Emprendedurismo y compromiso social como bases profesionales: Leopoldo Hernández preside el Consejo de Appleseed México

El emprendedurismo no tiene por qué estar desligado del compromiso social. / Unsplash, Sithamshu Manoj.
El emprendedurismo no tiene por qué estar desligado del compromiso social. / Unsplash, Sithamshu Manoj.
El conocimiento, la visión de negocios y el compromiso social son los componentes para definir a un profesional integral.
Fecha de publicación: 06/02/2023

Solo 2 de cada 10 abogados en Estados Unidos consideran que la universidad los preparó para la vida profesional, según el reporte Gallup-Purdue Index Postgraduate Degree Database, publicado en el 2014. Aunque este reporte tiene un poco más de 8 años de haberse publicado sigue vigente, no son muchas las Universidades con currículas actualizadas según las necesidades del sector.  

Pero, ¿cuál es la pieza que falta? ¿Qué se necesita para completar el perfil del abogado? En un entorno caracterizado por el dinamismo, los conceptos legales aprendidos en la facultad de derecho deben combinarse, mínimo, con el emprendedurismo y el compromiso social. Este último no es solo un elemento diferenciador en las nuevas generaciones, sino una oportunidad para ser mejores personas en un ámbito distinto al académico. El conocimiento, la visión de negocios y el compromiso social son los componentes para definir a un profesional integral.

Para profundizar en este nuevo enfoque del perfil profesional de los abogados, LexLatin invitó a Leopoldo Hernández Romano, nombrado recientemente presidente del Consejo Directivo de Appleseed México, organización no gubernamental que brinda asesoría a otras ONG a la vez que produce investigaciones jurídicas. Hernández Romero es además  managing partner de KermaPartners.


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Encontrar un nicho de mercado y desarrollarlo

Una parte importante de tu carrera se ha enfocado en prestar servicios de asesoría a firmas de abogados y gerencias legales en temas de gestión. ¿Cuál fue tu motivación para desarrollar y centrarte en esta línea de servicios?

Leopoldo Hernández Romano. Fue una serie de circunstancias que me hicieron dar cuenta de que habían oportunidades para transformar el sector legal. 

Mientras trabajé en Algodonera Comercial Mexicana, realicé un MBA que me permitió tener otra perspectiva sobre la visión de negocios que requería la industria de servicios legales. Al conversar con varios colegas observé que habían muchos problemas de eficiencia en las firmas que podían mejorarse. Esto fue a finales de los 90 y a principios de los 2000. Entonces el legal management no era un tema incipiente pero, definitivamente, aún había mucho camino que recorrer. 

En 2002 me uní a la firma White & Case como COO y fue una escuela extraordinaria para entender cómo debía definirse una estrategia, medir el desempeño de las distintas áreas de la firma y gestionar talento y tecnología. Otro elemento que me ayudó a definir mi línea de servicios fue participar en la Barra Mexicana del Colegio de Abogados, específicamente, en la comisión de administración de despachos. 

En conclusión, la combinación de haber formado parte de una gerencia legal, realizar un MBA, trabajar en una firma legal y participar en la Barra Mexicana fue el detonante para ver el nicho que había en el mercado, comenzar mi propia consultora en temas estratégicos y diseñar una línea de servicios que contribuyera a mejorar la industria legal. 

¿Consideras que este enfoque de negocios debería incluirse en los programas académicos en las universidades? 

Yo fui profesor en la Escuela de Derecho de la Universidad Panamericana y mi respuesta original sería sí. Sin embargo, el problema es que la misma sofisticación de la práctica legal ha hecho que la currícula académica en las universidades sea muy grande. Es algo que debe manejarse con la carga de materias que actualmente tienen los alumnos.

Ahora bien, al graduarse de la escuela de derecho, los abogados pueden tomar tres caminos: trabajar en una firma, ser parte del departamento legal de una empresa o dedicarse al sector público. En cualquiera de estos escenarios tienen que cumplir con tareas propias de un negocio, por ejemplo administrar recursos, reclutar talento, cerrar ventas, comunicación, temas de liderazgo. No solo ganar un caso y ofrecer soluciones estrictamente legales 

Dicho esto, sí creo que abrir un hueco en el pensum para incluir estas materias. 


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El emprendedurismo se encuentra con el compromiso social

Durante tu vida profesional también has incursionado en proyectos de visión ciudadana como es el caso de UNE, y, por supuesto, Appleseed México. ¿Cómo complementa este aspecto de compromiso y responsabilidad social tu carrera actualmente?

