Revolución o extinción: La inteligencia artificial sacude los cimientos de la abogacía

De izquierda a derecha: Paulo Rocha, Francisco Carey, Ana Sáenz, Miguel del Pino y Roger Pérez
De izquierda a derecha: Paulo Rocha, Francisco Carey, Ana Sáenz, Miguel del Pino y Roger Pérez
Expertos debaten cómo la región puede cerrar la brecha tecnológica en el sector jurídico
Fecha de publicación: 16/12/2024

En muy pocos meses, la Inteligencia Artificial (IA) ha logrado lo que décadas de evolución tecnológica no pudieron: sacudir los cimientos de una de las profesiones más tradicionales y conservadoras del mundo. Las cifras revelan una transformación que está dividiendo al sector legal latinoamericano entre quienes abrazan el cambio y quienes todavía se resisten a él. Fue la premisa que analizaron algunos de los principales referentes del sector legal latinoamericano en el panel que se dedicó al impacto de la IA, en el marco del LexLatin Summit 2024, realizado el pasado 22 de noviembre en las oficinas de Greenberg Traurig, en el corazón financiero de Miami, evento realizado en alianza estratégica con vLex. 

Como lo anunció Miguel del Pino, socio de Marval O’Farrell Mairal, moderador del panel, el diálogo se destinó a analizar tres aspectos de particular relevancia: “cómo la IA está redefiniendo la industria legal, cuál hasta el momento ha sido el balance de su implementación en Latinoamérica, y qué estrategias pueden aplicar las firmas de la región para diferenciarse a través de esta tecnología en un mercado cada vez más competitivo”.

De entrada, los panelistas revelaron una realidad simple e incuestionable: la práctica del derecho está experimentando una metamorfosis profunda y veloz. Lo que corresponde ahora es encontrar el delicado equilibrio entre la tradición y la innovación, entre la cautela necesaria y la urgencia del cambio.


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Una transformación acelerada y desigual

El ritmo de adopción de la IA en el sector legal ha superado todas las expectativas. "Según una encuesta de Clío, en 2023, solo el 19 % de los abogados usaban IA para su trabajo legal. Para 2024, ese porcentaje saltó al 78 %", reveló Damien Riehl, VP Solutions Champion en vLex. Este incremento dramático en solo doce meses sugiere una transformación sin precedentes, aunque la realidad detrás de estas cifras es más compleja de lo que parece a primera vista.

Se trata de una adopción acelerada que está generando tensiones significativas dentro de los bufetes. Como lo señaló Francisco Carey, socio de Carey, “en cada bufete hay un grupo de socios que advierten, a veces con cierta desesperación, que las decisiones se están tomando muy lentamente, que no están usando las herramientas adecuadas de IA en el trabajo, que la consecuencia de ello es perder terreno ante la competencia. Pero también suele haber otro grupo de socios que dirá que las herramientas de IA todavía están en una etapa muy temprana, y que el tiempo de usarlas llegará, pero todavía no ha llegado. Y muchos socios, por supuesto, están en la mitad de esos dos grupos”. Esta división interna refleja un debate más profundo sobre el ritmo adecuado de transformación digital en un sector, en el que los errores pueden tener consecuencias graves.

Lo cierto es que la búsqueda de eficiencia está llevando a replanteamientos fundamentales de prácticas establecidas. Róger Pérez, de Arias, ilustró esto con un ejemplo: "Los asociados junior dedican una quinta parte de su tiempo a la investigación legal. Si pudiéramos agilizar ese tiempo, podríamos redirigir a esos asociados a que realicen otras tareas relevantes para el bufete".

Este tipo de eficiencias potenciales están impulsando una reconsideración radical de cómo se organizan los bufetes y cómo se distribuye el trabajo legal. Del Pino narró su experiencia personal al respecto: “Hace cuatro meses estaba en casa, tratando de escribir un post para Linkedin en inglés. Uno de mis hijos se acercó entonces y, al ver que me estaba costando mucho trabajo, me sugirió usar ChatGTP. ¡Me dijo que nadie escribe un post en estos días! Y esa fue una aproximación muy útil a cómo la IA nos puede ayudar en un amplio abanico de tareas”.

En este contexto, Riehl introdujo el concepto de lo 'suficientemente bueno': "Los clientes no necesitan lo mejor; a menudo solo necesitan algo que sea suficientemente bueno. Y los modelos de lenguaje avanzados cumplen con ese estándar".


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El panorama latinoamericano: brechas y desafíos

El panorama regional revela disparidades significativas que van más allá de la simple adopción tecnológica. Carey citó un estudio del Centro Nacional de Inteligencia Artificial de Chile y la CEPAL que revela que "solo tres países fueron catalogados como pioneros: Chile, Brasil y Uruguay". Las razones detrás de este rezago son múltiples y complejas, incluyendo la fuga de talentos, la falta de financiación para proyectos de innovación, y un marco regulatorio insuficiente que genera incertidumbre en el sector.

La situación en Centroamérica ilustra vívidamente los desafíos que enfrenta la región. Pérez identificó un obstáculo fundamental que va más allá de la tecnología: "Para que estas herramientas de IA funcionen, necesitas datos, y no toda la información está disponible actualmente. En Nicaragua, por ejemplo, las decisiones más recientes de los tribunales no están disponibles públicamente". Esta falta de infraestructura digital básica representa una barrera significativa para la adopción de la IA.

Ana Sáenz, sénior manager de EY Law, complementó esta perspectiva desde el caso de Costa Rica con una observación que revela la dimensión económica del reto: "Las soluciones de IA se usan, sí, pero en un grado mucho menor que en los Estados Unidos. Se trata de herramientas que hoy están más reservadas para los bufetes grandes o de alta gama, aquellos que tienen el presupuesto suficiente para adoptarlas". Este comentario subraya cómo los presupuestos limitados y las infraestructuras insuficientes exacerban las desigualdades existentes en el sector legal latinoamericano.

