Con una creciente apuesta por las energías renovables y la necesidad de adaptar su regulación a estándares internacionales, el país busca atraer inversión extranjera y garantizar un desarrollo sostenible para 2025.
Cuba lucha por la independencia energética. El país se enfrenta a cortes de luz prolongados, falta de recursos e inversión: la isla aún se alimenta con termoeléctricas de la era soviética, cuya capacidad de generación está al 70 %. Las máquinas se rompen y ya no hay repuestos, las reparaciones son paliativas.
“Una unidad de 100 MW hoy en día sólo genera entre 70 y 80 MW. La suma de todos estos déficits está en el orden de los 400 MW, debido a los años de operación y a la falta de repuestos. El mantenimiento que hacemos es para ‘mantenerlos vivos’, pero llevan 40 años en funcionamiento”, explica Vicente de la O Levy, ministro de Energía y Minas de Cuba.
A la falta de mantenimiento, inversión y recursos, se suman las dificultades para adquirir combustible: en épocas con picos de demanda, se prevé que los apagones afectarán hasta el 55 % de la población cubana.
Este año, la transición energética y la protección del medioambiente se han convertido en temas estratégicos para la agenda legal de Cuba. En un contexto de desafíos económicos y limitaciones de acceso a financiamiento internacional, el país busca acelerar la diversificación de su matriz energética, reducir la dependencia de combustibles fósiles e incentivar proyectos de energía renovable con un marco regulatorio más claro y atractivo para inversionistas.
Actualmente, la generación eléctrica de la isla depende de centrales termoeléctricas, centrales eléctricas a gas operadas por la empresa público-privada Energas —compuesta por las estatales UNE y CUPET y el grupo canadiense Sherritt International— y generación eléctrica descentralizada, es decir, grupos electrógenos.
“La generación térmica utiliza petróleo nacional, Energas utiliza gas de pozos cubanos y tenemos que importar el resto del combustible. Solíamos importar petróleo crudo y luego refinarlo en el país, pero hoy es muy difícil para nosotros”, sostiene De la O Levy.
“Es necesario implementar normativas más específicas en relación con las energías renovables, que son un sector emergente, la gestión de residuos y el uso de recursos naturales”, señala la fundadora del despacho cubano-español.
Como el Parlamento cubano celebra cuatro sesiones al año, en los meses de abril, julio, octubre y diciembre, el año legislativo aún no ha empezado. Sin embargo, se espera que en 2025 la transición energética esté en el foco de debate.
Lourdes Dávalos León
“Como parte de la estrategia gubernamental de actualización del marco legislativo cubano, la Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba ha incluido en su calendario legislativo 2025 la aprobación de un conjunto de leyes. Según esa agenda, este año se priorizarán sectores claves para el desarrollo económico y social del país; abarcando áreas como el ámbito laboral, ambiental, el continuo desarrollo de la política migratoria, el turismo, que constituye uno de los renglones fundamentales de la economía nacional, así como el ámbito económico-financiero”, anticipa Dávalos Léon.
En el contexto de transición energética, y frente a las presiones del contexto geopolítico, la inversión extranjera será protagonista, así como también lo serán la adopción de políticas de mitigación del cambio climático y el incentivo fiscal para la producción de energías limpias, como la energía solar.
“Con la estrategia que tenemos en marcha de la transición energética hacia las energías renovables, podremos dejar de consumir combustible importado”, promete De la O Levy.
De aquí a tres años, Cuba planea agregar 2.000 megawatios (MW) a su mix energético. ¿Cómo? Con la instalación de 92 parques solares fotovoltaicos.
Rosell Guerra, director de Energía Renovable del Ministerio de Energía de Cuba, asegura que en el marco de ese megaproyecto ya se están ejecutando las obras civiles de 30 de esos parques.
Para hacerle frente a la crisis energética e impulsar el sector energético en pos de atraer más inversiones, el gobierno de la isla se basa en tres ejes:
Restaurar la generación de energía descentralizada. “Necesitamos aumentar la disponibilidad de la generación distribuida, ya que requiere menos recursos y ofrece resultados más rápidos”, explica De la O Levy.
Mejorar el mantenimiento de las centrales termoeléctricas y ampliar las centrales térmicas de gas. "Si tuviéramos reservas, podríamos realizar el mantenimiento sin afectar la operación, pero lamentablemente no es así. Estamos sacrificando la economía para reducir la carga sobre la población”, sostiene el ministro.
Desarrollar las energías renovables para cortar la dependencia de la importación de combustibles. “Evitar las importaciones de combustibles significa utilizar petróleo y gas nacionales y reducir su consumo mediante energías renovables”, dice De la O Levy.
Según el Plan Nacional de Desarrollo, la participación de las energías renovables en la matriz energética de Cuba se incrementará al 24 % en 2030, fundamentalmente por el impulso de la energía solar, eólica y la biomasa.
Si bien el objetivo es que ese porcentaje vaya in crescendo gradualmente hacia el 100 %, el plan está demorado: actualmente las fuentes renovables de energía producen solamente el 4,3 % de la electricidad del país.
Add new comment