El sector de los servicios legales se ha visto sacudido con dureza durante esta primavera. Me refiero a la serie de eventos protagonizados por firmas, de distintas dimensiones y jurisdicciones, que han tenido lugar durante mayo y que reflejan los cambios estructurales que el sector experimenta.
Empecemos con el lanzamiento oficial, el 1 de mayo, de AO Shearman, la firma que surge de la fusión de Allen & Overy LLP y Shearman & Sterling LLP. Esta representa la fusión trasatlántica más importante que se ha dado en el sector legal y da paso al surgimiento de una firma que se posiciona en el tercer lugar en el mundo en cuanto a volumen de facturación. En suma, representa más de 3.500 millones de dólares y cuenta con un equipo de 7.000 profesionales y 4.000 abogados. Además, ahora tiene 47 oficinas ubicadas en 29 países.
Si bien el proceso interno para llegar a la aprobación de la fusión por parte de los socios de ambas firmas ha representado un gran reto para llegar a su lanzamiento, AO Shearman tiene por delante un desafío que es tanto o más importante que el proceso de la negociación: alinear las culturas de las firmas y de los equipos profesionales y administrativos, así como retener a su talento y sus clientes.
El esfuerzo que requerirán para impulsar sus principales áreas de práctica deberá ser sostenido por un largo periodo. El nuevo liderazgo de la firma tiene la gran responsabilidad de asegurar el éxito de esta fusión, que es el punto en el que el desafío realmente comienza.
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Un segundo movimiento importante dentro del sector en este mes fue la decisión de Pérez-Llorca, firma líder en el mercado español, de abrir una oficina en México, y esto lo hace integrando a la mexicana González Calvillo, S.C.
La decisión de Pérez-Llorca, de afianzar su presencia integrando a una de las principales firmas en México, está alineada con su estrategia internacional, que la lleva a establecer su quinta oficina fuera de España y la tercera bajo un modelo operativo para ejercer, en este caso, derecho mexicano, y no de oficina de representación, como son sus oficinas en Nueva York y Londres.
Este hecho seguramente fortalecerá a Pérez-Llorca dentro del mercado español, al incrementar su oferta de servicios para la clientela española e internacional y, por ende, mantener el incremento sostenido de su facturación.
Para González Calvillo, esta integración representa varias ventajas y una de las más importantes —sino la más importante— es la de asegurar la transición de la firma: de la generación de fundadores a una generación de relevo, liderada por Pérez-Llorca.
Aún pendiente, según se conoce, es decidir el nombre de la firma. Analizando sus recientes movimientos internacionales, Pérez-Llorca seguramente apostará por mantener su razón social, pero aún está por decidirse.
Para el segundo trimestre de este año está previsto que los socios de ambas firmas aprueben la integración.
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Un tercer movimiento de mayo ha sido la terminación de la relación de DLA con Martínez Beltrán, en Colombia, hoy Martínez Quintero Mendoza González Laguado & De La Rosa. Evento inesperado en el mercado, pero probablemente no tan sorpresivo al interior de las firmas.
Tanto o más ruido que la terminación de la relación entre las firmas fue la apertura de la oficina en España de Martínez Quintero Mendoza González Laguado & De La Rosa.
La terminación de esta relación confirma que el modelo de las “combinaciones”, seguido por varias firmas globales e internacionales, está, en muchos casos, fijado con alfileres. Son muchos los retos que tienen las firmas para lograr alinear sus culturas, estrategias y equipos, por mencionar algunos pilares, y se basa más en un modelo económico que societario.
La terminación de esta relación y la apertura de la oficina en Madrid de Martínez Quintero Mendoza González Laguado & De La Rosa trae a mi mente la apertura de oficinas por parte de firmas latinoamericanas en España: más de una decena de firmas han tomado la decisión de establecer presencia en Madrid y, en su mayoría, lo han hecho bajo un modelo de oficina de representación, dos de ellas con oficinas operativas ejerciendo derecho español.
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Conocemos, por diversos análisis económicos, que España se ha convertido, después de Estados Unidos, en el destino más importante de capitales procedentes de América Latina. El más reciente informe publicado por el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) y la Secretaría General Iberoamericana —según reporta la periodista Susana Claudio Fernández, directora de Banda 1—, señala:
- Que la inversión de las empresas latinoamericanas en España aumentó 138 % en 2023.
- Que España es el segundo destino para el capital latinoamericano.