Para que cualquier persona pueda desarrollarse requiere de un ambiente óptimo, de un entorno donde haya estabilidad y justicia para que puedan tener oportunidades en un futuro. Al ver esta necesidad, y lo lejos que estamos todavía en Latinoamérica de alcanzar los niveles de países más desarrollados, decidí tomar acción. 

Si me estoy dando cuenta de que mi entorno no es el adecuado, tengo dos opciones: dedicarme a tuitear o subir publicaciones en otras redes sociales o “ponerme las pilas” y ver de qué manera puedo aportar para construir una sociedad más justa. Cuando empiezas a darte cuenta de que las instituciones del país están en riesgo y que constantemente se atenta contra las normas, entonces es donde surge un despertar ciudadano. 

Entonces, si esas ganas de innovar, crear o proponer —que además son atributos que caracterizan a los emprendedores— se combinan con el compromiso social, se genera sinergia para producir un cambio en la sociedad. Para los abogados, por la naturaleza de su profesión, el compromiso social casi siempre viene relacionado con el acceso a la justicia o propuestas legislativas que impliquen mejoras significativas para todos los que vivimos en el país. 

Este es el caso de Appleseed México. Desde esta organización se ofrece asesoría legal gratuita a grupos en situación de vulnerabilidad para promover un mejor entendimiento del entorno legal y la cultura pro bono. Hace siete años, Appleseed me invitó a participar en un proyecto de mejoras y, desde entonces, me gustó tanto el trabajo que hacía allí que ya no pude salir. 

No sé si lo habré heredado de mis padres —probablemente sí— pero me cuesta estar “sin hacer nada”. Si toda mi experiencia y mis conocimientos se pueden aprovechar en organizaciones de sociedad civil para lograr generar más oportunidades para otras personas, pues hay que hacerlo. Hay que actuar.  

Como nuevo Presidente del Consejo Directivo de Appleseed, ¿Cuáles son los retos y metas que buscas concretar en este período?

Primero, fortalecer la estructura administrativa: deseo que tengamos un entorno organizacional mucho más fuerte dentro de Appleseed para poder crecer y tener un equipo que ofrezca un mejor servicio a las organizaciones de la sociedad civil en México. 

Nuestro segundo reto es el fortalecimiento financiero. Necesitamos más fuentes de ingresos y de recursos para cumplir con los objetivos principales de Appleseed México que es dar asesoría legal gratuita y colaborar en la investigación jurídica en temas de relevancia social. 

Ahora, más que presentar nuevas propuestas o iniciativas legislativas, estamos en una fase de contención y protección de la normatividad vigente. Creo que con una estructura más sólida y más grande podemos ampliar mucho más el alcance de nuestros objetivos. 


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¿Cómo reclutas a las personas para tus proyectos de responsabilidad social?, ¿qué cualidades deben de tener?

Primero deben contar con conocimientos técnicos del área a la que van a ingresar, luego un gran sentido del compromiso. Formar parte de una organización de la sociedad civil no significa “aquí tengo trabajo y ya”, esto realmente requiere de vocación. 

Creo que para estos proyectos también se necesitan personas con perfiles resilientes porque las frustraciones pueden ser muy grandes debido a las limitantes. Si una empresa grande a veces tiene recursos limitados, en una sociedad civil los recursos son aún más limitados y eso puede ocasionar desmotivación rápidamente. 

¿Crees que la responsabilidad social y el enfoque de negocios son elementos esenciales para forjar una generación de abogados 2.0? ¿Por qué?

Si, definitivamente. El enfoque de negocios va a ser un elemento diferenciador que además ayudará a los abogados a tener una mejor perspectiva sobre temas de gerencia para optimizar sus resultados en términos de venta (aumentar la cartera de clientes), de captación y retención de talentos, de medición, de liderazgo, entre otros. 

En cuanto a la responsabilidad social, cada vez se está tomando más en cuenta y es más importante para los mercados. Además, los marcos regulatorios en los que se desenvuelven las firmas es más amplio, ya las normas no dependen exclusivamente del órgano legislativo sino de iniciativas que promueven las organizaciones de la sociedad civil o cambios impuestos por los clientes. Es una dinámica del día a día. 

El emprendedurismo no tiene por qué estar desligado del compromiso social. Estas características sí son importantes para definir un nuevo perfil de abogados. 

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