María Eugenia Cantenys: “El Derecho Laboral es un desafío constante”

María Eugenia Cantenys: “El Derecho Laboral es un desafío constante”
María Eugenia Cantenys: “El Derecho Laboral es un desafío constante”
Fecha de publicación: 04/09/2017
Etiquetas: rompiendo moldes

Tuvimos la oportunidad de hablar con María Eugenia Cantenys para nuestra serie de entrevistas Rompiendo Moldes. Como ya indicamos, en esta serie conversaremos con destacadas abogadas de la región. En cada encuentro nos hablarán de sus carreras, especialidades, de su evolución personal y laboral, además de los retos que todavía encara la profesión.

Cantenys es asociada en Marval, O’Farrell & Mairal e ingresó en la firma en 2011. Con ella profundizamos sobre la práctica laboral en un país “tan cambiante” como ella define a Argentina.

—¿Cuál es su carta de presentación como abogada?

—Soy abogada laboralista. Siempre trabajé en estudios jurídicos y caí en el derecho laboral un poco por casualidad, hace 10 años. Antes ejercía civil y comercial. Marval O’Farrell & Mairal es el más grande e importante de Argentina, mientras que yo antes había estado en estudios más medianos. Me gusta mucho lo que hago, ser abogada laboralista en estos tiempos es bastante interesante.

Estoy en un equipo en el que trabajo con dos socios. Asesoramos a empresas, pero no hacemos litigio. La mayor parte del tiempo trabajamos con empresas de fuera, aunque también locales, tengo un poco de todo, ¡no me aburro!

—Cuando mira atrás y hace una valoración de lo que ha andado hasta ahora en su carrera ¿qué experiencias y qué personas han tenido mayor impacto en lo personal y lo laboral?

—Sin duda mi familia. Yo no soy de Buenos Aires, soy de un pueblo bastante chiquito del interior. En esos casos normalmente toca venir a las ciudades grandes a estudiar y mi familia me apoyó en todo. Mi papá es contador y él siempre tuvo mucha pasión por su profesión. Pienso que él me transmitió el poner pasión a lo que haces.

En lo profesional siempre tuve la suerte de trabajar con gente que ha sido muy generosa conmigo. Me rodeo de gente muy capaz, que me ayuda, tiene paciencia y me enseña. El nivel profesional en Marval es muy alto y muy generoso. Ellos están muy abiertos a la consulta y escuchan mis puntos de vista. Pero no solo ellos, todos los compañeros, trabajamos con puertas abiertas y podemos consultarnos en todo momento. Para mí eso es muy valioso.

—¿Qué es lo más satisfactorio y lo más frustrante de ejercer el Derecho Laboral en Argentina?

—En realidad es muy desafiante todo el tiempo, porque nosotros asesoramos y defendemos a empresas. En Argentina, como en gran parte de América Latina, casi todas las leyes y los jueces laboralistas son pro trabajador. A veces, incluso teniendo argumentos claros y fuertes, las sentencias son adversas. Lo más frustrante en algún punto es eso, saber que la empresa hizo todo bien y que aun así el trabajador puede reclamar. No saber si todo está tan claro para un juez es un reto para con los clientes.

Lo satisfactorio es ese desafío constante. Encontramos situaciones muy creativas del otro lado, nosotros tenemos que ser más creativos todavía. La satisfacción está en que salgan bien las cosas con este clima adverso. No digo que sean las leyes, a veces las leyes se hicieron con otro fin pero son mal usadas por gente que no tiene realmente la necesidad. Pero está bien buscar alternativas dentro de lo legal. Es una pelota que no para y eso está bueno en un país tan cambiante.

—Muchas veces se usan las redes sociales con la intención de revisar el perfil de un candidato, más allá de su CV. Sin ser ilegal, puede abrir un debate sobre si esto es ético o no ¿Qué opina?

—No me parece mal que el empleador quiera saber cuál es el perfil del candidato, en la medida en que esa información no sea usada en contra del candidato, o no condicione al empleador. No hablaría de lo ético, pero sí me parece que está bien y en definitiva los usuarios de redes suben información que saben que es pública. No me parece mal que el empleador acceda a una información que el candidato publicó de forma voluntaria. Me parece bueno saber cuáles son los gustos e intereses de la persona que se va a incorporar a la empresa.

—¿Se ha asentado la cultura de la responsabilidad social corporativa y responsabilidad familiar corporativa en las empresas argentinas?

—A mí me parece que no lo suficiente todavía, estamos menos que a mitad de camino. Por ahí la responsabilidad familiar se ve un poquito más avanzada. Lo veo de cerca, porque además de lo que hago en mi trabajo soy voluntaria en una fundación desde hace más de cuatro años. En la fundación el objetivo es promover la inclusión social de los sectores más vulnerables de Argentina. Uno de los proyectos en los que participo como voluntaria son las salidas de noches para hablar y acompañar a la gente que está en la calle. Esto me ayuda a completar mi visión desde lo profesional. Coordino algunas sedes del interior desde Buenos Aires y viajo mucho a lugares vulnerables. Con los clientes hablamos mucho de la responsabilidad social corporativa. Me parece que las empresas internacionales sí están interesadas y lo tienen claro. Las locales no lo tienen tan presente, puede que por desconocimiento. Es algo bastante nuevo acá.

