La fundación del IBA-LARF y la revolución latina en la abogacía global

De izquierda a derecha: Jaime Carey, Daniel del Río, Fernando Pelaez Pier y Horacio Bernardes.
De izquierda a derecha: Jaime Carey, Daniel del Río, Fernando Pelaez Pier y Horacio Bernardes.
Desde su surgimiento, el Foro Latinoamericano de la IBA redefinió el papel de América Latina dentro del espectro internacional.
Fecha de publicación: 31/03/2025
Etiquetas: IBA, Foro Latinoaméricano, Liderazgo regional, network, Abogacía internacional

A comienzos de los noventa, un pequeño grupo de prestigiosos abogados latinoamericanos se unió en torno a una visión audaz: posicionar a la abogacía latinoamericana en el escenario global. 3 décadas después, lo que comenzó como una idea ambiciosa en una organización de origen netamente sajona se transformó en una de las fuerzas más influyentes dentro de la International Bar Association (IBA), la organización de abogados más grande del mundo.

 

 

De un pequeño grupo a una potencia regional

"Creo que el foro es muy importante porque ha puesto al mundo legal latinoamericano en una vitrina relevante. Antes pasábamos más inadvertidos, pero hoy lo que tenemos es uno de los mejores y más organizados grupos dentro de la IBA", explica a LexLatin el chileno Jaime Carey, actual presidente de la IBA y uno de los fundadores del Foro Latinoamericano.

El nacimiento formal del Foro ocurrió en 1994, pero sus raíces se remontan a años anteriores, cuando un grupo de visionarios latinoamericanos que asistían regularmente a las conferencias de la IBA comenzaron a soñar con un espacio propio. Fernando Peláez-Pier, mexicano de nacimiento, venezolano por elección, y quien fue presidente de la IBA entre 2009 y 2010, fue una pieza fundamental en este proceso:

"La idea del foro se remonta a 1988, cuando participé en una de las primeras conferencias de la IBA en América Latina, en Buenos Aires. Entendí que no podíamos perder ese momento para empezar a trabajar en el posicionamiento de la abogacía latinoamericana dentro de un foro internacional como era la IBA”.

En 1991 se organizó el primer almuerzo latinoamericano con ocasión de la conferencia de la IBA en Hong Kong, atendido por cerca de 15 personas. Fue un inicio auspicioso para Peláez-Pier, quien siguió presentando propuestas sin saber que, en 2024, a los almuerzos del foro asistirían más de 600 personas, y a las conferencias regionales alrededor de 1.000.

“En 1993, en la conferencia del Section Business en New Orleans, el presidente de la sección me planteó el interés en organizar un foro para América Latina. Me asignaron la responsabilidad de liderar todo ese proceso con un grupo de latinoamericanos que asistían regularmente a las conferencias de la IBA. El apoyo, el interés y el entusiasmo de todos ellos fue sumamente importante para lograr que, en 1994, se oficializara la organización de lo que en un principio se llamó el Latin American Steering Group, que después pasó a ser el Foro Latinoamericano. Esta organización se dio en 1994, en Australia, donde tuvimos nuestro segundo almuerzo latinoamericano, al que asistieron aproximadamente 100 miembros de la IBA”.


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Una filosofía distintiva: profesionalismo con calor humano

"La filosofía que aplicamos con Fernando y los demás latinoamericanos era cambiar la visión que el mundo tenía de 'Latinoamérica', que se asociaba con el 'síndrome de mañana' —la idea de que nunca hacíamos las cosas a tiempo—", destaca Carey. "Por eso decidimos ser muy rigurosos en la organización de conferencias y en la preparación de programas".

Esta rigurosidad profesional, combinada con la calidez humana que se encuentra a raudales en esta parte del mundo, ha creado una mezcla poderosa que atrae incluso a abogados no latinos. Daniel del Río, actual Presidente de la División de Práctica Legal (LPD) de la IBA, lo ilustra muy bien:

"Tenemos grandes amigos que no son latinos pero que disfrutan ser parte de esto. A veces bromean diciendo que, así como 'tropicalizamos' los contratos, ellos quieren 'tropicalizarse' y volverse latinos de alguna manera".

Esta dualidad se ha convertido en la marca registrada del foro y explica, en gran medida, su éxito. Mientras los foros de otras regiones pueden ser igualmente profesionales, la combinación latina de excelencia con camaradería resulta irresistible. Las conferencias del Foro Latinoamericano no solo son espacios de networking profesional, sino verdaderos encuentros entre amigos.

El propio Del Río lo resume así:

“En este contexto, se da la confluencia de lo mejor de dos mundos: el profesionalismo de los líderes abogados latinoamericanos, mezclado con nuestra habitual cercanía humana. Hay mucho profesionalismo, pero también un vínculo muy sólido de amistad; en materia de habilidades blandas, sin duda, los latinos tenemos una ventaja competitiva respecto de otras culturas donde hay más distancia. Esta mezcla se da muy bien en foros de carácter social, permitiendo establecer vínculos adicionales”.