El dilema de la formación y la ética

La transformación tecnológica está obligando a repensar fundamentalmente cómo se forman los abogados del futuro. Sáenz invitó a desafiar los paradigmas tradicionales de la educación legal: "La inteligencia artificial reemplazará muchas de las tareas que nosotros, como abogados, realizamos, pero también elevará las habilidades que demandamos de los profesionales del derecho (…) ¿Qué significa esto para los planes de estudio de las Facultades de Derecho? Bueno, que tendrán que cambiar. Deberán incluir formación en alfabetización en IA e integrar el uso de programas y herramientas de inteligencia artificial en el día a día de la enseñanza jurídica. Porque, muy pronto, si las Facultades de Derecho no capacitan en alfabetización en IA, estarán fallando a sus estudiantes al no prepararlos para el futuro.”

Sin embargo, esta transformación educativa genera preocupaciones legítimas sobre la calidad de la formación jurídica. Paulo Coelho da Rocha, socio de Demarest, en Brasil, planteó una inquietud fundamental que resonó entre los participantes: "Nosotros pasamos por la redacción repetitiva de los mismos documentos para aprender. Esa es simplemente la naturaleza humana: aprendemos a través de la repetición. Pero estos jóvenes asociados que recién saldrán de la Facultad de Derecho no tendrán la misma formación que nosotros. En los primeros años, ellos estarán utilizando estas herramientas, y quizás, después de unos cuatro años, necesitaremos que desarrollen habilidades diferentes, como hablar con clientes, participar en reuniones presenciales, y demás. ¿Cómo conseguimos que pasen de ser jóvenes asociados que usan herramientas eficientemente a convertirse en buenos asociados sénior, sin haber recibido la misma formación que nosotros?”

La cuestión de los sesgos y la ética en la IA también emergió como un tema crucial que requiere atención urgente. Sáenz ilustró este punto con un ejemplo revelador: "Si históricamente solo el 10 % de las mujeres han estado en juntas directivas, una IA podría replicar ese patrón al seleccionar candidatos para una junta, no porque sea correcto, sino porque es lo que muestran los datos históricos". Este tipo de preocupaciones están llevando a los bufetes a considerar no solo la implementación técnica de la IA, sino también sus implicaciones éticas y sociales más amplias.


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El futuro inmediato: entre las oportunidades y los riesgos

Por supuesto, se mencionó la dimensión económica de la adopción de la IA a lo largo del evento. Coelho da Rocha profundizó en las complejidades económicas de la transformación digital: "Los bufetes pequeños quizás puedan nivelar el campo de juego utilizando IA para tareas específicas a un costo menor, pero los grandes bufetes igual seguirán teniendo ventaja porque siempre podrán adquirir las últimas y más sofisticadas herramientas". ¿La IA actuará como un democratizador de servicios legales o ampliará las brechas existentes?

La analogía más reveladora sobre el aspecto económico vino de Riehl: "Los datos son el nuevo petróleo. Hay que extraer ese petróleo, refinarlo, conectarlo con los clientes, convertirlo en un producto y llevarlo al mercado. En el ámbito jurídico, el petróleo son los datos gubernamentales: casos, leyes, regulaciones. Todos estos son ejemplos de petróleo público. Pero también existe el petróleo privado, como los contratos y acuerdos de conciliación, que están dentro de los muros de tu empresa. (…) La pregunta clave es: ¿quién tiene el petróleo? ¿Quién tiene los casos, leyes y regulaciones de América Latina? Porque el costo de crear un foso competitivo recopilando todos esos datos es enorme: solo en Estados Unidos, recopilar todos los escritos, mociones y documentos legales cuesta aproximadamente 2 billones de dólares. Sin embargo, refinar ese petróleo tiene un costo cercano a cero. Puedes contratar a un ingeniero de prompts por 75.000 dólares para que refine ese petróleo privado’".


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Conclusión: un momento decisivo

Si en algo hay consenso es que la inteligencia artificial no es una ola más de innovación tecnológica que los bufetes pueden elegir surfear o dejar pasar. Es un cambio exponencial que está redefiniendo el paisaje legal latinoamericano y la pregunta ya no es si afectará a la profesión, sino quiénes sobrevivirán a la transformación. Riehl lo encapsuló de esta forma: "Hay riesgos al usar estas herramientas, pero también hay riesgos al no usarlas. ¿Qué beneficio tiene decir 'no vamos a usar IA porque hay alucinaciones', si al final pierdes todo tu negocio?". La adopción cautelosa pero decidida de la IA ya no es una opción sino una necesidad competitiva.

El diálogo dejó al descubierto las profundas grietas que esta transformación está creando en la región: entre grandes y pequeños bufetes, entre países tecnológicamente avanzados y rezagados, entre una generación de abogados formada en la tradición y otra que deberá reinventar la profesión. Estas brechas amenazan con crear una justicia de dos velocidades en América Latina, donde el acceso a la tecnología podría determinar no solo la eficiencia de los servicios legales, sino también su calidad y alcance.

Los datos, ese "nuevo petróleo" están ahí, esperando ser refinados. La tecnología para procesarlos existe y se hace más accesible cada día. Lo que está en juego no es la capacidad técnica de implementar la IA, sino la voluntad de la profesión legal de reinventarse a sí misma. Como quedó claro en el Summit, los bufetes que no logren hacer esta transición no solo perderán competitividad: sino que podrían volverse irrelevantes. Porque la única certeza en la que podemos confiar es que, en el próximo Summit, muchas cosas habrán cambiado con respecto al entorno existente en noviembre de 2024.

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