que indudablemente tendrá repercusión en un mercado que viene sintiendo los efectos de la globalidad en tanto al aumento de los productos fabricados fuera del país.
Como la espuma
Con sus altas y bajas, el mercado de la cerveza uruguayo mantiene su atractivo para cualquier productor, y su crecimiento en los últimos 20 años deja mucho que esperar, máxime tratándose de un mercado con una marcada costumbre al producto de alta calidad que en los últimos tiempos se ha enfilado a lo artesanal.
Con ventas de unos 91 millones de litros y un consumo per cápita de 43,7 litros/año, en 2010 este sector obtuvo ingresos de unos 380 millones de dólares. Para 2019 la proporción de consumo había subido a 52 litros por persona al año, lo que elevó el consumo total a 102 millones de litros, una leve caída frente al récord de 108 millones de litros en 2018, de acuerdo con datos de la analista de mercados Statista y de la Dirección General de Impuestos de Uruguay.
La pandemia del Covid-19 trajo consigo una caída del mercado, patente en un consumo de 95 millones de litros. Pero en 2021 comenzó un proceso de recuperación para recobrar los 102 millones de litros y para este año se espera que la tendencia se mantenga.
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De esa cantidad, la cerveza artesanal aporta alrededor de 2,5 % (unos 2,5 millones de litros), de acuerdo con la Asociación de Microcervecerías Artesanales del Uruguay (AMAU), fundada en 2015 y que reúne a 36 de las más de 80 microempresas que se dedican en ese país a la elaboración de una prolija variedad de cervezas artesanales.
El más rotundo cambio que viene operando en el mercado desde 2008 es respecto al mix de la oferta entre nacional e importada. Para 2008, el 98,5 % de la cerveza consumida en Uruguay era producida localmente. Un año después, las importaciones crecieron 78 % y el producto foráneo pasó a captar el 2,5 %.
A partir de entonces, las marcas producidas fuera de Uruguay suman más compradores año tras año, al punto que para 2021 las importadas acapararon 34,6 % del mercado total, una tendencia que se ha afianzado este año, pues -de acuerdo con datos de ventas del primer semestre- más de 35,7 % de las cervezas comercializadas fueron producidas en el extranjero.
Fundada hace más de 150 años, Pilsen no solo es la cerveza más vendida de Uruguay sino el germen a partir del cual fermentó el dominio que hoy detenta Fábricas Nacionales de Cervezas (FNC), que con sus 19 marcas (entre ellas las tres de mayores ventas y unas 38 variedades) domina aproximadamente 90 % del mercado uruguayo de la cerveza.
Las cervezas artesanales, como ya se ha comentado, tienen una participación cercana al 2,5 %, mientras que el resto del pastel se reparte entre los otros actores, siendo el más importante CCU (Compañía de Cervecerías Unidas), filial del grupo chileno que distribuye unas seis marcas importadas.
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