Otro expresidente latinoamericano de la IBA, el brasileño Horacio Bernardes, lo expresa de la siguiente manera:

“La profesión de abogado se basa en conocerse, confiar uno en el otro y establecer relaciones de servicio mutuo. La IBA ha sido fundamental para mí y mis colegas, quienes están muy agradecidos por lo que la organización y el Foro Latinoamericano han hecho en sus carreras.”

El liderazgo latinoamericano

El éxito del foro ha tenido un efecto tangible en la representación latinoamericana dentro de la IBA. Tres latinoamericanos han llegado a la presidencia de la organización: Peláez-Pier, Bernardes y, actualmente, Carey, y los abogados de la región ocupan posiciones de liderazgo en numerosos comités, como es el caso de Del Río, quien asumió la presidencia del LPD. Igualmente, un número significativo de latinoamericanos ocupan posiciones de liderazgo en múltiples comités.

Se trata de un proceso de posicionamiento que ha transformado la percepción global sobre la abogacía latinoamericana y ha abierto puertas para firmas regionales. También ha permitido que los abogados latinos se mantengan al día con las tendencias globales de la profesión, como cambios regulatorios o hasta innovaciones en la gestión de despachos jurídicos.

Un elemento notable en la historia del foro es cómo sus fundadores pusieron el bien común por encima de intereses personales o nacionales. Al inicio, existían voces que cuestionaban la apertura que promovía Peláez-Pier.

"Debo aceptar que al inicio, en 1993, hubo más de un miembro que se acercó y me dijo: '¿Estás seguro que tienes interés en abrir esto para todos los que puedan participar? Hoy por hoy es un grupo de 25-50, tenemos una posición privilegiada'", recuerda. "Mi respuesta siempre fue: 'Mientras más seamos y tengamos una mayor representación, más cosas vamos a lograr'".

El tiempo le dio la razón. Lejos de diluir oportunidades, la expansión del foro las multiplicó para todos sus miembros, creando un círculo virtuoso donde el éxito colectivo potencia el individual.

“Yo insisto con muchas firmas, desde hace tiempo, que el mejor entrenamiento que pueden recibir sus asociados sénior y sus socios jóvenes es traerlos a estas conferencias regionales porque les dan la oportunidad de tener una exposición muy importante y entender las reglas del juego dentro del ejercicio de la profesión”.

El valor de organizar un foro predominante en la asociación de abogados más grande del mundo es evidente. Como lo menciona Bernardes, “la IBA ha sido fundamental para la evolución de los negocios entre firmas y abogados miembros en la región. Es, sin duda, la gran promotora a nivel mundial de contactos y networking. En este espacio, la gente se conoce, genera negocios y se promueve profesionalmente. La participación en la IBA nos permite conocer nuevas tácticas de negocios, tendencias y soluciones, además de establecer relaciones de confianza con otros profesionales”.

El foro no solo mira hacia su propio pasado con orgullo, sino que activamente se prepara para los desafíos del futuro de la profesión legal y tres temas se perfilan como prioritarios: la defensa del Estado de derecho, la adaptación a la inteligencia artificial y la evolución del rol del abogado en las comunidades.


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La defensa del Estado de derecho

Para Carey, esta es la prioridad número uno. "La primera y, a mi juicio, la más importante misión es la defensa del Estado de derecho. Creo que es fundamental que exista una justicia independiente en el mundo, que sea accesible y rápida. Si no hay tribunales independientes, confiables, accesibles y rápidos, en la práctica no se puede implementar justicia, lo cual es terrible para cualquier país.", afirma.

Esta preocupación cobra especial relevancia en el contexto latinoamericano, donde la independencia judicial enfrenta presiones constantes.

"Es gravísimo que el poder judicial termine supeditado o influenciado por el poder político, y hay ejemplos muy claros de esto en la región", añade Carey.

La IBA ya ha producido material educativo sobre este tema y planea llevarlo a colegios de distintas partes del mundo para concientizar desde temprana edad sobre la importancia del Estado de Derecho. “Queremos que desde pequeños tengan noción de lo que significa el acceso a la justicia, la separación de poderes, la lucha contra la corrupción, la institucionalidad, entre otros conceptos.”, sostiene Carey

El impacto de la inteligencia artificial

La revolución tecnológica y, particularmente, la inteligencia artificial emerge como otro gran desafío —y oportunidad— para la profesión legal.

"Estamos dándole una gran importancia a todo el tema de la inteligencia artificial", señala Del Río. "Vemos la IA como algo que puede ser muy útil, pero al mismo tiempo como algo que hay que tomar con mucho cuidado porque puede ser riesgoso si no sabemos cómo aplicarlo adecuadamente. Hoy en día hay herramientas que en su momento nosotros no teníamos. Nosotros, si teníamos que hacer una investigación, debíamos ir a las bibliotecas, haciendo la “talacha” de un lado para el otro. Hoy en día existen herramientas tan impresionantes que en dos minutos resuelves lo que antes no resolvías ni en meses. Pero creo que, si uno combina esas herramientas con ese interés de poder seguir creciendo, desarrollándose y estudiando, jamás se quedará estancado en esta profesión. Los que han sido exitosos siempre es porque tienen ese 'algo más', ese deseo de seguir avanzando día a día y conociendo cosas adicionales.”

