La International Bar Association (IBA) es la organización de abogados más grande del mundo con presencia en 170 países. La organización agrupa a más de 80.000 abogados en los cinco continentes. Horacio Bernardes Neto está al final de su mandato de dos años, que finaliza el 31 de diciembre.
En 2020, el abogado, quien es socio sénior de la firma Motta Fernandes Advogados (MFA) en São Paulo, enfrentó el mayor desafío de su carrera con la llegada de la pandemia del COVID-19. Pese a ello, siguió luchando por los ámbitos que eran prioritarios en su gestión: el desarrollo de iniciativas sobre la crisis de refugiados, la lucha contra el acoso moral y sexual en la industria legal, el papel de los abogados desde la perspectiva empresarial y el bienestar en la profesión jurídica. En entrevista con LexLatin, el presidente de la IBA habló sobre los desafíos del nuevo derecho y la lucha contra el autoritarismo.
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¿Cómo fue gestionar la IBA en dos periodos diferentes: primero en 2019 y luego en 2020 en uno de los momentos más críticos durante una pandemia global?
El primer año fue muy interesante porque la IBA es una plataforma de acción extraordinaria, muy bien recibida en todos lados. Tuve la oportunidad de estar con grandes jefes de Estado, con ministros de justicia, magistrados, siempre con el mensaje de la IBA, con el objetivo principal de proteger y promover el Estado de Derecho.
2020 fue completamente diferente porque fue un año atípico para todos. La pandemia ha acelerado el trabajo digital, la seguridad cibernética y la recopilación y el mantenimiento de datos. Aun así, fue un año interesante: escuchamos a colegas de los bufetes de abogados e hicimos 160 webinars con casi 100.000 suscriptores. También realizamos un congreso digital con casi 13.000 participantes.
La IBA no dejó de hacer nada de lo que hizo anteriormente. Trabajamos desde casa y fue un gran éxito. El derecho realmente está experimentando una transformación basada en la tecnología, pero los abogados tenemos una tendencia a resistirnos un poco. Necesitamos comenzar a enseñar tecnología en las facultades y cursos de Derecho. Los abogados que saben más sobre tecnología y de cómo usarla serán los más respetados y buscados.
¿Cuáles son los desafíos de la IBA para acceder a la justicia en el mundo actual? ¿Qué regiones representan un desafío?
No es solo una cuestión de acceso a la justicia, sino del Estado de Derecho, que es una colcha de retazos: incluye libertad de prensa, independencia del poder judicial, de los abogados, de los fiscales y pasa por la democracia. Una colcha de retazos que está amenazada en todo el mundo, así como la libertad de expresión. Si ponemos ejemplos de países como Estados Unidos, el nuestro (Brasil), tantos otros como Polonia, Hungría y casi todos los países centroamericanos, estamos viendo ciertas amenazas al Estado de Derecho.
El problema del acceso a la justicia es un asunto serio en todo el mundo. No hay un solo país donde la gente tenga acceso al 100 %, ni en Finlandia ni en Suiza. Siempre hay una parte de la gente que no tiene acceso.
En Brasil y otros países la dificultad es enorme. Hay pocos abogados e instituciones con trabajo pro bono y no se cuenta con una formación especializada para jueces y abogados para facilitar el acceso a la justicia.
Tengo fe en que los jóvenes puedan reformar el ejercicio de la abogacía, algo que se ha ejercido de la misma manera durante los últimos mil años. El profesional se pone la toga, la peluca, habla de forma enrevesada y nadie entiende nada de lo que dice. La defensa está cambiando y el cliente quiere al abogado como una especie de evaluador de riesgos. Ese es el papel del abogado del futuro.
Además de los despachos de abogados, contamos con otros actores de la profesión: despachos de auditoría, grandes despachos de contabilidad y consultores externos.
Tenemos que ir tras estos cambios. Cuando esta pandemia termine, estaremos en un espíritu de renovación, felices de habernos salvado, dispuestos a hacer cosas buenas a nuestro alrededor y dispuestos a cambiar. El abogado no puede ser un profesional caro al que nadie se pueda acercar, porque lo que hace nadie lo entiende.
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¿Cómo ve el tema de la diversidad en el mundo legal? ¿Cómo ha manejado la IBA este asunto?
Hoy en día este es un tema muy serio y he estado participando activamente en todo lo que ha pasado. El Papa dijo el otro día que se puede tolerar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Este es el resultado del trabajo realizado directamente por la IBA. Fuimos a El Vaticano, hablamos con el cardenal y el secretario de Estado y obtuvimos un resultado absolutamente fantástico, que fue el Papa dando esa declaración. Diversidad e inclusión son las palabras clave, pero es una lucha que perdimos.
¿Por qué?
