Técnica y con mucha disposición a explorar en profundidad, Elysangela de Oliveira Rabelo Maurer ofrece un perfil bien especializado en el sector de sus principales clientes: las ciencias de la vida y la salud.
Para ello estudió Biotecnología además de Derecho. Entiende que para asesorar sobre la regulación de un producto, es necesario mirar al cliente “de una manera más profunda”.
— ¿Cuál es su carta de presentación como abogada?
— Soy una abogada de Derecho Corporativo, en el área de fusiones y adquisiciones, además de estar especializada en ciencias de la vida y la salud. Comencé en el área de M&A hace años. En la parte de ciencias llevo ya 12 años. Básicamente me encargo de los proyectos que tienen que ver con estas disciplinas. También hago consultoría en temas que tienen que ver con el área regulatoria.
— Cuando mira atrás y hace una valoración de lo que ha andado hasta ahora en su carrera, ¿qué experiencias y qué personas han tenido mayor impacto en lo personal y lo laboral?
— Creo que lo más importante en mi carrera es haber entrado en TozziniFreire hace ya 12 años, tener la oportunidad de trabajar en una estructura tan compleja y especializarme en el área de salud. Ese fue el gran cambio de mi vida. Yo quería dedicarme a este sector para comprender mejor la vida, conocer la regulación del sector para asesorar y apoyar en los proyectos que pueden mejorar este sector en Brasil.
En cuanto a personas, mencionaría a nuestro socio fundador, José Luis Salles Freire. Él fue un gran mentor y me incentivó a actuar en ambas áreas, la de corporativo/M&A y regulatorio de la salud. Me dio grandes consejos para combinar las dos partes y prestar así un servicio jurídico de calidad, con una visión de negocio más profunda. Yo ya me sentía atraída por el sector de la salud en Brasil. En aquel momento quería dedicar mucho más tiempo a asuntos regulatorios. Él me dijo, “la belleza de lo que haces está hacerlo todo en conjunto”. Y así es. Poder brindar al cliente la experiencia de un abogado que conoce las dos cosas: el mundo corporativo y el mundo de la regulación. Eso, cuando lo recuerdo, realmente me causa escalofríos, porque hace toda la diferencia. Cuando doy servicio a un cliente, lo hago de manera profunda, estudiando la complejidad de las estructuras del sector. Todo eso hace que el servicio que das sea de mayor calidad.
— De no haber sido abogada, ¿qué otra profesión cree que habría desempeñado con éxito y pasión?
— Hoy en día, creo que podría ser médica, tranquilamente. Tengo mucha pasión por el área de salud. Desde luego que si tuviera tiempo u oportunidad me pensaba entrar en una facultad de Medicina.
— ¿Qué es lo más satisfactorio y lo más frustrante de trabajar como abogada en el sector de atención sanitaria de Brasil?
— Lo más satisfactorio, sin duda, es poder contribuir a la construcción de un sistema de salud mejor y más avanzado. Estamos muy activos en la aproximación a los temas de tecnología e innovación con empresas punteras. Todo eso tiene, lógicamente, el fin de mejorar la experiencia del paciente. La intención es ayudar al cliente a hacer nuevos productos para Brasil, acompañarle en entender cómo es la regulación para traerlos. Esa aproximación a las nuevas tecnologías en las ciencias de la vida y la salud en los hospitales, mejorar el sistema de cumplimiento, trabajar para que las relaciones entre médicos y pacientes sean cada vez más transparentes, todo siempre pensando en mejorar la experiencia del paciente…todo eso es, sin duda, muy gratificante.
La frustración siempre viene un poco del marco regulatorio. La regulación de productos en esa área tiene muchas restricciones. El tiempo de adaptación del producto y las licencias con empresas, es un proceso muy largo, hay todavía mucha burocracia en el sistema brasileño. Todo eso es al final una barrera para atraer más inversión. Tenemos que lidiar con esa frustración, que es nuestra losa. Tenemos que hacerlo, sobre todo, pensando en el lugar del cliente cuando se encuentra con todas estas dificultades. En cualquier caso, estamos trabajando para mejorar todo eso.
— Además de la carrera de Derecho, ha estudiado Biotecnología, en los campos de Alimentos, Medio Ambiente y Medicina. ¿Qué aconsejaría a los jóvenes abogados que quieran trabajar en el sector sanitario? ¿Cómo empezó en esta área de práctica y qué la diferencia académicamente de otras?