Carey comparte una visión optimista sobre esta transformación, basada en su propia experiencia de adaptación a cambios tecnológicos anteriores. "No le tengo temor a lo que viene, porque me tocó vivir un cambio que partió desde el télex hasta lo que tenemos hoy. A través de esta experiencia he constatado que nuestra capacidad de adaptación es muy grande. Creo que los líderes de los estudios de abogados tenemos que estar abiertos al cambio, aprender y correr riesgos. Tenemos la ventaja de que no son riesgos tan grandes; si uno se equivoca, puede intentarlo de nuevo. Prefiero hacer cosas, aunque me equivoque, a quedarme sin hacer nada.

Sin embargo, reconoce desafíos importantes, especialmente en el ámbito ético: "La inteligencia artificial está complicando aún más todo lo relacionado con fraudes y engaños, lo que afecta profundamente la ética profesional. Más allá de la parte tecnológica, la IA tiene un componente ético en cuanto al secreto profesional: cómo se puede usar, si hay que informar que uno está utilizando IA, cómo se mantiene la reserva… Todo esto es un mundo que hay que reglamentar, estudiar y analizar, y en eso estamos trabajando mucho con la Bar Issues Commission, que es la entidad formada por los distintos colegios de abogados del mundo que se ocupan de temas éticos y profesionales".

El cambio generacional y la evolución de la práctica legal

El tercer gran desafío identificado por los líderes del foro es la evolución de la propia práctica legal, impulsada en parte por un cambio generacional.

Del Río observa una transformación en las expectativas y enfoques de las nuevas generaciones de abogados.

"Las nuevas generaciones traen otro chip, diferente al que teníamos antes y al que estábamos acostumbrados", señala. "Se suma la dinámica de la nueva generación, de los chicos que tienen 25 años hoy, que no están dispuestos, para bien o para mal, a seguir el proceso que nosotros seguimos de alta exigencia, de alto número de horas, de mucho esfuerzo. Tienen otra mentalidad, otra ética de trabajo diferente. Les doy la razón porque, una vez que pasa la vida, uno se da cuenta que a veces sacrificó muchas cosas y sí es importante tener un balance. Pero independientemente de ese balance, creo que se puede mantener con un buen trabajo. A lo que me refiero es: no vengas y digas 'ya hice mi trabajo, ya hice lo que me pidieron y ahí quedó, ya cumplí el día'".

Frente a estos cambios, Del Río enfatiza la importancia de mantener viva la mentoría, una práctica que considera en declive: "Otra cosa que yo les diría a los jóvenes abogados, que se ha perdido mucho, es que tengan un buen mentor, alguien de quien aprender".


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Un modelo exitoso para replicar

El éxito del foro Latinoamericano ha sido tan notable que se ha convertido en el modelo a seguir para otros foros regionales dentro de la IBA.

"Conforme fui desarrollando mi carrera en la IBA, cuando llegué al cargo de Secretario General, el presidente en ese momento, Francis Knight, me propuso que trabajara con él en reestructurar las actividades de todos los foros regionales para que siguieran el modelo del Foro Latinoamericano", recuerda Peláez Pier. “Fue un reto fascinante porque, como siempre lo he hecho, formé un equipo de trabajo y durante dos años trabajamos en revisar las estructuras de cada uno de los foros regionales, proponer su reforma y proponer metas y objetivos para que cada uno lograra ese posicionamiento que habíamos logrado a través de las actividades del Foro Latinoamericano”.

El legado del Foro Latinoamericano

Mientras la profesión legal enfrenta los desafíos de un mundo en constante cambio —desde amenazas al Estado de Derecho hasta revoluciones tecnológicas—, el espíritu colaborativo y visionario que dio origen al foro continúa siendo su mayor fortaleza para enfrentar el futuro.

Bernardes no duda de la relevancia actual de este proceso de liderazgo regional: “Hoy, el foro Latinoamericano se ha convertido en el espacio regional más importante, vibrante e influyente de la asociación, lo que nos llena de orgullo a quienes lo creamos y trabajamos por él.”

Peláez Pier coincide: "Para mí y para todos los que fuimos los fundadores, es sumamente satisfactorio que todas las nuevas generaciones hayan seguido posicionando el foro y hayan mantenido ese liderazgo que el foro ha alcanzado. Liderazgo que definitivamente nos sigue distinguiendo como abogados latinoamericanos. Un valor agregado de todo esto es que tú dejas de tener colegas y tienes amigos, en el total y absoluto sentido de la palabra. No tienes conocidos, construyes amistades, construyes relaciones que van mucho más allá de referirnos trabajo".

Ese legado de amistad y cooperación, quizás más que cualquier logro institucional, será lo que seguirá distinguiendo al Foro Latinoamericano en las décadas por venir.

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