—¿Existe algo de recelo a tener que invertir más dinero para poder llevar a cabo esa responsabilidad?

—Sí va un poco por ahí. Es el desconocimiento, creen que es una pérdida de tiempo, que no sirve, que no pasa nada…creo que es por falta de información.

—Volviendo al clima con los jueces laboralistas ¿Qué opinión le merecen las calificaciones por parte del Presidente Macri de “la mafia de los juicios laborales”? ¿Cuáles diría que son los puntos más controvertidos a debatir sobre negociaciones colectivas en su país?

—Yo no hablaría de mafias, pero sí hay una industria, porque el litigio en Argentina es gratis para el trabajador. Esto conlleva que los abogados incentiven a litigar porque “si sale mal, no pasa nada”. Eso trae consecuencias. Esa industria del juicio de la que se habló durante años, está siempre presente. Siempre está relacionada con determinados tipos de juicios, sobre todo los con los accidentes laborales. Los números en Argentina demuestran que cada vez son mayores, a pesar de que se hizo una reforma de la Ley de Riesgos del Trabajo y se está estudiando. Lo bueno es que el debate está sobre la mesa y se estén buscando alternativas.

Respecto a la negociación colectiva, los sindicatos aquí son fuertes y en muchos casos son agresivos. El Derecho Colectivo que yo estudié en la facultad probablemente nunca lo haya aplicado en la práctica. Los abogados llegamos a negociar con los sindicatos con toda la teoría y hay que dejarla en la puerta, porque en definitiva ellos saben que el fundamento legal no les interesa. Vivimos en un contexto inflacionario con un gobierno que no nos daba números claros. El tema de la negociación del salario era uno de los puntos más importantes de la negociación.

—Hablemos de un reto a nivel global para el mercado laboral, la “feminización de la pobreza” a través del trabajo no remunerado que ejercen las mujeres. ¿Cómo se enfrenta la profesión ante la falta de visibilidad de trabajos tradicionalmente femeninos como el sector de los cuidados? ¿Son suficientes las herramientas legislativas en Argentina para enfrentarse a este problema social?

—Lo primero que se me viene a la cabeza es que nos falta para hablar de la feminización de la pobreza, porque tenemos un desafío mucho más importante como es la pobreza en general y el trabajo no registrado. Pienso que tiene que ese tiene que ser el enfoque.

La falta de trabajo registrado acá y la pobreza son un desafío muy importante. Venimos de un gobierno que puso mucho foco en esto y que trató de proteger más a la mujer. El gobierno de ahora continúa en esa línea, pero también haciendo un análisis, porque si bien el anterior gobierno cuidaba estas políticas, no era tan ordenado a mi parecer. Las herramientas nunca van a ser suficientes mientras siga habiendo tanta pobreza. Yo pienso en lo que veo en la calle en las recorridas nocturnas que hago como voluntaria, donde veo muchos más hombres que mujeres. Pienso que tiene que ver con que la mujer no contempla no salir a trabajar y que tiene otros incentivos, aunque quizá me equivoque.

Cuando hablamos de diversidad, hay mucha tela que cortar, lo veo en los congresos y seminarios internacionales en los que participo, pero ciertamente eso es en cuanto a los trabajos remunerados. Con el tema de los trabajos no remunerados, el anterior gobierno lo tenía presente, pero no sé si hemos llegado a tal análisis de profundidad, al de la feminización de la pobreza.

—En cuanto a políticas sociales y de incentivación del empleo ¿Cuáles son los beneficios a largo plazo para una empresa de planes de inserción laboral como el “Plan Empalme”?

—Este plan se anunció hace poco, por lo que creo que todavía se está analizando el impacto. No sé si estoy en condiciones de hablar a largo plazo. Me parece que es una buena forma de reinsertar a la gente en el mercado laboral. Claro que se abrirá otro debate, por la falta de posibilidades para aquellos que no estén cobrando planes, podría decirse que están en desventaja. Pero creo que es un beneficio a largo y a corto plazo insertar a una masa de gente.

—Por último, ¿qué percepción tienen potenciales clientes internacionales de la legislación laboral en el país? ¿Cuáles son los puntos fuertes y cuáles son los débiles en cuanto a prestigio internacional?

—Somos un país interesante porque hay mucho vaivén político, fuimos de un tipo de gobierno a otro totalmente diferente. A un cliente internacional le cuesta entender a veces estas situaciones. Aunque cumpla con todo, tenemos que decir que un juez - por más que todo esté en regla – podría interpretar que no, por lo que hay cierto riesgo. Eso es lo negativo.

Lo bueno es que en Argentina se puede despedir, en otros países de América Latina no. Cuando despides, las indemnizaciones están en parte tarifadas, por lo que la empresa puede hacer estimaciones del costo de un despido. Si bien hay riesgos, se sabe que en ciertos casos los costes de indemnización son más altos y entonces se puede estimar. Es cierto que los sindicatos están muy vigilantes, ese podría ser un punto débil, pero son temas de los que actualmente se está hablando. Creo que Argentina se puede convertir en un país más atractivo para los clientes internacionales de lo que lo fue en los últimos años.

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