El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ha servido como foro para denunciar las deudas sociales y legales que se tienen con las mujeres. Es una fecha de protesta y lucha por la igualdad entre mujeres y hombres en diversos temas como el acceso a la educación, la equidad salarial, la representatividad en los puestos de decisión y respecto de su derecho a elegir sobre su cuerpo. La fecha recuerda los avances ya alcanzados y el largo camino que queda por delante.
En 2021, por primera vez, el número de abogadas superó el número de abogados en Brasil: 633 mil mujeres versus casi 622 mil hombres profesionales del derecho. Los datos, sin embargo, no permiten entender cómo sucede esto en términos raciales: una encuesta del Centro de Estudios sobre Relaciones Laborales y Desigualdad (Ceert) indicó que solo 2 % de los socios de los despachos de abogados más grandes del país son negros. El número de mujeres negras en estos cargos es aún menor, lo que apunta al verdadero abismo que tienen para acceder a puestos de poder en la profesión.
LexLatin habló con tres abogadas de diferentes especialidades para discutir cómo la discriminación y el sexismo influyen en sus vidas profesionales. Frente a episodios de acoso en casi todos los lados, Gabriela Barbosa, Larissa Xavier y Roberta Duarte cuentan sus historias.
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Gabriela Barbosa, especialista en impuestos, 26 años. “Tenemos que caminar con la OAB pegada a la frente”
Gabriela Barbosa forma parte de lo que se denomina en los bufetes como "abogados jóvenes". Habiéndose graduado hace cuatro años, hoy es parte del estudio legal Dias de Souza, en Brasilia, es asociada especialista en derecho público, con énfasis en derecho tributario, constitucional y administrativo.
Desde la universidad, la abogada señala que notó tratos diferenciados por parte de agentes del propio Poder Judicial por, según cree, su tono de piel. “No sucedió una o dos veces, sino varias veces”, señala.
La recepción que dan los agentes en foros y registros genera ciertas 'huellas' en el desempeño profesional. “Tenemos que caminar con el código de la OAB (Orden de Abogados de Brasil) en la frente”, lamenta. “En las oficinas de registro varias veces he tenido que ser más incisiva para decir que yo soy la abogada”, refiere.
La situación involucra 'cierto cuidado', desde pequeñas formalidades, como el habla, e involucra temas más sensibles, por ejemplo, su cabello.
“He oído de compañeros de profesión, cuando tenía trenzas, que mi pelo era informal, que no tenía la seriedad necesaria para el ejercicio de la profesión. He oído habladurías de que no sería ordenada”.
Barbosa respeta la forma natural de su cabello y, asegura, no lo cambiaría para hacer frente a las presiones externas. “Fue un proceso de construcción de mi propia autoestima y confianza para lucir mi cabello como lo hago hoy”, dice.
En su área, la abogada especialista en derecho público ve que aunque recientemente las mujeres han ganado protagonismo, todavía hay predominio masculino en los puestos de liderazgo, ni qué decir sobre la inclusión de persona afrobrasileñas.
Larissa Xavier, criminalista, 30 años. “No se trata de incompetencia de las mujeres”
Larissa Xavier es especialista en derecho penal. No había materia que le apasionara más desde sus estudios universitarios. Era la única de la clase que quería participar en un juicio con jurado en el momento de hacer sus prácticas profesionales y ya en ese momento se enfrentó a la visión prejuiciosa de sus profesores. “Me dijeron que lo pensara muy bien porque yo era una 'patricinha' —materialista— y que, por lo tanto, nunca atendería a personas en ciudades satélites del Distrito Federal”, recuerda.
El tiempo ha demostrado quién tenía la razón. Hoy con su propio estudio de abogados, Xavier Advocacia, la abogada trabaja dentro de los penales de la capital federal. A pesar de esto, Larissa indica, aún sufre discriminación, a su ver esta es mayor por su edad y género que por su piel.
En su área, los prejuicios también provienen mayoritariamente de los agentes públicos, señala la especialista penal. “En la comisaría hay más agentes hombres, los presos son -en su mayoría- hombres y siempre estamos tratando con hombres, y en determinadas situaciones de poder con el cliente”, dice Larissa, quien señala que las mujeres son incluso una minoría entre las y los criminalistas, ya sea entre los juristas o entre los que trabajan in loco. “Hay casos de clientes que no confían en las abogadas o de delegados que nos dan un trato irrespetuoso, sin profesionalidad, y sigue el tema del acoso”.
“No se trata de la incompetencia de las mujeres, para nada”, dice. “Es una cuestión de la sociedad misma, ya que el trabajo se hace de la misma manera que lo haría un hombre, con la diferencia de que yo soy una mujer”.
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Roberta Duarte, docente, 45 años. “No hablar del racismo es alimentarlo”
En Mato Grosso, Roberta de Arruda Chica Duarte preside la Comisión de Defensa de la Igualdad Racial de la OAB, frente al Estado. Su especialidad, menciona, son las aulas, donde imparte clases desde la década del 2000.
En el espacio entre un pizarrón y las sillas, la abogada buscaba probar un discurso de su madre, descendiente de una larga estirpe negra: “dijo que la educación era la única manera de ganar un poco de espacio en esta tierra”, recuerda.
La vocación por la enseñanza fue también su forma de luchar contra los males estructurales de la sociedad. Así que hoy, ella aboga por un enfoque que aborde los problemas. “No hablar de racismo es alimentarlo. No hablar de este tipo de violencia también la alimenta”, pondera.
La docente recuerda que fueron la comunidad negra, incluidas mujeres, la que construyó el país que hoy conocemos. Ella busca que estas mujeres ocupen puestos de liderazgo: “no es un tema tan fácil de tratar, pero la forma en que se lleva ese abordaje reflexivo a los propios académicos les permite tomar conciencia”, dice. Nadie nace racista”.
Agenda abierta
A las tres profesionales, LexLatin les hizo la misma pregunta: ¿qué no ha entendido la sociedad brasileña, hasta hoy, para que el debate sobre la igualdad avance en beneficio de todas las personas?
Gabriela Barbosa explica que, para avanzar en este debate, es fundamental normalizar los discursos que no están dominados por las mismas voces —blancas, masculinas y mayores—. Este es un papel que debe desarrollarse no solo dentro de la profesión legal, argumenta, nos incluye a nosotros, la prensa.
“Me gustaría volver, en el futuro, para hablar sobre derecho tributario, y no solo hablar sobre el punto de vista de una persona negra”, dice. “Hay que garantizar el poder de expresión a los abogados negros y abogadas negras, además de la propia racialización, este lugar de deshumanización y este proceso de esclavitud que estamos viviendo. Realmente se trata de ocupar otros espacios y tener una voz profesional en ellos”.
Larissa Xavier también explica que la construcción estructural de la sociedad brasileña tiende a dejar a los hombres y mujeres negros lejos de los espacios de toma de decisiones. “¿Cuántas más mujeres pueden ocupar espacios de poder y toma de decisiones?”
Roberta Duarte enfatiza que aún podemos romper con lo convencional para buscar alternativas. “Nosotras, las mujeres negras, necesitamos estar constantemente concienciando y mostrando a la sociedad nuestra valía. En esta construcción lo importante es reflexionar de dónde viene este racismo y violencia de género", cuestiona.
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