Marcas que deben cambiar por la muerte de Isabel II

Si estas 620 empresas desean seguir teniendo la Royal Warrant deben pedirla de nuevo / Foto: Bollinger
Si estas 620 empresas desean seguir teniendo la Royal Warrant deben pedirla de nuevo / Foto: Bollinger
Nuevo rey, nueva imagen. Entre las marcas que tienen que renovar su etiquetado destacan Heinz, Coca-Cola, Cadbury, Waitrose y Unilever.
Fecha de publicación: 21/09/2022

Al margen de las noticias relacionadas con la muerte, funeral, sucesión y demás hechos derivados de la muerte de Isabel II, surgen otras quizá menos llamativas para las fuentes política y del corazón pero igual de interesantes: hay diversas marcas, especialmente de alimentos, que están obligadas a cambiar sus etiquetas debido a la muerte de la monarca.

No solo se trata de estampillas, billetes e himnos, hay muchas otras cosas más que deben ser modificadas con este cambio de reinado. Entre las marcas que tienen que renovar su etiquetado destacan:

  • Heinz,
  • Coca-Cola,
  • Cadbury, 
  • Waitrose,
  • Unilever,
  • Gordon's,
  • Johnnie Walker,
  • Bendicks,
  • Britvic,
  • Nestlé,
  • Dubonnet,
  • Campbell’s,
  • Dairy Crest,
  • McCormick

En total son 620 compañías con marcas afectadas por este cambio obligatorio de etiquetas o logotipos, de estas 118 son de bebidas y alimentos.


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La autorización de la corona

En algún momento estas empresas obtuvieron una autorización real (Royal Warrant of Appointment) a nombre de Isabel II, que les dio el derecho de usar en su producto, etiquetas, embalaje, papelería, publicidad, locales y vehículos las Armas Reales.

La autorización de la corona no es más que un sello que garantiza el aval de la casa real (reina, duque de Edimburgo y príncipe de Gales). Sin embargo, con la muerte de la monarca, todas fueron anuladas con la obligación de que cada empresa afectada debe dejar de usar las Armas Reales en dos años a partir de la fecha de anulación.

Si estas 620 empresas desean seguir teniendo esa cédula, en su momento emitida por Isabel II, deben pedirla de nuevo (esta se renueva cada 5 años) a Carlos III, mediante la demostración de que suministran productos o servicios a los hogares reales y que trabajan siguiendo un plan de acción sostenible. Algunas de estas marcas han tenido autorización real desde Jorge IV.

Cédulas reales

Las cédulas reales, por su origen, son tres: las que otorgaba la reina, las que otorgaba el duque de Edimburgo (34) y las que ha otorgado el príncipe de Gales (182). 

Ahora la potestad queda bajo la figura de Carlos III, la reina consorte Camila y William, el nuevo príncipe de Gales. No se ha aclarado aún si estas garantías también serán revocadas y, aunque hay interés por este sistema, algunos medios de comunicación señalan que puede que algunas empresas no estén interesadas en renovar la Royal Warrant, considerando el boom de las compras en línea, además de la tambaleante economía británica posBrexit, que se basa más en los servicios que en la manufactura.


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¿Para qué tener una Royal Warrant?

A pesar de que el sistema comercial está cambiando, tener una Royal Warrant es un impulso para las compañías que la ostentan: esto aumenta (en una cantidad indeterminada pero real) el valor de la marca, que según The Gentleman's Journal puede ser de hasta 5 % de las ganancias totales gracias a este despacho real.

Para ese medio, Qing Wang, profesora de mercadeo e innovación de la Universidad de Warwick, comentó que “la familia real británica es embajadora del estilo de vida sofisticado de la clase alta británica”, lo que en el mercado de marcas de lujo se entiende como un recurso fundamental y se percibe como un atributo clave de la autenticidad y el aura de la marca. Para Wang, la autoridad que da la autorización real brinda “una fuerte señal de autoridad y calidad de los productos y marcas en la mente subconsciente”.

La aprobación real también le dice al público que la marca que la tiene es, además de lujosa o de buena calidad, responsable y sostenible, ya que desde hace una década la casa real exige que las compañías que aplican a la cédula demuestren que tienen prácticas amigables con el medio ambiente y un impacto positivo en la comunidad. Todo esto no solo contribuye al aumento del prestigio (y las ventas) dentro del Reino Unido sino también fuera, ya que es “un respaldo de la Familia Real”.


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Autorizaciones sobre estos símbolos y nuevas normas de etiquetado

Si bien la Royal Warrant permite que las marcas usen las Armas Reales en toda su mercadería e imagen oficial, Garrigues explica que de acuerdo con el Convenio de la Unión de París (de 1883) los estados contratantes deben prohibir el registro y uso de marcas que contengan, sin autorización expresa, los escudos de armas y emblemas del Estado o monarquía. Esto es aplicable tanto al Reino Unido como a España. Por lo tanto, la autorización isabelina no es una marca comercial o de servicio ni puede usarse con este fin.

Para finalizar, recordemos que este cambio forzado, aunque gradual, se suma al cambio en el etiquetado de alimentos impuesto luego del Brexit y cuyas modificaciones deben aplicarse el último día de septiembre de este año. La separación de Reino Unido de la Unión Europea (UE) forzó nuevas normas de etiquetado que deben readaptarse a la legislación alimentaria británica, dejando de lado la legislación comunitaria a la que se acogen los países miembro de la UE y que supuso revisar las leyes locales, exceptuando a Irlanda del Norte, que continúa con las normas europeas para la comercialización de alimentos.

Las nuevas disposiciones de etiquetado imponen que si el producto se puso en el mercado luego de enero de 2021, se le aplicará la ley de la UE modificada e incluirá también las disposiciones de la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido, que implementó un nuevo sistema de etiquetado de alérgenos. Adicionalmente, las etiquetas deben señalar con palabras y números (o pictogramas) la información obligatoria de los productos (como fecha de caducidad o información nutricional) con una fuente con una altura mínima de 1,2mm claramente legible, no estar oculta y ser accesible sin abrir el producto.

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