— La idea de hacer ese curso fue conocer el producto del cliente. Allá por el 2008 fue que comenzamos más aquí en Brasil a hablar de Biotecnología en el área de salud. La idea era sobre todo entender qué es todo eso. Creo que mi consejo para otros abogados jóvenes es que conozcan el negocio del cliente, el que sea. De verdad creo que se practica la abogacía mucho mejor si una está bien formada en el sector de la gente para la que trabaja. Si tienes que asesorar sobre la regulación de un producto, es necesario mirar para el cliente de una manera más profunda. El asesoramiento va a ser mucho más adecuado. Creo que ser un abogado generalista no te diferencia de otros profesionales.
— El sector sanitario está además muy ligado al desarrollo de la tecnología. Recientemente fue sancionada en Brasil la Ley General de Protección de Datos (nº 13.709/2018). ¿Qué trae de nuevo esta ley que ha sido calificada como una de las leyes más avanzadas en seguridad digital?
— Esa ley, en términos generales de protección de datos, trae mucho de lo que se está haciendo con el RGPD europeo. Es algo que ya estaba llegando a Brasil con las empresas multinacionales e incluso empresas brasileñas que trabajan con clientes en operaciones cross-border. Por tanto, ya había un movimiento de adaptación para ese patrón nuevo de protección de datos.
Creo que desde el punto de vista general, tenemos ya asumidas algunas de las cosas que la ley trae. Brasil ya tenía reglas específicas en cuanto al uso y protección de datos, por ejemplo en el código de defensa del consumidor o en la legislación federal. Las restricciones de nuestra legislación tenían que ver con reglas más específicas sobre consentimiento. Muchos de los conceptos que teníamos - por ejemplo en investigación química – y que trae también la ley, tienen que ver con informar sobre la utilización de esos datos. Ese concepto de “consentimiento informado” fue incorporado por la ley de Protección de Datos en Brasil.
— ¿Qué implicaciones va a tener en el sector de la salud?
— En esta área específicamente no supone mucha novedad, porque el tema de protección de datos de salud ya estaba regulado. La ley trae reglas más específicas para el trato de información en el área, además del concepto de “anonimización”, que es muy importante. Trae también la posibilidad de la venta de datos y novedades en cuanto a cuestiones de derecho penal, por dónde colocar la facturación de la empresa. Se organizó un poco tal vez el raciocinio estructural de protección de datos en Brasil y se consolidó la idea, obviamente, de que los pacientes han de ser los más beneficiados con todo esto.
Está claro que hay una conexión con la llegada del RGPD. Es un hecho que el desarrollo de la tecnología hace esto muy necesario, cada vez trabajamos más con plataformas y aplicaciones tecnológicas. El concepto de consentimiento informado tiene que ser muy trabajado en esa parte. La regla es que hay que asegurarse de que un paciente sepa exactamente qué se va a hacer con sus datos, tanto ahora como en el futuro. Hay mucha gente trabajando en el uso de estas plataformas para mejorar. Para los hospitales todo esto es bastante nuevo y muy apasionante. Se está trabajando mucho en mejorar y ser la vanguardia.
— ¿Qué opina de la mediatización que ha sufrido la justicia brasileña en los últimos años? ¿Cree que ha sido para el beneficio de las instituciones y la democracia?
— Sin duda, creo que asuntos como por ejemplo la operación Lava Jato, o la ley Anticorrupción, - influenciada por las normas de otros países- han supuesto un cambio enorme en cómo las empresas se tienen que relacionar con el poder público. En cómo el ente público necesita reorganizar su funcionamiento, su forma de hacer política y su forma de relacionarse con todo. Esto trajo a Brasil una conciencia muy grande sobre cuestiones que no formaban parte de lo cotidiano, por lo menos entre la mayoría de la población. Sin duda, trajo una moralización mucho mayor para las empresas en general y para el ente público una nueva forma de operar en relación a lo privado. Esto, obviamente, ha tenido un impacto en TozziniFreire, que tiene una práctica de compliance muy fuerte. Tenemos excelentes ejemplos de casos en los que iniciamos procesos para prevenir corrupción. Creo que esto está cambiando el panorama de Brasil y América Latina en general, lo cual es muy positivo.
Otro aspecto es, cómo eso está afectando a nuestro día a día. Tenemos a los medios y a mucha gente opinando. Eso tiene un lado que aumenta por ejemplo en la población el sentimiento de poca credibilidad, a la vez de provocar un efecto en la situación económico-social del país. Creo que lo que necesitamos fomentar, como brasileños, es aceptar que es un pedazo de nuestra realidad que no puede dejarse de revisar y combatir, y lidiar con ella. Pero Brasil tiene muchas cosas buenas. Tiene mucho desarrollo, está luchando contra toda esta crisis con mucha firmeza y hay muchas oportunidades de crecimiento. Necesitamos ser más optimistas respecto a nuestra realidad y mirar hacia las oportunidades. No dejarse abatir por este momento de crisis política y ver las cosas buenas que tiene el pueblo brasileño.
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