- Que la inversión ha aumentado en más de 20.000 millones de euros durante la última década.
- Que América Latina es la cuarta inversora en España, con un volumen acumulado, desde 1993, de 66.883 millones de euros, estando solo por delante Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
- Que la inversión latinoamericana en España está, principalmente, concentrada en México, con un monto que representa el 49,5 % del total. Seguida por Argentina, con un monto que representa el 15,5 % del total, Brasil con un monto que representa el 10,3 % del total y Colombia, con un monto que representa el 6.8% del total.
El flujo de capitales latinoamericanos hacia España ha generado que más de una decena de firmas de abogados latinoamericanas, en un corto plazo, establezcan oficinas en Madrid, lo que puede calificarse como tendencia.
Aunque lo trascendental es -más allá de si se califica como tendencia o no- el incremento en un corto plazo del número de estas firmas que buscan su expansión. Es de suponer que la decisión de dichas firmas es producto de una estrategia internacional y de un plan de acción que les asegure el retorno de su inversión.
De todas las firmas únicamente dos de ellas han establecido oficinas operativas: Chevez Ruiz Zamarripa, de México, y Bullard Falla Ezcurra, del Perú. Las demás, empezando por BLP, firma regional centroamericana con oficina matriz en Costa Rica, han establecido oficinas de representación.
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Es importante que la apertura de esas oficinas de representación sea resultado de un sólido análisis de las métricas de cada firma, que avale dichas decisiones, que se alinee con su estrategia y que no sea producto del interés de un socio o un grupo de socios de tener presencia en España o de radicarse en Madrid.
Sabemos que la rentabilidad de una oficina de representación es un reto complejo y -para muchas firmas que han seguido ese modelo- suele ser centros de costos elevados, con un retorno de inversión no necesariamente a corto plazo, estructura que tiende a presionar el cierre de estas oficinas.
Revisemos la historia reciente, aproximadamente 42 firmas extranjeras abrieron oficinas de representación en Brasil. Hoy en día subsisten 33. Es importante destacar que si bien el marco regulatorio no permite a las firmas extranjeras ejercer derecho local, lo cierto es que algunas tienen acuerdos de colaboración con firmas brasileñas para cubrir la necesidad de asistir a sus clientes.
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Nueva York también ha sido una jurisdicción en la que se han abierto un gran número de oficinas de representación de firmas de abogados, de todas partes del mundo.
Una de las razones, o quizá la principal, es que las firmas extranjeras no quieren competir con sus pares de NY, por ser grandes generadores de trabajo para la inmensa mayoría de ellas.
Guardando las distancias, podríamos decir que las firmas latinoamericanas que han abierto oficinas de representación en Madrid lo han hecho por esa misma razón, pero recordemos que estamos hablando de un mercado mucho más reducido y, justamente, las principales firmas de abogados españolas generadoras de trabajo para Latinoamérica tienen oficinas operativas en las jurisdicciones más importantes de la región.
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Esto deja a las oficinas latinoamericanas que han abierto oficinas de representación en España basar el desarrollo de su negocio en las inversiones y flujos de capital provenientes de sus países de origen, en primer lugar. En segundo, la captación directa de clientes españoles y europeos para asistirlos en sus inversiones en sus respectivas jurisdicciones, finalmente, les permite el desarrollo de relaciones con firmas españolas que tengan o no presencia en sus países de origen.
Hablando de Nueva York y de oficinas de representación, mayo también trajo la decisión de cierre para Uría Menéndez, después de mantener por más de 30 años, de su oficina de representación en Nueva York. Esta decisión la tomó considerando que no era para la firma un centro generador de negocios y que las principales firmas norteamericanas están manejando el trabajo hacía España a través de sus oficinas en Londres o directamente, lo que les ha llevado a revisar su estrategia internacional.
Definitivamente los informes económicos sobre el movimiento de capitales latinoamericanos a España y la inversión de las empresas españolas en América Latina explica el porqué de esta tendencia entre firmas latinoamericanas y porqué Pérez-Llorca suma su presencia en México, junto a Cuatrecasas, Garrigues y Ontier.
Ahora bien, la sostenibilidad en el tiempo de las oficinas que han abierto las firmas de abogados latinoamericanas en España dependerá de un sinnúmero de factores, algunos ya mencionados, y de que la situación económica y política de las distintas jurisdicciones sea favorable para la generación de inversiones en ambas direcciones.
*Fernando Peláez-Pier es consultor de firmas legales y CEO de LexLatin.
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