
El sector fintech ha sido reconocido por su enfoque innovador y disruptivo, no solo en tecnología y servicios financieros, sino también en la transformación de los modelos de trabajo. La flexibilidad laboral, que caracteriza a este sector (trabajo remoto, horarios personalizados o estructuras horizontales, entre otros), es uno de sus atractivos principales de empleabilidad; no obstante, para las abogadas mujeres que se desenvuelven en este, la flexibilidad no siempre se traduce en un equilibrio real entre la vida profesional y personal. En muchos casos, en lugar de representar una ventaja, termina reforzando desigualdades de género, creando expectativas poco realistas que dificultan su crecimiento y proyección profesional.
Muchas fintech promueven la idea de que el trabajo remoto y los horarios flexibles permiten a sus colaboradores conciliar sus responsabilidades personales con su desarrollo profesional, sin embargo, en la práctica, para las abogadas que trabajan en sectores altamente regulados, como el financiero, la carga laboral puede difuminar la línea entre flexibilidad y una disponibilidad permanente 24/7.
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Cada vez es más común que las abogadas enfrenten el reto de las expectativas no escritas de estar disponibles en todo momento, pese a no estar físicamente en la oficina, lo que convierte la flexibilidad en una obligación implícita de estar "conectadas" a todas horas, atendiendo correos electrónicos, mensajes o videollamadas.
Esto provoca que las abogadas se sientan atrapadas por la 'conectividad constante', lo que les impide desconectarse realmente para atender y disfrutar su vida personal. Así, muchas abogadas se encuentran 'presentes' sin estar realmente allí: están en una cita con su pareja, pero su mente sigue atendiendo solicitudes de jefes o clientes, o pasan tiempo con sus hijos o esposos, pero la ansiedad constante provocada por la falta de desconexión laboral las acompaña.
Asimismo, estos modelos de trabajo suelen reforzar la división tradicional de roles dentro del hogar, especialmente para las mujeres: Las abogadas que trabajan desde casa tienden a asumir una carga de labores domésticas mucho mayor que sus colegas hombres, quienes, a pesar de estar sujetos al mismo modelo de trabajo, no enfrentan las mismas expectativas sociofamiliares.
En muchos hogares, las mujeres siguen siendo vistas como las principales responsables del cuidado de los hijos, la preparación de la comida y la limpieza de la casa, lo que genera una sobrecarga de responsabilidades que afecta negativamente la salud mental de las abogadas y, consecuentemente, su calidad de vida, ya que deben equilibrar las exigencias laborales con las expectativas familiares, a menudo sacrificando su bienestar personal.
Estos factores contribuyen significativamente al agotamiento o burnout, creando una carga emocional y física que, con el tiempo, puede ser insostenible.
La falta de balance entre la vida personal y profesional también puede dar lugar a un sentimiento de insatisfacción y desmotivación a largo plazo, lo que podría influir negativamente en la retención de talento femenino en la industria fintech. Según los datos de la VIII edición del Finnovista Fintech Radar en México, el 28.9 % de los puestos directivos de las fintech mexicanas está ocupado por mujeres. Este dato revela que, aunque las mujeres ocupan una proporción significativa de los puestos directivos en estas organizaciones, la cifra sigue estando lejos de alcanzar el 50 %, lo que indica que persiste una notable brecha de género en la industria.
La representación femenina en los niveles directivos es importante, pero también resalta la necesidad de seguir trabajando para garantizar que las políticas laborales y culturales del sector fintech mexicano favorezcan la equidad de género, especialmente en lo que respecta al equilibrio entre la vida personal y laboral.
A pesar de que la cifra parece positiva, este porcentaje también subraya que las mujeres siguen enfrentando barreras para alcanzar un liderazgo igualitario dentro del sector, lo que puede estar influenciado por factores como las expectativas de roles tradicionales dentro del hogar o la falta de flexibilidad real en el trabajo.
Considero que el problema no radica únicamente en la necesidad de estar disponibles en todo momento, sino en cómo esta disponibilidad sin límites afecta la capacidad de las mujeres abogadas para disfrutar del momento presente y de los espacios fuera del ámbito laboral.
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El día tiene 24 horas tanto para los hombres como para las mujeres y, sin embargo, muchas abogadas se ven obligadas a distribuir ese tiempo entre múltiples responsabilidades, sintiendo que nunca es suficiente.
La expectativa de conciliar el trabajo con la vida personal no debería traducirse en una sobrecarga de tareas que termine por drenar su energía física y emocional. El burnout, que resulta de intentar cumplir con las exigencias laborales sin descuidar las responsabilidades del hogar y el cuidado de la familia, no puede ni debe ser normalizado.
El trabajo es una parte fundamental de la vida, pero no debe convertirse en la vida entera. Ser abogada es solo una faceta de lo que significa ser mujer; también lo es ser madre, esposa, amiga, hija y muchas otras más. Es necesario replantear los modelos laborales en la industria fintech y en el sector legal, en general, para que la flexibilidad no sea solo una promesa vacía, sino una verdadera herramienta que permita a las mujeres desarrollarse profesionalmente sin sacrificar su bienestar personal y el tiempo con los suyos.
*Sonia Mondragón Soto es abogada y maestra en Derecho Financiero por la Universidad Panamericana. Se especializa en regulación bancaria y financiera. Cuenta con una amplia trayectoria en cumplimiento regulatorio especializado y en prevención de lavado de dinero, asesorando principalmente a bancos y entidades fintech. Asimismo, tiene experiencia en project finance enfocado principalmente a la estructuración de créditos para proyectos de infraestructura y obra pública.
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