El gobierno de Javier Milei dispuso el cierre de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), máxima entidad tributaria de la Argentina. Según las autoridades, la disolución de la agencia le permitirá ahorrar 6.400 millones de pesos anuales al Estado (cerca de 5,1 millones de dólares, al tipo de cambio paralelo).
“La AFIP dejará de existir y en su lugar se va a crear la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), con una estructura simplificada, compuesta por las Direcciones Generales de Impuestos y de Aduanas”, informó este lunes el vocero presidencial, Manuel Adorni.
El nuevo organismo recaudador estará a cargo de Florencia Misrahi, quien hasta el momento del anuncio era titular de la AFIP. Se suman al equipo Andrés Gerardo Vázquez y José Andrés Velis, quienes asumirán como titulares de la DGI y la DGA, respectivamente.
En contexto, de acuerdo con Augusto Mancinelli, socio y Head of Tax de DLA Piper Argentina, hace décadas que la AFIP venía creciendo no solo en tamaño sino también en intervención, sobre todo en la vida privada de las personas y el comercio, pero sin mejorar la recaudación.
"El aumento en la recaudación ha estado muy por debajo de la inflación, lo que indica que la AFIP no logró atacar a su peor enemiga, la informalidad. Se calcula que la evasión en el IVA ha llegado a un alarmante 60 %, y el trabajo no registrado presenta cifras similares. Por eso, más allá del cambio de nombres, consideramos que la reestructuración se debe a un cambio de paradigma en el organismo, que tiene por objeto lograr una estructura más eficiente, menos costosa y mejor orientada a los objetivos de la ARCA”, refiere Mancinelli.
Al disolver la AFIP, Javier Milei avanza con una de sus grandes promesas de campaña: el recorte del empleo público. De hecho, se estima que el gobierno reducirá, en un 45 %, los cargos superiores y, en un 31 %, los inferiores. “Eliminaremos el 34 % de los cargos públicos”, adelantaron.
“La AFIP ha fracasado estrepitosamente en volcar a la economía formal a aquellos que se mueven en la informalidad, poniendo una sobrecarga sobre los contribuyentes que sí operan en la formalidad. En este sentido, creemos que el cambio viene de la mano de un objetivo más noble, que consiste en aumentar la masa de contribuyentes, en vez de poner más peso en los contribuyentes ya registrados. Creemos que el organismo hará un uso más racional y eficiente de las herramientas de inteligencia fiscal”, señala el especialista.
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¿Qué desafíos surgen en términos de transparencia y evasión fiscal?
“Los desafíos son enormes. Los organismos de recaudación deben ser transparentes, fácilmente auditables, con controles cruzados y una reputación intachable. Entendemos que hoy en día esos requisitos no se cumplen, sobre todo en el caso de la DGA. Por eso, cualquier reforma de estructura que no venga acompañada de una verdadera depuración en términos de transparencia sería fútil", opina el socio de DLA.
Con respecto a la evasión, dice, los retos también son titánicos, pues el porcentaje de la economía que se mueve en la informalidad hoy está en sus máximos históricos y el gran desafío de la nueva ARCA será aumentar la masa de contribuyentes, y para lograrlo deberá hacer uso de una estructura ágil, seria e irreprochable.
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