En el mapa latino hay pocos códigos civiles o familiares que definen al matrimonio de una forma no excluyente para personas del mismo sexo: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Uruguay, Guayana Francesa e Islas Malvinas. Puerto Rico también reconoce el matrimonio igualitario. En otros países, Chile, Islas Caimán y Bolivia, se adhirió a su normativa la figura de unión civil para el reconocimiento de los derechos civiles y patrimoniales de las y los convivientes del mismo sexo.
Hay una tercera y hasta cuarta categoría en el reconocimiento de la diversidad sexual a través de las leyes, respecto de la vida conyugal: en 21 entidades federativas de México es posible contraer matrimonio para las parejas del mismo sexo, aunque en tres de estas entidades el trámite es más complicado. Si bien la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha fallado por la igualdad, las normas de estos estados no han sido reformadas. La cuarta categoría es el reconocimiento a nivel municipal: esto ocurre en algunos municipios de Guerrero, Querétaro y Zacatecas.
La última entidad que se suma a la lista del reconocimiento de este derecho es Baja California. Se aprobó una reforma a su código civil hace apenas 15 días.
Andrés Jaramillo-Mejía, abogado especializado en propiedad intelectual, business development y marketing manager en la firma internacional Greenberg Traurig, en la oficina de Londres, explica que la falta de derechos igualitarios es la imposición de una barrera social para que, a través de las leyes, se les repita a las personas LGBTTIQ+ que no encajan en el lugar en donde viven. Las afectaciones son transversales.
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Jaramillo-Mejía es bogotano. Colombia es uno de los pocos países en reconocer, a nivel nacional, el matrimonio igualitario e incluso la adopción homoparental. Ambos desbloqueos se formularon de manera decisiva hasta 2016.
“Crecí y seguí en Colombia hasta los 29 años. La posibilidad de casarme o adoptar era algo que yo simplemente no me planteaba: en aquel tiempo la sociedad no reconocía para mí ser esposo ni ser papá porque me identifico como homosexual. La identidad viene aparejada con ‘qué alternativas tengo’. Si no hay legislación sobre la posibilidad de casarte, pues ¿por qué te preguntarías si quieres casarte o no? Se pueden entablar relaciones, pero no van a llegar al punto de ‘matrimonio’ porque no está disponible. En el momento en que la ley cambia y te da esa oportunidad, entonces te planteas esa pregunta”, menciona.
Adopción homoparental
La lista de países que aprueban la adopción homoparental es aún más reducida: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. En México este derecho solo lo reconocen 16 estados de la república.
“Me vine a Londres cuando tenía 29 años y acá ya existía la posibilidad de adoptar. Muy rápido, en 2 o 3 años, empecé a darme cuenta de que yo quería ser padre. Esa idea, en gran medida, me la había estado reprimiendo. Antes era algo que no estaba dispuesto a aceptar o a contemplar en mi vida pero al momento de saber que podía hacerlo, la idea se manifiesta y quiero casarme, y quiero ser padre. Encontré a mi pareja, con quien me casé, llevamos casados 5 años y también tenía esa inquietud de adoptar e iniciamos el proceso. Esto ha sido la cosa más maravillosa de mi vida: tenemos un niño hermoso, super activo, super alegre”, detalla.
El reconocimiento de estos derechos ha avanzado muy lento y aún hay cuestiones que colocar sobre el papel: apenas el año pasado, la Corte Suprema de Estados Unidos emitía un fallo para prohibir la discriminación, por orientación sexual, en el trabajo. Es importante homologar hacia la inclusión al derecho laboral, en vías de una vida familiar plena para las personas LGBTTIQ+.
En varios países de América Latina aún se discute si las licencias de paternidad deberían extenderse lo mismo que las licencias de maternidad. Otras discusiones se centran en crear nuevas licencias para “casos especiales”, por adopción, por la muerte de uno de los progenitores o por la muerte de ambos progenitores, caso por el que se entrega a los menores a un familiar o a una casa de cuidado.
En Argentina, luego de una acción, se otorgó una licencia por 90 días a una pareja homoparental que había adoptado y así se desbloqueó este derecho. Esto sucede en la mayoría de legislaciones: el trámite se hace a través de una vía larga, a la falta de un espacio para la inclusión de todos los tipos de familia en las normas.
Por ejemplo, en Colombia hay dos licencias legales recién reformadas: para las madres que acaban de tener un parto, 18 semanas; de las que 6 pueden ser compartidas. Para los padres, 2 semanas que progresivamente se podrán incrementar a 5.
“Las leyes laborales son importantes en este tema. Al momento en que yo adopté me dieron la oportunidad de tomarme un año de licencia. Aquí sin importar si eres hombre o mujer, gay, lesbiana, transexual; si adoptas es exactamente igual que una licencia de maternidad y desde el día que el niño o la niña se viene a vivir contigo a casa, tienes este derecho. Sí reconozco que y doy gracias a la vida por la fortuna de poder estar en una sociedad que me permitió adoptar, y estar en una firma que me permitió tomarme mi licencia sin ninguna discriminación”.
¿Cuáles son las implicancias de ser completamente abierto?
Andrés Jaramillo-Mejía. Ser completamente abierto, para mí, es estar tranquilo con quien soy, con mi personalidad, con mi forma de llevar la vida, con mi identidad sexual. Ser abierto en el trabajo significa simplemente que no tengo que esconderme y no tengo que aparentar que soy una persona que no soy.
Ya se ha demostrado que entre más tranquilas y libres se puedan sentir las personas, sobre ser una sola en la casa, con la familia, con los amigos, en el trabajo, el desarrollo profesional y la calidad de vida, la capacidad de hacer las cosas o ejecutar cualquier labor, va a ser mucho mejor, con mayores niveles de eficiencia.
¿Es importante comunicar la identidad sexual en el trabajo?
Andrés Jaramillo-Mejía. He tenido la fortuna de trabajar para Greenberg Traurig, una firma bastante comprometida con la causa de las mujeres, de las minorías étnicas, de las minorías sexuales y, ahora que está muy discutido aquí en el Reino Unido incluir a personas de todas los estratos económicos, también con ello.
Entonces es un espacio realmente cómodo para decirse LGBT sin ningún problema. en espacios así deja de ser algo importante incluso. Entiendo que no siempre es así y que decirlo o no decirlo en el trabajo resulta una situación muy complicada. A veces no sabemos en qué ambiente vamos a llegar y desafortunadamente hay discriminación, todavía existe.
En Greenberg Traurig hay un seguro que, en caso de que nos pase algo, le permitiría seguir viviendo cómodamente a la persona que se reconozca como beneficiaria. Yo el día dos puse como beneficiario a mi esposo y nadie me preguntó absolutamente nada, no hubo ningún comentario al respecto.
Mi consejo, para alguien que sea LGBT en esta profesión, es que antes de ingresar a una firma, se cerciore de que se encontrará con un buen ambiente de trabajo para hacer el o ella mismos y donde no van a encontrar discriminación.
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