La Rosalía, fenómeno español de masas y representante de la música urbana, hizo viral una coreografía para su tema 'Despechá'. La coreografía fue inventada por un ucraniano residente en España (Aleksander Chentsov) y su hija adolescente. La sencilla rutina de baile fue vista por la cantante luego de hacerse medianamente viral en la cuenta Tik Tok de Chentsov, de manera que ella la imitó en sus perfiles de redes sociales.
La catalana tuvo, a diferencia de otros artistas, la delicadeza de acreditar al padre y su hija como los creadores, pero desvió de esta manera la atención del video original y la llevó hacia ella, que en esta semana se acerca a las 100 millones de reproducciones.
Con esto, la artista, quien evidentemente no tuvo ninguna mala intención, le quitó a Chentsov la oportunidad de monetizar su creación.
Vamos s hacer edta baile cada dia hasta que se haga viral 😁
Situaciones como estas son comunes en el mundo actual: Las redes sociales, la hiperconexión, la viralidad y la libertad que da internet le han arrebatado la formalidad a lo que nunca debió perderla, es decir, el derecho de autor.
Si bien se habla siempre de que “todo está inventado” y que la parodia, la imitación o el fair use permiten recrear algo hecho por otro sin mayores consecuencias, esto no hace menos grave el hecho de tomar “prestada” la creación de alguien más y reproducirla sin dar los créditos correspondientes o pagar las regalías necesarias. Las redes sociales, aunque parezca, no son carta blanca para todo.
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¿Puede hablarse de plagio en redes sociales?
En las redes sociales convergen todo tipo de creadores, quienes ven diluirse, como Chentsov, sus ganancias, no solo por rutinas, sino también por chistes, stand ups, memes o personajes. No solo los creadores discuten sobre sus derechos en redes sociales, sino también los especialistas: ¿puede hablarse de plagio en la social media? ¿Una rutina, cualquiera sea su naturaleza, tiene derechos de autor si está publicada frente a todos en una plataforma virtual, es decir, si se entiende como dominio público?
Juan Maza Correa, abogado español de PI, detalló en un artículo que las ideas no son protegibles por las leyes de PI, esto incluye refranes, canciones populares, chistes conocidos y demás materiales con diversas versiones interpretativas, pues “muchas creaciones han pasado al dominio público por el tiempo que llevan existiendo y otros “directamente no tienen aportación de la personalidad de un autor con suficiencia como para protegerse como obra artística, lo que nos llevaría a hablar de plagio”.
Esto es sobre las creaciones que reinterpretan otras que ya son dominio público, pero ¿qué pasa cuando se habla de creaciones como la de Chentsov que son absolutamente registrables?
@rosalia BabY no Me llameS🚫📞 Dc @Alex Chentsov ♬ DESPECHÁ - ROSALÍA
En entrevista con LexLatin, Adrián Flores Lozano, abogado especialista en PI de Queda Claro y Tik Toker, recuerda que “las redes sociales y las plataformas de internet han revolucionado tanto la percepción de la PI como su regulación. Si fuéramos siempre estrictos con la PI, no existirían los memes o los mash ups, por ejemplo, pues estos incorporan e incluso modifican obras protegidas, además de invadir derechos de imagen o derechos conexos, por mencionar algunos”.
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No obstante, y a pesar de que muchas reinterpretaciones en redes infringen las leyes de autor, a veces las grandes marcas, artistas o productoras, por mencionar a algunos, "a veces perderían mucho más al intentar proceder contra las personas que están utilizando su trabajo, pues serían percibidos como casi como tiranos, más aún si consideramos que muchas veces estas nuevas creaciones tienen una simple finalidad de ocio y que puede que no represente perjuicio sino más bien publicidad", señala el abogado.
No obstante, el especialista señala que sí es posible iniciar una acción de reclamo, pero a instancia de parte, "por lo que si la persona que posee los derechos no tiene interés en iniciarlas, difícilmente habrá consecuencias por la creación de un nuevo contenido lo que quizá contribuye a la noción errónea de que: no hay propiedad intelectual en redes sociales”.
Fair use y redes sociales
En la concepción de las plataformas virtuales como territorios libres de leyes estrictas también se entiende mal el concepto del fair use. Según el abogado, es alejado de la realidad el creer que al modificar una obra o criticarla se les exime de responsabilidad. "Nadie nos dice que la única forma de saber si algo puede ser considerado fair use o no es a través de un litigio y que sea la autoridad quien lo determine, litigio que, claro está, sería tan costoso como inviable”.
Ante la cuestión de si se puede esperar originalidad en las redes sociales o el hecho de que alguien cree contenido ahí ya puede entenderse como un “permiso” para ser imitado ad infinitum, Flores Lozano comenta que ninguna regla en social media anula los derechos de autor.
“Si alguien utiliza tu creación sin tu permiso puedes acudir a los mecanismos internos de la plataforma. Incluso si esta determinara que no hay afectación a tus derechos, no habrías perdido la facultad de proceder ante una instancia administrativa o judicial, según sea el caso o país, contra esa tercera persona que, según tu criterio, está violando tus derechos”, aclara.
De acuerdo con el abogado, no debe entenderse como un permiso para ser imitado ad infinitum ni se anulan las acciones que se puedan ejercer contra terceros, ni siquiera en caso de que la plataforma, en su procedimiento interno, le diera la razón a terceros.
“Lo esencial para que algo sea contenido protegible es que sea original, entendiendo esto como creación propia. Si tu contenido incorpora imágenes, música o sonidos de alguien más pudiera ser protegible en aquellos aspectos originales que tenga pero ya podría tratarse de una obra derivada u obra compuesta pues incorpora otros trabajos”.
Al final del camino, ocurre en este contexto lo mismo que en cualquier otro: debe estudiarse caso por caso para determinar si hubo plagio o no, pero —en términos generales— las creaciones originales son protegibles, esto incluye coreografías como la del dúo padre-hija y los monólogos stand up que muchas veces se publican en redes.
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De hecho, en Colombia ya se pueden proteger los soliloquios de los cómicos, por lo que ahora sus creaciones estarán resguardadas ante los plagios.
Tiktokers: no todo es materia de litigio
En lo que se refiere a los tiktokers y demás personalidades, hay que tomar en cuenta cuáles son sus derechos, obligaciones y limitaciones, pues así como algunos ven cómo otros se apropian de su contenido sin reconocer su autoría, robándoles incluso la oportunidad de registrar y reclamar la propiedad de su creación, otros podrían descubrir con amargura que mucho de lo que hacen en sus perfiles no es reclamable, como descubrió hace poco más de un año la dominicana Chiki Bombom cuando amenazó a una pequeña comerciante con demandarla por usar una frase aislada en sus videos.
“Hay que tomar en cuenta que hay cosas no protegibles como las frases aisladas o las simples ideas o, por ejemplo, los formularios, métodos o esquemas de negocio”, explica Flores Lozano.
En el caso de Chiki Bombom, la influencer se disculpó al levantar una oleada de críticas por pretender ejercer acciones legales contra la microempresaria, sobre todo sobre una frase que no había registrado.
Asimismo, otras marcas muchas veces “dejan pasar” las infracciones. Del lado opuesto, muchos se adueñan de lo que otros realizan y no admiten críticas o haber actuado erronéamente. Luego está Rosalía, quien al menos hizo lo correcto, aunque sin querer haya desviado ganancias por el video de Chentsov.
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