Llevamos 30 años hablando de esto y no hemos podido cambiar nada. Hoy en Nueva York solo el 12 % de los socios en las firmas son mujeres y de este total, solo de 2 % a 3 % son negras. La diversidad no es tener mujeres en la industria legal, no es admitir mujeres en la plantilla, es tener mujeres al mando.
El Colegio de Abogados de Brasil (OAB, por sus siglas en portugués) nunca tuvo una presidenta, la IBA tuvo una presidenta y ahora tendrá una vicepresidenta que será mi sucesora. Tenemos que estar atentos a las firmas e instituciones en materia de inclusión. No se trata solo de que tengas mujeres, sino de un buen presidente de la República o un buen representante LGBT al frente de una nación.
¿Y cómo se discute el tema LGBT?
Con respecto al tema LGBT hoy, las diferencias entre cada una de estas denominaciones son tan grandes que deberían discutirse por separado. Es necesario diferenciar al gay de los transgéneros e intersexuales, por ejemplo. Es hora de hablar de estas minorías de forma aislada para comprender el problema de los demás y una forma de acción.
La homofobia es una de las características más horrendas de la humanidad, como lo es el prejuicio racial. Hoy en día 70 países condenan las relaciones masculinas homosexuales, las tipifican como un delito.
En 12 países la homosexualidad se castiga con la pena de muerte, por ejemplo, en Brunéi donde el año pasado el sultán emitió una ley que dice que las relaciones homosexuales y el adulterio se condenan a muerte por lapidación en un lugar público que debe tener más de 50 personas. Al mismo tiempo, nadie dice que las relaciones de mujeres homosexuales estén prohibidas en ninguno de estos países. Esto demuestra solo un sexismo brutal en el que un hombre no puede ser homosexual, una mujer puede porque quizás los actos homosexuales femeninos agradan a los hombres.
Entonces tienes que luchar de todas las formas posibles. El sultán de Brunéi tiene varios hoteles y en la IBA hemos decidido que nuestros eventos ya no se realizarán en esos hoteles, que forman parte de una gran cadena internacional.
Hay otro tema importante a discutir y que todavía ocurre en al menos 30 países de África y Medio Oriente y en algunos lugares de Asia y América Latina: la ablación, una mutilación genital femenina que le quita el placer a la mujer, una realidad que afecta a 200 millones de niñas y mujeres, según Naciones Unidas (ONU). ¿Cómo evalúa esta práctica?
Tenemos equipos formados que van a países de África para intentar proteger. Es un delito institucional porque no existe una ley al respecto. Nace la niña y al día siguiente va la abuela con una navaja y la mutila: todos beben, se alegran y se mantiene la tradición. Hay una modelo negra de Somalia (Waris Dirie), que sufrió esta mutilación.
¿Cómo analiza la cuestión del racismo?
Hay que actuar contra el racismo, de nada sirve pensar que no eres racista porque está presente en todos los países. En Brasil, la abolición de la esclavitud en 1888 se hizo mal, dejó a toda esa población negra en medio de la calle sin nada para comer, sin trabajo, sin nada.
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¿Cuáles son los desafíos de la IBA en 2021 con la nueva administración?
Por primera vez en la IBA tendremos un presidente negro y africano, que es un querido amigo (Sternford Moyo) uno de los grandes abogados de Zimbabue, un hombre que lucha por los derechos humanos y la inclusión social. La vicepresidenta será una mujer, la española Almudena Arpón de Mendivil.
Así que eso en sí mismo es un soplo de aire y oxígeno nuevos en nuestra asociación. Por supuesto, nos preocupa cuánto durará esta pandemia porque nuestro negocio en la IBA es el contacto de persona a persona, vamos a cada lugar y brindamos capacitación, lo que se echa mucho de menos. Espero que el año que viene volvamos a tener contactos cara a cara, para ser lo que siempre hemos sido, una asociación en la que las personas siempre se encuentran, se conocen, intercambian experiencias y ayudan al mundo.
¿Qué le dice a los nuevos profesionales sobre el mundo del derecho de ahora en adelante?
Lo que le diría al joven abogado es: cuide el Estado de Derecho que el Estado de Derecho se encargará de ti. Sin Estado de Derecho no hay abogados ni defensores y la ley no tiene valor. Sin esto, la Constitución no tiene valor y el abogado no tiene lugar. Porque solo entonces podremos actuar como abogados.
Usted es el primer presidente brasileño de la IBA. ¿Cómo analiza la situación en Brasil?
Perdimos el protagonismo en el mundo que con gran dificultad habíamos conquistado. Este Gobierno, en mi opinión, se equivoca en la gran mayoría de las cosas que hace y, de alguna manera, quitó el protagonismo de Brasil en temas que conquistamos con un trabajo enorme, logrado con la importancia de Itamarati (organismo que concentra la toma de decisiones de la política exterior) y la relevancia del Supremo Tribunal Federal (STF). Brasil estará algo aislado con Jair Bolsonaro.
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